Una historia sobre infectados: así será la película de terror que se filmará en el Neptuno

Gustavo Hernández filmará en marzo una historia que promete suspenso y mucha acción

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29 de febrero de 2020 a las 05:02

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Una piscina olímpica abandonada, viejos gimnasios, calderas inutilizadas y pasillos oscuros. Así como en sus tres películas anteriores el director y productor Gustavo Hernández  utilizó escenarios reales a favor de los argumentos y climas de sus películas, para su nuevo proyecto hará lo mismo con el abandonado club Neptuno. El film que dirigirá desde mediados de marzo se llama, provisoriamente, Virus, y transcurre casi por completo en ese edificio que hoy no tiene uso.

“Es una historia sobre infectados”, anticipa. “Son personas que se convierten en seres salvajes, con una especie de brotes de ira. Es una cosa mucho más física o más primaria que una película tradicional de zombies de piel podrida y ojos rojos. Es como que la gente está en un estado febril”.

El argumento trata sobre una madre soltera que lleva a su hija a su trabajo durante una noche. Su ocupación es cuidar las instalaciones del club (algo no muy distinto a lo que sucede en la realidad, ya que hay turnos de cuidadores en el Neptuno). Lo que sucede es que esa noche estalla el virus en el exterior, los infectados se empiezan a colar en el edificio y la madre, en medio del caos, pierde a su hija entre los recovecos oscuros del lugar. 

La mujer será la argentina Malena Sánchez, a la que se ha visto en series como Cien días para enamorarse y películas Abzurdah, Inseparables y El Potro, entre otras. Otro personaje importante será intepretado por el también argentino Esteban Lamothe, quien también estuvo en Abzurdah, además de El marginal y Puerta 7 (reciente estreno de Netflix).

El personaje de la niña será interpretado por una actriz uruguaya cuyo nombre todavía no se difunde. Se sabe que tiene ocho años y que surgió recientemente de un proceso de casting.

La idea original para la historia surgió hace unos cuatro años, poco antes de filmar No dormirás, que fue la producción más grande dirigida por Hernández.

El concepto fue propuesto por el guionista Juma Fodde y luego trabajado entre los dos. Sin embargo, el guión final lo escribió Fodde. De un modo similar habían trabajado para No dormirás, aunque esa había nacido de una inquietud de Hernández. Al mismo tiempo, juntos trabajaron en el desarrollo de una remake de la película israelí Big bad wolves. 

“Tenés que tener varios proyectos al mismo tiempo, porque si te atás a uno solo, quedás trancado”, explica el director. De hecho, después de la fuerte distribución internacional de No dormirás, filmó una serie de televisión sobre gastronomía y se embarcó en esa remake, que se iba a realizar a principios de este año.  Como el proyecto de Big bad wolves se demoró por motivos financieros (estiman que tardará un año más), elemento común al derrotero de muchas otras películas, Hernández optó por emprender un proyecto más cercano junto a su viejo socio, el productor Ignacio García Cucucovich. Eso los llevó a retomar el proyecto de Virus.

“La idea original era más ambiciosa porque transcurría en un pueblo”, cuenta Hernández. Por eso, el año pasado Juma Fodde se dedicó a adaptar la historia para que transcurriera en una sola locación y en Montevideo. En ese camino dieron con las instalaciones del Neptuno y reimaginaron escenas para darle un nuevo enfoque.

En cierta forma, las películas anteriores de Hernández fueron muy marcadas por el espacio físico en que filmaba. Así ocurrió con la casa de La casa muda, la mina en la que se filmó Dios local y el hospital abandonado en No dormirás. 

“Como Virus no es una película grande, queremos que respire cierta verdad”, agrega Hernández. “Estamos pensando en hacer un seguimiento fuerte de la cámara sobre los personajes. No como hicimos en La casa muda, que fingía ser tiempo real. Pero estamos elaborando planos secuencia largos, porque queremos que la tensión sea de verdad. Eso es lo que nos provocó el lugar cuando lo recorrimos”.

La financiación fue solucionada entre la empresa que tiene con Cucucovich, Mother Superior, y la argentina Aeroplano (productores de La araña vampiro y Re loca). Desde Uruguay se pudieron apoyar en el reciente Programa Uruguay Audiovisual, de la Agencia Nacional para el Desarrollo. “Ahora, gracias a ese programa, empieza a tener más sentido meterse en estos proyectos y coproducciones porque hay una devolución de dinero si gastás en el país”, agrega Hernández. “Es un fondo que está ayudando muchísimo a hacer películas”. De hecho, en su última convocatoria, además de este premió 20 proyectos con montos variados de hasta 6 millones de pesos. 

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