Diego Battiste

La visita de Topolansky a un colegio católico y de niñas en Casavalle

La vicepresidenta visitó Los Rosales, un colegio que se financia con donaciones, algo que el MPP rechaza

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08 de marzo de 2019 a las 19:14

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Bonjouuur. Con un acento francés propio de los que manejan con soltura el idioma, saludó a las alumnas de segundo año de escuela que estaban en clase de inglés. “En la escuela donde yo iba se enseñaba el español y el francés. Ahora la vida cambió y es más importante hablar inglés”, dijo justificándose porqué no podía hablar en el idioma que las niñas estaban aprendiendo. 

Pero a pesar de esa diferencia, el colegio Los Rosales, ese que la vicepresidenta de la República, Lucía Topolansky, escogió visitar en el Día Internacional de la Mujer, se asemeja –por lo menos en lo formal- al Sacre Coeur, en la sucursal de Pocitos, que formó en Primaria y Secundaria a la exguerrillera antes de convertirse en “La Tronca”.

Ambos tienen tres cosas en común, más allá de las diferencias de contexto socioeconómico: son privados, católicos y sus matrículas solo aceptan a niñas. Pero para Topolansky, luego de recorrer Los Rosales, ubicado en el barrio de Casavalle, las diferencias son enormes con el colegio de su infancia: “Lo de las hermanas domínicas (la congregación religiosa que llevaba adelante la institución) si bien eran bastante modernas para la época, eran colegios con una formalidad abismal comparado con este. No es nada que ver. Además en la época cuando yo iba, la escuela pública le volaba a la privada”.

Este viernes, la primera mujer en asumir ese cargo en la historia del país, estaba sentada en una pequeña silla junto con alumnas de 1° año. En su falda cargaba a una de las niñas prolijamente uniformada y escuchaba atentamente  la explicación de la maestra sobre el video que prepararon para ella. 

Colegio Los Rosales

“¿Qué harías tú si fueras gobernante?”, era la pregunta de la maestra. Las niñas, en el audiovisual, contestaban. Topolansky miraba y escuchaba en una computadora del Plan Ceibal que la maestra sostenía. “Sería doctora y atendería a todos gratis”. “Plantaría muchas plantas”. “Pondría más escuelas y más maestros”. “Ayudaría mucho a todos los pobres del mundo”. Las respuestas provocaban risas, asentimientos con la cabeza y hasta algún comentario de la vicepresidenta.

La recorrida, salón por salón,  seguía la misma consigna. Las niñas le contaban a la senadora cuales serían las principales medidas que tomarían si ellas estuvieran en el poder. En algunas clases, como en 1°, lo hacían mediante un video. En otras, como en tercero y cuarto, se lo decían mediante una presentación oral. 

Pero hubo dos propuestas que ganaron, si de llamar la atención  a Topolansky se trataba. “A nosotros nos gustaría cuidar el planeta”, dijo una de las chicas de cuarto. “Cortarse el pelo y donarlo para ayudar a los que sufren cáncer”, agregó otra.

Agustín Herrero

“Eso que dijeron de cuidar el planeta, para ustedes que son el futuro, es lo más importante”, respondió la extupamara. Y, ante la idea solidaria con los que tienen cáncer, quedó tan asombrada que luego se lo contó a la prensa. Pero su sorpresa mayor fue ver que una de las niñas no se manejaba solo discursivamente, sino que lo llevó a los hechos: se cortó el pelo para donarlo. “Maravilloso, maravilloso”, le dijo mirándola con una sonrisa.   

También le provocó risa las reacciones de las niñas al verla. “Yo la vi muchas veces en el televisor”, dijo una. “Ah, es la esposa del ‘Pepe’ (José Mujica). Dice mi madre que le manda saludos”, soltó otra causando la risa de todos. “Ah sí, la vicepresidenta. Si el presidente se va, ella se queda en su lugar”, sostuvo otra demostrando que había entendido la explicación de la maestra.

Topolansky reconoció el trabajo llevado adelante por el Centro de Apoyo al Desarrollo Integral (CADI), pertenenciente al Opus Dei. Ese centro atiende a más de 700 familias en extrema pobreza.

“Disfruten esta oportunidad”, le dijo a las niñas. “Es precioso que de un galpón hayan hecho esta maravilla”, le dijo a las autoridades.

Cuando la recorrida había finalizado y ya no había niñas en el medio, una de las directoras de la institución, Florentina Palacios, le explicó a Topolansky el proyecto educativo. Una de las cosas en la que mayor énfasis puso Palacios fue en las donaciones de privados. Las familias pagan una cuota que no llega a cubrir la tercera parte del costo y el colegio es financiado por empresas que aportan a la causa y, para su beneficio, exoneran impuestos.

Diego Battiste

Pero desde el MPP, sector político de la senadora, se ha planteado restringir ese tipo de donaciones. En el patio de Los Rosales, Topolansky explicó a El Observador que ella está a favor de las donaciones, pero no de las donaciones que tienen beneficios fiscales.  

Consultada por lo improbable que sería que una empresa colaborara sin la motivación de exonerar impuestos, Topolansky respondió: “Lo imposible cuesta un poco más”. 

Para Palacios, la directora, las exoneraciones fiscales son clave para que la institución sobreviva. “Sin entrar en ningún tema político, (que haya exoneraciones o no) sería prácticamente la diferencia entre poder seguir con el proyecto adelante y no poder”, apuntó.    

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