Solo se obtiene una primera impresión y este un hecho que también se aplica a la industria de los
videojuegos, especialmente porque siempre hay algo más para jugar.
A veces la competencia hace un juego mejor o los jugadores se aburren. Así ha pasado, por ejemplo, con Tom Clancy's The Division, un título que consiguió la aclamación de la crítica en marzo de 2016 pero que en junio ya había perdido el 93% de sus jugadores en línea. Ubisoft tuvo parte de la culpa con varios bugs que tardaron en repararse.
Misma suerte corrió For Honor este año. Los problemas técnicos severos llevaron a que el 95% de los jugadores lo abandonara en tres meses a pesar de que era una de las grandes apuestas de 2017.
No Man's Sky es otro fracaso épico. El juego prometía millones de
planetas pero dio muy poco en términos de contenido real. El juego alcanzó su punto máximo el día del lanzamiento, con más de 212 mil jugadores simultáneos en
Steam. Menos de una semana después, el 78% ya se había rendido, cansado de una lógica sumamente repetitiva.