WOJTEK RADWANSKI / AFP

El secuestro de un avión por parte del gobierno de Bielorrusia: ¿carta blanca a los autoritarios del mundo?

Este secuestro por parte del régimen de Lukashenko establece un peligroso precedente. Será observado por países mucho más grandes a los que también les gusta perseguir a sus enemigos domésticos en el extranjero

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27 de mayo de 2021 a las 16:42

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Gideon Rachman

El "orden internacional basado en normas" es una frase aburrida acogida por los diplomáticos, pero que puede parecer un cliché sin sentido. Boris Johnson, primer ministro británico, consideró brevemente darles instrucciones a sus funcionarios para que dejaran de utilizar el término.

Pero si alguien duda de la necesidad de un orden internacional basado en normas, debería considerar lo que acaba de ocurrir con el vuelo FR4978 de Ryanair de Grecia a Lituania. El avión volaba sobre Bielorrusia cuando fue obligado a aterrizar en Minsk, lo cual le permitió al gobierno de ese país detener a Roman Protasevich, destacado periodista bielorruso, quien ha realizado una crónica de la brutal represión en su país. Al parecer, la detención se produjo por orden directa de Alexander Lukashenko, presidente de Bielorrusia, quien ha estado intentando mantener a flote su vida política desde que se robó las elecciones presidenciales de su país el año pasado.

Bielorrusia es un país pequeño con una población de poco menos de 10 millones de personas. Pero este secuestro por parte del régimen de Lukashenko establece un peligroso precedente mundial. Será observado detenidamente por países mucho más grandes a los que también les gusta perseguir a sus enemigos domésticos en el extranjero, en particular Rusia (que es el aliado más cercano de Bielorrusia), China e Irán.

Los pasajeros que vuelan de Europa a Asia a menudo les habrán echado un vistazo a sus mapas de vuelo y se habrán dado cuenta de que sobrevuelan Rusia o Irán. Lo que otrora era una interesante observación geográfica puede ser ahora un motivo de ligera preocupación. Si hasta la diminuta Bielorrusia puede exigir que un avión se desvíe a Minsk, ¿qué les impide a los iraníes obligar a un avión a aterrizar en Teherán, o a los rusos a obligar a aterrizar a un avión que sobrevuele Siberia?

Una vez que se establezca el precedente, la amenaza potencial se extenderá mucho más allá de los propios ciudadanos de los países, e incluso de sus propias fronteras. Aquellos que se han preguntado por qué vale la pena disputar la reclamación de soberanía de China sobre todo el Mar de China Meridional pueden ahora entender mejor la razón. Aproximadamente un tercio del comercio marítimo mundial cruza esas aguas. Si China pudiera reivindicar el derecho a interceptar cualquier barco o avión que cruzara el Mar de China Meridional, tendría un control absoluto sobre el comercio mundial.

La amenaza de detención se extiende no sólo a los disidentes chinos, rusos o iraníes que viven en el extranjero. Potencialmente, se extiende a los extranjeros que han provocado el enojo de esos regímenes. El gobierno ruso ha realizado persistentes esfuerzos para conseguir la detención de Bill Browder, un inversionista británico nacido en EEUU quien promovió la exitosa campaña para imponer las "sanciones Magnitsky" — que autorizan al gobierno estadounidense a sancionar a los infractores de los derechos humanos — a Moscú.

Uno de los europeos sancionados por China me dijo recientemente que no le preocupaba no poder viajar a la propia China. Pero sí le preocupaba que Beijing intentara organizar su detención, en tránsito, en un tercer país. "Después de todo", como lo expresó mi contacto, "piensan que ése es el tipo de cosas que hacen las superpotencias".

Este pensamiento plantea el desafortunado precedente establecido por EEUU mediante sus políticas de ataques con drones y "rendiciones extraordinarias", durante su "guerra contra el terrorismo". Los estadounidenses podrían señalar que este tipo de tratamiento estaba reservado para quienes utilizaban o planeaban violencia real contra EEUU o sus aliados. Pero, invirtiendo el viejo dicho, quien para algunos es un combatiente por la libertad, para otros es un terrorista. Bielorrusia había incluido a Protasevich en una lista de vigilancia de terroristas.

Nadie razonable debería aceptar la equiparación bielorrusa (o china o rusa) de la disidencia pacífica con el terrorismo. Pero EEUU ha fomentado la idea de que los países poderosos pueden ir más allá de sus fronteras y detener a la gente.

Estos poderes son alarmantes incluso cuando los ejerce EEUU, un país gobernado por la ley y comprometido con la libertad de expresión. Cuando los reivindican los estados unipartidistas, las dictaduras y los diversos caudillos en todo el mundo, son una receta para un mundo mucho más peligroso y anárquico.

La inquietante realidad es que los países autoritarios recurren cada vez más a lo que Freedom House, una organización prodemocrática con sede en EEUU, denomina en un informe publicado en febrero "represión transnacional".

El informe señaló seis países que utilizan métodos como "asesinatos, deportaciones ilegales y secuestros" para silenciar la disidencia en el extranjero: China, Turquía, Ruanda, Arabia Saudí, Rusia e Irán, destacando a China como el país que lleva a cabo la "campaña de represión transnacional más sofisticada, global y completa del mundo". Entre las víctimas de estas campañas se encuentra Gui Minhai, ciudadano sueco nacido en China, que había publicado libros sobre la vida privada de destacados miembros del partido comunista chino. Fue secuestrado en Tailandia en 2015 y luego enviado a prisión en China. Otro es Paul Rusesabagina, un activista político ruandés, secuestrado en Dubai en 2020 y luego juzgado en Ruanda por cargos de terrorismo.

La acción emprendida por Bielorrusia representa una escalada flagrante de esta tendencia. Pero este peligroso momento también representa una oportunidad para detener el descenso en la anarquía internacional.

La UE, EEUU, el Reino Unido y otros países ahora deben actuar juntos para que las acciones de Bielorrusia tengan consecuencias, por ejemplo, anunciando que el espacio aéreo bielorruso es inseguro y prohibiendo los vuelos internacionales que entren o salgan del país. Si Lukashenko se comporta como un delincuente internacional, debería ser tratado como tal. Es hora de defender el orden y el derecho internacionales, antes de que sea demasiado tarde.

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