La casa construida por Eladio Dieste para su familia está ubicada en Mar Antártico 1227, Punta Gorda

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Una recorrida por la Casa Dieste con uno de sus nietos más reconocidos

Academia y familia piden que el MEC la compre y se concentre allí el acervo del ingeniero
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15 de diciembre de 2017 a las 05:00

Dieste se valió del racionalismo de la forma y los cálculos, del humanismo ético de las construcciones con materiales locales y de un modernismo difícil de encasillar en una corriente, para crear más de 160 edificaciones con una gran variedad de programas.

Pasaron 14 años desde la última vez que el arquitecto Agustín Dieste, recientemente premiado en el Reino Unido por su innovación en construcción en madera, no pisaba la casa que su abuelo Eladio construyó en Punta Gorda para vivir con su familia. La semana pasada lo hizo junto a El Observador.


Al entrar por la puerta principal, lo primero que lo recibe es la escalera debajo de la cual se escondía mientras jugaba con sus primos cuando iba de visita. Al subir los escalones, la luz se va intensificando y aparecen las bóvedas que se convirtieron en uno de los sellos distintivos de la obra de Dieste y que hicieron reconocida a nivel mundial.


"La solución del techo de esta casa es un ejemplo de sus últimos desarrollos de cerámica armada", explica Agustín Dieste. "Son todas bóvedas autoportantes que trabajan como vigas en el sentido longitudinal", agrega.

Agustín Dieste
Agustín Dieste, nieto de Eladio
Agustín Dieste, nieto de Eladio

Cuando falleció Elizabeth Friedheim, viuda de Dieste, la casa quedó en herencia a los 11 hijos del matrimonio. Ninguno podía hacerse cargo de comprarle las partes al resto ni de mantenerla cuando todavía no estaba exonerada de impuestos por ser patrimonial. Los hijos se pusieron de acuerdo en venderla. La compró un vecino extranjero que la preservó, pero ahora está nuevamente a la venta hace casi cinco meses.

Las pintorescas y llamativas construcciones con paredes y techos curvos hechos de ladrillo, de Eladio Dieste, son la marca registrada de una obra que combinó un sentido estético valorado por arquitectos de todo el mundo, con un método constructivo eficiente y sustentable propio de un ingeniero que rechazaba la noción del arte por el arte en sus obras.

Montevideo, Canelones, Durazno, Salto e incluso Artigas –de donde Dieste era oriundo– tienen impregnado en su paisaje el sello distintivo de este ingeniero civil: la cerámica armada.

En el año del centenario del nacimiento de Dieste y la consolidación de la candidatura para que su obra sea declarada patrimonio mundial por Unesco, el Instituto de Historia de la Facultad de Arquitectura y la Fundación Dieste encontraron que es el momento justo para que la casa de Punta Gorda pase a ser de toda la sociedad uruguaya. Para eso, solicitaron públicamente que el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) la adquiera.

"Uruguay se perdería una gran oportunidad y sería lamentable que esa casa volviera a caer en manos privadas", dijo Martín Cobas, del Instituto de Historia de la facultad y miembro de Fundación Dieste, a El Observador.

El precio de la casa de cinco dormitorios y múltiples patios es de US$ 610 mil. Solo apareció un interesado hasta el momento, también extranjero, que no dio con la cifra, informó Julia Prego de la Inmobiliaria Newport .

Como es patrimonio histórico nacional, la construcción no se puede demoler ni modificar sin autorización previa de la Comisión del Patrimonio. Y esta es una de las razones que desestimula a algunos clientes privados, añadió Prego. "Algunos se preguntan si es obligación abrir el Día del Patrimonio, y no es así", dijo la intermediaria.

Cobas sostiene que el precio de la casa no es descabellado para que la compre el MEC. "Para un Estado nacional no debería ser nada", dijo. Desde la Comisión del Patrimonio aseguran que el MEC es consciente de la importancia del tema. "En ningún momento hubo una negativa. Están viendo si es posible con la mayor comprensión", contó Elena Pareja, integrante de la Comisión de Patrimonio que trabaja con la obra de Dieste.

Además, Pareja resaltó que hay interés en la casa porque es muy importante para el expediente de postulación ante Unesco, que incluye unas 150 obras en todo el país.

La familia y los proyectos

Los Dieste no están en condiciones de comprar el inmueble por limitaciones económicas. La fundación que lleva su apellido, tampoco. Sin embargo, Cobas aseguró que no descartan un modelo para la adquisición conjunta. Así, no recaería el 100% de la inversión en el Estado.

El Instituto de Historia de Arquitectura promueve la compra para centralizar en la casa la sede de la fundación, el archivo y posiblemente un museo. Así, afirmó Cobas, sería el lugar de referencia para los extranjeros que visitan el país para conocer la obra de Dieste. Por ahora, estos investigadores terminan apelando a la buena voluntad de la empresa Dieste y Montañez SA que les permite revisar sus archivos. "Sería un mínimo necesario (adquirirla) si tuviéramos cierta decencia cultural como país", dijo Cobas.

Mientras recorre la casa, Agustín explica que ese sitio da cuenta de la fineza y maestría que su abuelo adquirió como planeador de espacios en su trabajo más arquitectónico. El diseño priorizó tanto los lugares comunes para la reunión de los 11 hijos, en patios y comedores, como también la intimidad de las habitaciones. "Es como un pueblito. Hay muchos lugares para estar diferentes", dice el nieto.

Para él, que la casa sea adquirida nuevamente por un privado la expone a riesgos como el escaso mantenimiento o modificaciones por falta de fiscalización.

Dieste cuenta que su abuelo se sentaba en el comedor diario que él mismo diseñó y pelaba una naranja con un solo corte. Todavía está la marca de su espalda en la pared de ladrillo. Es la marca más fuerte de los antiguos comensales de esa mesa. Eladio se sentaba en el lugar con vista al jardín interior.

Como familiar y heredero del espíritu constructivo e innovador, Agustín manifiesta que la compra de la casa por parte del Estado significaría que la sociedad en conjunto se apropie de la obra. Sería, para él y quienes defienden la solicitud ante el MEC, la consolidación del valor que la comunidad le daría a un uruguayo innovador que se adelantó a su tiempo, puso al talento nacional en el mapa mundial mediante la creación de un nuevo sistema constructivo e impulsó un pensamiento que insistía en que hay soluciones que corresponde inventar acá en vez de importarlas prefabricadas.

"La obra construida da cuenta de una manera de ver las cosas y de encarar los problemas", dijo Agustín. "Para los uruguayos puede ser una razón de orgullo tener como patrimonio una obra que nos habla de una buena versión de nosotros mismos".

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