Donal Trump, candidato a presidente de EE..UU.
Laura García

Laura García

Analista Financiera

Economía y Finanzas > Por Laura García

Trumponomics 2.0: el euro quedó en manos del regreso de las extravagancias de Trump

La posibilidad de una reelección del republicano, con su agenda comercial hiper-agresiva, entre otras cosas, será favorable al dólar y ya eclipsa factores como el diferencial de tasas o la resiliencia de las economías. Desde su nominación en Iowa, se disparó la búsqueda de cobertura en dólares
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24 de marzo de 2024 a las 06:59

Todo empezó en enero cuando ganó la nominación republicana en Iowa. Al poco tiempo, el Washington Post publicó que Donald Trump había comentado en privado que, de ser reelecto en las presidenciales de noviembre, propondría una tarifa del 60% para las importaciones chinas.

Desde entonces, quienes negocian divisas no dejaron de posicionarse en dólares como cobertura ante las “excentricidades” que podría deparar un segundo mandato. O como estrategia para ganar con políticas comerciales extremas que inflarán al dólar. 

La trayectoria de las tasas aún importa, claro. Quién recorta primero, cuántas veces en el año. Aunque finalmente, EE.UU. y Europa parece que terminarán moviendo piezas juntos y recién lo harán en junio. Fue corta la ilusión de que EE.UU. acometiera unos meses antes y le diera alguna ventaja al euro. 

Además serán, en principio, tres rebajas en 2024 en ambos casos. En algún momento del año pasado, el mercado llegó a descontar que el Banco Central Europeo (BCE) haría siete recortes. 

Y aunque las apuestas están divididas en el caso de la Reserva Federal (Fed), tras los últimos números de inflación algo decepcionantes, algunos creen que podría achicarse a sólo dos. Pero ya no parece tan determinante como antes. 

Por supuesto, la robustez de la macro tampoco no puede soslayarse. La economía de la Unión Europea es mucho más vulnerable

El BCE acaba de revisar su proyección de crecimiento para este año de 0,8% a 0,6%. En cambio, se espera que EE.UU. crezca 1,4%, aunque la Fed podría mejorar ese pronóstico este miércoles.  

Pero ni Jerome Powell en la Fed ni Christine Lagarde en el BCE pueden contra Donald Trump y por ejemplo, sus amenazas de interrumpir la ayuda a Ucrania o retirarse directamente de la OTAN. El euro pierde cuando se busca techo en la intemperie. 

“El driver clave de un dólar fuerte este año va a ser su valor como refugio premium de cara a las elecciones en EE.UU.”, comenta George Saravelos, global head of FX research en Deutsche Bank, quien pronostica que el euro caerá a 1,05 por dólar.

Los estrategas de Goldman Sachs coinciden, al punto de haber calculado que la agenda internacional y comercial de Trump -que también incluye una tarifa del 10% a todas las importaciones- significaría una suba de 5-10% del dólar. 

En JPMorgan hicieron un ejercicio similar: si se aplica una tarifa universal del 10%, el valor del dólar contra las monedas de sus socios comerciales aumentaría 4-6%. Entre los ejemplos, menciona a Europa como uno de los objetivos factibles. 

Analistas del Citi predicen un avance del 5% del dólar si Trump arrasa en noviembre. Y explican cómo se mueven los grandes inversores en monedas.

Como anticipan por completo los eventos, esa suba se agota por lo general la misma noche de la elección, un patrón que se constata en todos los comicios.

 

Paridad intacta

 

Nadie predice un euro por debajo de la paridad pero en la medida en que el dólar estire los músculos, el análisis técnico indica que tenderá a ir hacia el nivel de los 1,07. 

Como se dice en ese lenguaje, a quebrar ese soporte, que opondría bastante resistencia. Si llegara a hacerlo, entonces quedaría allanado el descenso hasta los 1,05. 

El euro cae 0,55% en lo que va de este año, desde 1,095 por dólar a inicios del 2024 hasta los 1,089 actuales. 

En el transcurso, no faltó volatilidad. Marcó un máximo de 1,098 el 14 de enero y un mínimo de 1,071 el 14 de febrero. 

Fue precisamente el mes que siguió a la nominación de Trump en Iowa, en la que el euro se derrumbó más de 2%, aunque luego pudo achicar esa pérdida.

¿Cómo le fue con el primer Trump? A poco de empezar su mandato en noviembre de 2017, el euro tuvo un período de fortaleza -que duró poco- en el que llegó a su máximo en la primera presidencia. 

Marcó 1,25 por dólar a mediados de febrero de 2018, desde los 1,15 en los que había comenzado cuando asumió. 

Un episodio que tuvo que ver con el repunte del sentimiento hacia el euro y la derrota de los euroescépticos en varias elecciones del bloque. Por el contrario, tocó su mínimo de 1,07 en marzo de 2020.

 

Ser el banquero de Trump

 

Jerome Powell o “Jay”, el presidente de la Fed, fue nombrado por Trump (con acuerdo del Senado) pero se odiaron hasta el último día de convivencia política.

EE.UU. venía de subir ocho veces la tasa, llevándola a 2,50% tras casi ocho años virtualmente en cero. La Fed entonces comenzó a endurecer su política para evitar que la economía se sobrecalentara y subiera la inflación.

En 2018, Powell subió la tasa cuatro veces. Trump, sin reparos por interferir en la política del organismo, acosaba a Powell por Twitter y públicamente, para que bajara las tasas y no enfriara el crecimiento. Sobre todo cuando se acercaba en 2020 su oportunidad de reelección. 

El ex presidente ya dijo que de ser electo esta vuelta no designaría nuevamente a Powell, sucesor de Janet Yellen, hoy secretaria del Tesoro. 

"El euro está cayendo contra el dólar 'como loco' dándoles una gran ventaja a las exportaciones y las manufacturas y la Fed no hace NADA!", escribía desencajado Trump en Twitter. 

Mario Draghi, en aquel momento jefe del BCE, advertía que si la inflación no aceleraba -eran otros tiempos- iba a bajar las tasas y comprar activos en el mercado para inyectar liquidez. “Llevan años saliéndose con la suya, junto con China y otros”, insistía Trump, al borde de la paranoia. 

Powell, tratando de no ser acomodaticio pero en un equilibrio imposible, prometió sólo dos subas para 2019 pero el mundo tenía otros planes. 

La ralentización del crecimiento global estaba golpeando de lleno. Una desaceleración sincronizada hizo que el crecimiento global fuera el más pobre en una década (2,3%).

El vilipendiado banquero central terminó bajando las tasas en tres ocasiones ese año.Y ya sabemos lo que vino después. 

Curiosamente, muchos se preguntan cuándo Powell se sentirá cómodo bajando las tasas, en vista de que la economía se mostró tan resiliente. El año electoral puede tener algo que ver.

Los banqueros centrales aborrecen enredarse en la política. Pero Powell está en una encrucijada. Un recorte puede adaptarse a la narrativa demócrata o republicana según se quiera presentar a los votantes. 

Si lo sentamos en el diván, quizás Powell esperaría hasta noviembre sólo para no darle el gusto a Trump. 

 

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