A tres días de la Navidad el gobierno le pidió a las comunidades religiosas suspender las celebraciones. La noticia cayó “como un balde de agua fría”, dijo el secretario general de la Conferencia Episcopal del Uruguay y obispo de Maldonado y Minas, Milton Tróccoli, y aseguró que en las 36 mil misas que se celebraron desde que se habilitaron en junio “no ha habido contagios” ni dificultades. De todos modos, afirmó que no podían negarse a colaborar con el gobierno y aceptaron aplicar la medida.
En entrevista con El Observador, Tróccoli se refirió al mensaje de la iglesia para los fieles en esta Navidad tan particular y habló del proyecto para legalizar la eutanasia y de los cursos que se darán para prevenir abusos.
¿Qué fundamento les dio el gobierno para suspender las celebraciones?
El pedido que se nos hizo a todos los grupos religiosos fue acompañar las medidas que está tomando el gobierno para frenar lo más posible la circulación de gente en estos días de las fiestas.
¿Cómo cayó el anuncio tan cercano a la Navidad y cuando ya estaban programadas las misas, muchas de ellas al aire libre?
La verdad es que nos agarró de sorpresa. Fue un balde de agua fría. Haciendo un cálculo a grosso modo y contando las parroquias que hay en el país, se han celebrado 36 mil misas y no ha habido contagios, entonces es difícil pero a la vez sentíamos que no podíamos negarnos a colaborar. Nosotros pedimos si la medida podía aplicarse después de Navidad porque estábamos a dos días y las misas podían celebrarse al aire libre y con distanciamiento como había promovido el gobierno por ejemplo con los gimnasios, pero nos dijeron que no.
¿Cuál es el mensaje para los fieles en esta Navidad?
La idea es seguir las misas a través de las redes sociales, los canales de televisión que transmiten, o a través de radio María, y por otro lado las iglesias siguen abiertas. Estamos invitando a tener un momento de oración, se puede recibir la comunión y se puede venir a rezar frente al pesebre. En varias parroquias el pesebre se hizo afuera este año. La idea es que la Navidad se pueda vivir desde la oración, desde un encuentro íntimo con Jesús y desde la comunión espiritual con las celebraciones.
Después de un año tan difícil ¿cómo mantener la esperanza para 2021?
Esperamos a Jesús que es la luz, luz de la reconciliación, de la paz, del amor, de la esperanza. Yo decía que tenemos que tener una esperanza activa, que nos pone al servicio de aquellos que sufren, por la enfermedad, por falta de trabajo, por dificultades para conseguir el pan de cada día. Esa gente que está decaída, que está sufriendo necesita que le prestemos oreja, dar una palabra de aliento. La Iglesia ha estado todo este tiempo, siguió activa en el servicio a la comunidad, llevando las canastas a los que lo necesitaban. Tenemos que apoyarnos unos a otros, no dejar que el miedo nos paralice y nos encierre en nosotros mismos. Como cristianos tenemos la certeza de que Jesús se hace presente en todos los momentos, no hay nada más imparable que un parto, la vida que irrumpe se hace presente, y nos empuja a vivirla con intensidad.
"Haciendo un cálculo a grosso modo y contando las parroquias que hay en el país, se han celebrado 36 mil misas y no ha habido contagios, entonces es difícil pero a la vez sentíamos que no podíamos negarnos a colaborar"
¿Qué aprendizaje dejó este año de pandemia?
Todavía es pronto para hacer evaluaciones pero nos lleva a un replanteo de nuestra pastoral, a como la veníamos planteando. Veníamos con gran énfasis en visitar las casas, en misiones populares pero eso se ha visto limitado con la pandemia. Hay que replantearnos cómo llegar a la gente porque no alcanza sólo con el mensaje a través de las redes sociales, lo personal es importante, pero tendrá que ser más una a uno o en grupos reducidos con los cuidados del caso para poder seguir escuchando al otro y anunciando a Jesús.
Sin embargo, los datos indican que más gente de la que iba a las iglesia ha participado de las celebraciones a través de las redes sociales.
Sí, pero esos datos nunca son fiables del todo porque no sabes si una celebración se siguió hasta el final pero sin duda fue de gran ayuda para la gente. Lo de las redes sociales se ha instalado y va a seguir. Ojalá podamos hacerlo con mayor profesionalidad porque este año nos agarró de apuro.
Los obispos habían expresado su preocupación por la fragmentación social antes de la pandemia ¿Se acentuó esa situación?
Se notan las dificultades económicas y hemos visto como han aumentado los casos de violencia intrafamiliar. Esos son signos que nos alertan y nos llaman la atención para poner la mirada en una fragmentación que crece a distintos niveles y que hay que atender.
"Esa gente que está decaída, que está sufriendo necesita que le prestemos oreja, dar una palabra de aliento"
Declaraciones del papa Francisco sobre las uniones homosexuales generaron polémica porque se interpretaron como un apoyo al matrimonio igualitario y el Vaticano salió a aclarar que no hay un cambio.
Se interpretó como que el papa había dicho que había que sacar una ley. La Iglesia mantiene su postura en cuánto a que por definición el matrimonio como sacramento es entre hombre y mujer pero también mantiene su posición de acompañar y no discriminar. Nunca se ha echado a nadie por su orientación sexual. Los cristianos tenemos una responsabilidad mayor, tenemos que amar al prójimo. La madre Teresa de Calcuta decía “amar hasta que duela” y lo digo en el sentido de querer al otro como es, con toda su verdad.
Este año se empezaron a dar cursos para prevenir casos de abuso sexual ¿de qué se trata?
Se elaboró una guía de prevención y con un equipo de psicólogos y expertos en derecho se armó un curso que se va a impartir desde febrero en cada diócesis a todos los que trabajan con menores. La idea es dar pautas para saber reconocer los signos cuando un menor es víctima de abuso, dar pautas concretas sobre como tienen que ser los vínculos, los ambientes dónde se realizan las reuniones, que siempre se pueda ver hacia adentro del salón, si se charla personalmente que sea en un lugar visible. También se dan pautas sobre el vínculo a través de redes sociales, hay perfiles del abusador y del abusado. La idea es que todos podamos ir generando ambientes seguros donde no se de lugar a ningún tipo de abuso.
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