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La formación universitaria en emprendedurismo, clave para el ecosistema emprendedor uruguayo

La colaboración de los centros educativos ha sido clave y se espera que en el futuro continúe

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28 de abril de 2021 a las 05:00

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Entrar a la universidad, encontrar una materia de emprendedurismo y darse cuenta de las ganas de tener una empresa propia. Este es el recorrido que muchos estudiantes universitarios han hecho y hoy en día están al frente de alguna empresa, o se han destacado en su trabajo por proponer una nueva idea.

El ejemplo que suele aparecer, es cómo nació Pedidos Ya, cuando a dos de sus tres fundadores –Ariel Burschtin y Álvaro García- se les ocurrió el proyecto en una materia de la Universidad ORT.

Este ida y vuelta entre el mundo académico y las universidades, es algo que se comenzó a gestar hace algunos años con iniciativas muy puntuales. Sin embargo, hoy en día es una tendencia confirmada y los principales centros educativos, tienen un área que se dedica solo a fomentar y recibir emprendimientos.

Uno de los motivos por los cuales el mundo académico comenzó a tener presencia en el ámbito emprendedor, es que este sector incide en la economía nacional en la medida que se forman empresas fuertes.

Sobre ese entendido, la universidad es como una especie de semillero, en donde la pasión por emprender comienza a dar los primeros pasos. “Para poder emprender con un relativo éxito, lo ideal es comenzar haciendo algo en la etapa terciaria”, explicó Josefina Maisonnave, la directora de Initium, el centro de líderes y emprendedores de la Universidad de Montevideo.

La cuestión no está solo en formar un centro de emprendimientos, donde recibir los proyectos, sino que abarca también temas estrictamente de metodología académica. Es decir, poder ofrecer materias que sean transversales a las carreras y despierten interés en los alumnos.

Maisonnave explicó que en medio de ese proceso de aprendizaje, se suele prender la “lamparita” y es cuando surgen las ideas que tienen un potencial de negocio. Agregó que esto es importante no solo para crear una empresa, sino también para la vida laboral de cada una de las personas.

El “bicho emprendedor” no necesariamente tiene que terminar en una empresa consolidada con una idea innovadora y un modelo de negocio. En muchos casos, plantear y embarcarse en un proyecto, implica proponer cambios dentro de la empresa en donde cada quien se desenvuelve.

Si bien el aspecto generacional influye, dado que muchas de estas personas son jóvenes que ya van decididos a emprender, el gran diferencial es el impulso que le pueda dar cada institución.

Por otra parte, la formación en materia de emprendedurismo es importante como competencia laboral. Hoy en día, muchos empleadores buscan profesionales que más allá de lo técnico, tengan las habilidades de un potencial emprendedor.

La directora del centro de emprendimientos e innovación -Ithaka-  de la Universidad Católica, Magdalena Giuria, destacó que esto ha sido muy útil dentro del mercado laboral. “Es normal escuchar que quieren ser emprendedores y esto se puede conjugar perfectamente con un trabajo estable”, agregó.

Esta es otra razón que motiva a las universidades a seguir, dado que entienden que la formación va mucho más allá de querer tener un proyecto propio. El correr de los años, ha hecho que las empresas logren diferenciar el potencial de quien tiene una actitud emprendedora y quien no.

La virtualidad

A nivel público también se ha direccionado la enseñanza, haciendo foco en el mundo emprendedor. La Universidad de la República (Udelar), tiene posgrados en donde se dan materias de emprendedurismo y lo mismo sucede en las carreras de grado.

Sin embargo, ante la llegada de la pandemia y la necesidad de que sea todo virtual, el número de personas que se inscriben a este tipo de iniciativas, se redujo. “La inscripción y la asistencia, en formato virtual, fue bastante menor a lo que era antes de la pandemia”, explicó María Messina, experta en emprendedurismo y profesora grado 5 de la Facultad de Ciencias Sociales y Administración de Udelar.

Agregó que durante el transcurso de los diferentes talleres, los profesores solían encontrar reticencia de los alumnos para permanecer conectados. Messina aseguró que cuando este tipo de enseñanzas se daban presenciales, la demanda “era masiva”.

Esto indica que en los jóvenes y en los estudiantes a nivel general, existe la necesidad de formarse al respecto. Messina comentó que la tarea, ahora, será encontrar la forma para que la virtualidad no sea un impedimento.

De igual modo, las expertas coincidieron que este impulso seguirá de cara al largo plazo. Se dará, sobre todo por un tema de necesidad, ya que las habilidades que poseen los emprendedores son ideales para encarar el mundo que se viene.

El camino que resta recorrer

La tendencia es algo consolidado y que no se espera que cambie en el futuro. De igual modo, queda un camino por recorrer, en donde habrá que ajustar algunos aspectos para seguirse adecuando a los cambios.

Maisonnave, por su parte, mencionó que lo ideal sería poder “darle todo al emprendedor” en los diferentes centros que existen. Puso como ejemplo que una necesidad que aparece, es la de buscar fondos específicos para “apoyar determinados tipo de proyectos”.

También generar una red de mentores, con el fin de apalancar los proyectos y que puedan tomar vuelo desde la propia universidad.

Otro de los cambios, que ya se está dando, es el de un ecosistema abierto. El director del Centro de Innovación y Emprendimientos de Universidad ORT, Enrique Topolansky, manifestó que cada vez más será necesario que las empresas trabajen en conjunto con las universidades.

“Con la complejidad del mundo y el ritmo de innovación, sino hay colaboración estrecha va a ser muy difícil seguir siendo competitivo”.

El mundo que dejará la pandemia, estará en gran medida ceñido por la incertidumbre. “El desafío que tienen las universidades, es los estudiantes tengan habilidades para proveer certezas en el mundo de los negocios”, dijo Topolansky.

 

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