Red Hat

Tecnológica Red Hat: "Vemos a Uruguay mucho más maduro que otros"

La empresa busca fortalecer su presencia en el mercado uruguayo y apunta a las grandes compañías estatales

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14 de julio de 2020 a las 14:11

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Por Andrea Salle
Especial para El Observador

Javier Carrique es argentino y contador por la Universidad de Belgrano, pero nunca ejerció como contador independiente; su mundo desde hace más de 20 años es el de la tecnología. Trabajó en startups y multinacionales, como Informix, NCR Corporation y BMC Software, desarrollando e implementando estrategias corporativas y modelos de negocios.

En 2011 creó su propia empresa de consultoría estratégica en management, recursos humanos, desarrollo de negocios y entrenamiento comercial, llamada SIC Consultores y en julio de 2017 se sumó al equipo de Red Hat.

Actualmente se desempeña como director regional de la compañía con responsabilidad sobre Bolivia, Paraguay, Uruguay y parte de Argentina. Este año, la empresa se propuso fortalecer esta presencia en la región y expandir su oferta de servicios con una propuesta comercial más agresiva.

 El sombrero rojo

Red Hat es una empresa tecnológica dedicada al desarrollo de soluciones de software de código abierto (open source) y a la gestión de proyectos de transformación digital, inteligencia artificial, machine learning y automatización para bancos, aerolíneas, empresas de telecomunicaciones y organismos públicos, entre otras industrias. “Nosotros no tenemos propiedad intelectual, no desarrollamos nuestro propio software, sino que nos apalancamos en el software que desarrollan las comunidades”, explica Javier Carrique. Esas comunidades están formadas por desarrolladores y programadores que contribuyen a un proyecto de forma gratuita y desinteresada, simplemente porque quieren mejorar lo ya existente. Pero también hay empresas como IBM, Microsoft, Google o la propia Red Hat que colaboran en proyectos open source.

Red Hat hace una selección de un segmento de esos proyectos y los transforma en productos "consumibles" a nivel empresarial. “Para eso, le damos a esa tecnología un esquema que llamamos ‘el valor de la suscripción’, que se traduce para el usuario en estandarización de versiones, un nivel de seguridad mucho más estricto, soporte proactivo y reactivo, gestión de las versiones y gestión del ciclo de vida de los productos. Lo que hacemos es transformarlo en un software empresarial”, dice Carrique.

Muchas empresas que tienen un esquema de desarrollo propietario están empezando a abrir parte de su tecnología para fomentar la innovación que se produce gracias al trabajo colaborativo. “En vez de tener a una persona que está tratando de interpretar lo que el mercado quiere o hacia donde puede ir, es la propia gente la que construye las soluciones que después utilizan las compañías”, aporta.

El modelo de negocio de Red Hat se basa en esa suscripción, que les garantiza a los clientes un respaldo técnico en una gran cantidad de servicios y plataformas que van desde sistemas operativos hasta soluciones de infraestructura de nube híbrida, middleware, almacenamiento, automatización, desarrollo de aplicaciones, virtualización y mobile.

Hace un año Red Hat fue adquirida por el holding IBM por US$ 34.000 millones, lo que le dio la oportunidad de llevar la capacidad innovadora de código abierto a un mayor número de clientes. “Junto a IBM, somos capaces de entregar una plataforma híbrida multinube de última generación, proporcionando además seguridad y portabilidad sin precedentes”, señalan desde el equipo de prensa de la compañía.

Fortalecimiento en la región

Desde hace dos años Red Hat comenzó a poner el foco en segmentos que antes eran satelitales, como Bolivia, Paraguay, parte de Argentina y Uruguay.

En el mercado uruguayo opera a través de empresas locales que funcionan como partners de negocio y de una count manager que cuenta con el soporte de la estructura regional de toda la empresa. Su público objetivo se divide en dos categorías, por un lado, las grandes empresas (que en su mayoría son estatales) y otras cuentas más pequeñas. En el caso de las organizaciones más grandes, la atención del ejecutivo de cuentas es muy personalizada en coordinación con los partners para sumar valor a través de las soluciones y productos de Red Hat. El objetivo es poder acompañar a las empresas en la transformación digital en la que estén inmersas, no solo desde el punto de vista de la tecnología, sino también de los procesos y del cambio cultural que conlleva.

Un ejemplo local es el caso de la Intendencia de Montevideo. “Lo que buscó la Intendencia fue cómo acercarse más al contribuyente y a quien transita o habita la ciudad a través de la gestión de la información, de un proceso de evolución en el manejo de los datos”, cuenta Carrique. Desde aplicaciones con foco en la gestión de trámites hasta la aplicación STM están construidas con tecnología de Red Hat.

“Vemos al mercado de Uruguay, sobre todo a nivel de gobierno, con un nivel de avance sobre Paraguay y Bolivia respecto a la preocupación por cómo la tecnología se transforma en un habilitador. Y ahí es donde Agesic tiene un rol superimportante”, señala.

Agesic fue el primer cliente de la región en utilizar Red Hat OpenShift, una plataforma de contenedores de Kubernetes (plataformas de códido abierto) empresarial para gestionar implementaciones de nube híbrida y multicloud. “Eso habla un poco de la iniciativa y del nivel de innovación. Vemos a Uruguay mucho más maduro que otras regiones”. Los objetivos de la empresa para Uruguay a mediano plazo son establecer un estándar de su plataforma OpenShift y acelerar los procesos de adopción de los clientes de esta tecnología.

Todo es de todos
Hace 25 años el modelo colaborativo de construcción de software era algo nuevo, innovador y de unos pocos. Hoy, es la tendencia hacia donde van las empresas tecnológicas, dejando de lado un modelo de software propietario, que se sostiene por la venta de licencias. “Uno de nuestros principales socios de negocios es Microsoft. Era impensado hace cinco años atrás que Microsoft y Red Hat tuvieran una alianza, de hecho, dicho por un ejecutivo muy alto de Microsoft, en un momento nosotros éramos el peor enemigo y hoy tenemos un espacio de colaboración”, cuenta Carrique.
Muchas de las aplicaciones y tecnologías que usamos todos diariamente son de código abierto, aunque no lo sepamos. Al ser desarrollado de forma colaborativa habilita una mayor velocidad a los cambios tecnológicos y potencia la innovación. “No es lo mismo que la evolución de un producto dependa del presupuesto que tenga o de mi visión como compañía en un esquema propietario a que dependa de la velocidad que me da la comunidad que todos los días agrega algo”. Según Carrique, el código abierto empodera a las empresas en la toma de decisiones y le da libertad de poder cambiar de una tecnología a otra reduciendo costos.
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