La fiesta estaba asegurada desde que Uruguay ganó 5-0 el miércoles de la semana pasada. No había forma de que Jordania le quitara la clasificación al Mundial de Brasil. Lo que se esperaba era un nuevo triunfo en el Centenario para que el cierre fuera completo. No sucedió, por un lado porque fallaron los jugadores uruguayos y por otro, porque los jordanos vinieron a jugar diferente: se apretaron atrás, marcaron con rudeza y trataron de no pasar otra vergüenza.
La gente disfrutó igual. Decir que les robaron la plata es exagerado. Las entradas se agotaron desde antes del partido de ida: ni idea tenía el público cómo sería el primer juego contra Jordania, por más que la calidad de una y otra selección quedaba de manifiesto al repasar las alineaciones. Los partidos de fútbol tienen vaivenes, sorpresas, sobresaltos y Uruguay ayer no le pudo hacer un gol a los jordanos, pero la gente pagó con ganas el precio de las entradas porque disfruta viendo a Luis Suárez, a Edinson Cavani o a Diego Forlán.
La propuesta de Tabárez fue clara y conocida. Trató de abrir el juego por los costados, con Stuani por derecha y con Cebolla Rodríguez por izquierda, aprovechando las subidas de Maxi Pereira y Martín Cáceres. A ellos se les iba a sumar Nico Lodeiro, que se ubicó cerca de Egidio, para cubrir un espacio y salir desde ahí con el balón bien jugado.
Pero fue difícil llevar a cabo el guión. Suárez y Cavani quedaron aislados entre tantas camisetas rojas. Jordania se paró con una línea de cuatro y otra de cinco, dejando a solo un hombre arriba, el número 10, Ibrahim Ahmad.
Se recostaron contra el golero, cerraron las puertas contra las bandas, pegaron duro y le ofrecieron a Uruguay la posibilidad del pelotazo, generalmente rechazado por los zagueros. Godín lo intentó hacia Stuani, pero la pelota fue interceptada antes del destino. Cavani y Suárez se juntaron por el medio, pero cortó uno de los defensores. A Lodeiro no le quedó otro argumento que rematar desde lejos, pero no acertó el arco.
Así pasaron los primeros 45 minutos. Para el complemento, Tabárez modificó el sistema. Mandó a la cancha a Forlán (por Lodeiro) y a Ramírez (por Stuani). Armó una línea de tres (Godín, Lugano y Cáceres), adelantó a Maxi Pereira, Egidio y Ramírez tomaron la mitad del campo, el Cebolla siguió por izquierda y adelante, la pólvora: Suárez, Forlán y Cavani, por quien luego entró Abel Hernández.
Uruguay tuvo mayor tiempo la pelota, la manejó hasta pasando la mitad de la cancha, pero no encontró el espacio para definir en el área. Unas veces porque fracasaron los delanteros (Luis Suárez estuvo por debajo de su rendimiento en los dos partidos del repechaje) y otras porque los jordanos defendieron muy bien.
El partido se terminó sin goles celestes, que eran los esperados. Pero la clasificación estaba asegurada y la fiesta también.
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