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Salones de fiestas: entre las dificultades para volver a operar y los festejos boutique que suenan con fuerza

Se prevén fiestas con no más de 200 personas y nuevos protocolos, una vez que el sector se reactive

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25 de junio de 2021 a las 14:00

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Caja cero, liquidez limitada, perspectivas inciertas.  Así se encuentra la situación de los salones de fiestas, luego de estar 15 meses parados tras la llegada de la pandemia a Uruguay. 

No solo el presente aparece complicado para los empresarios, sino que los meses que vienen resultan poco auspiciosos dado que el sector se encuentra muy dañado para recepcionar demanda

El pasado martes, la Cámara de Eventos del Uruguay (CEU) se reunió en la Torre Ejecutiva con el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado y el asesor presidencial, Nicolás Martinelli. 

La directiva de la CEU planteó la posibilidad de reabrir en julio, con un aforo limitado pero Delgado les explicó que la postura del gobierno es ir “abriendo las perillas de a poco”. Según contó el directivo de la CEU, Matías Ricardi, las autoridades no les dieron una fecha precisa de cuándo podrían volver a operar. 

Sin embargo adelantó que, según estimaciones de Delgado, para setiembre ya podrían estar haciendo eventos con todos los cuidados que el Ministerio de Salud Pública (MSP) designe. 

Por fuera de que esto entusiasma a los actores del rubro, genera interrogantes sobre qué irá a pasar cuando puedan volver. 

La mayoría de las compañías debieron cerrar, por lo que financieramente están muy complicadas para hacerle frente a los respectivos gastos en caso de volver a operar. 
“Alguien que tiene un salón para mil personas, no le conviene abrir para recibir 100 porque lo que genera le alcanza solo para pagar la luz”, puso como ejemplo Ricardi.  

Por otro lado, muchos empleados han decidido abandonar el rubro, dado que buscaron otros trabajos para generar ingresos porque el seguro de paro parcial no alcanzó en la mayoría de los casos.

Esto provoca que los empresarios estén necesitando de nueva mano de obra, lo que requiere un período de capacitación que suele llevar unos cuantos meses. 

Ricardi contó es “la pasión” lo que mantiene a muchos actores del sector con ganas de seguir apostando. Los miembros de la CEU entienden que falta menos para reabrir, pero les preocupa en qué condiciones lo harán. 

En este sentido, confrontan dos elementos clave para el negocio: la calidad de la oferta con el poco dinero que disponen. Algunos están buscando alternativas en préstamos bancarios, como para tener una inyección financiera. Hay otros que intentarán mantener el nivel en base a la demanda que tengan. 

¿Fiestas boutique? 

Bailar, beber y comer: ese momento de disfrute que solían ser los casamientos o cumpleaños parece haber quedado solo en la memoria. Esta forma de festejar no tiene proyecciones de volver en el mediano plazo, ya que se está manejando un nuevo concepto de “fiestas boutique”. 

Gonzalo Maneiro, propietario de Punta Cala y Carrasco Yatch, comentó que en su caso decidió no volver a realizar fiestas que impliquen una gran cantidad de invitados. La razón no solo es por los costos que debe afrontar, sino porque entiende que de cara a lo que viene los eventos multitudinarios no serán viables. 

“Estoy convencido de que todo va a cambiar”, explicó Maneiro. Agregó que el pase responsable, un método que el gobierno está evaluando para garantizar el control sanitario, también implicará la implementación de protocolos y un aforo reducido. 

En Estados Unidos y Europa, se están haciendo fiestas de este tipo, lo que ha tenido un relativo éxito. 

Maneiro consideró que en Uruguay habrá un período de adaptación a esta nueva modalidad, no solo por parte del público sino también de los empresarios. “Se verá traducido en un aumento de precios, porque requiere de empleados nuevos y eso se suma a la situación delicada del rubro”, explicó. 

La cantidad de personas que se estiman en las futuras fiestas, no supera las 200 personas. 

El propietario de la Quinta de Arteaga, Rafael Carritquiry, explicó que esto es un cambio que reafirma la tendencia de las bodas boutique, ya que antes los presupuestos solían ser para cerca de 300 o 350 invitados. 

Postergaciones y reservas

Desde el 13 de marzo de 2020 al mismo período de 2021, se cancelaron y postergaron alrededor de 2.400 bodas y cumpleaños de 15.

Pero de lo que no hay dudas, es de las ganas de festejar que tienen los uruguayos.  Por ejemplo, Maneiro contó que hay muchos interesados que ya están fijando fechas para casamientos, más allá de que el panorama siga empañado. 

El empresario añadió que los potenciales clientes están previendo el año que viene, para concretar la mayoría de los eventos. Ricardi, por su parte, prefirió ser cauto “porque estamos quemados por leche”. 

“Es como una serie, a veces te largan otras temporadas y no te avisan. Esto es lo mismo, no sabés cuándo puede venir otra ola o que el virus vuelva a variar”, afirmó enfáticamente. 

Carriquiry definió el momento como un “stand by prolongado en donde están pasando cosas”. Esto quiere decir que existe una demanda incipiente, de la mano de las nuevas fechas que solicitan los clientes, pero no se pueden dar certezas dado que no saben a ciencia cierta cuándo volverán a operar. 

Como resultado, las fechas postergadas se están acumulando con los nuevos eventos, la mayoría de ellos casamientos. En el caso de Carriquiry, está manejando como fecha clave a partir de enero de 2022. 

“Ahí tendríamos que decir que estamos empezando de cero, pero en realidad vamos a empezar como en -100”, sentenció. 

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