EFE

Vuelve el nerviosismo cambiario a Argentina, mientras la emisión de pesos no para de crecer

Se prendieron las alarmas con la escapada del dólar en el mercado paralelo. El gobierno tomó medidas para disciplinar el mercado en el corto plazo, pero los pronósticos apuntan a una crisis inevitable

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27 de abril de 2020 a las 05:00

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La cuarentena en Argentina está derivando en una nueva crisis cambiaria. Tras varias semanas de calma, el mercado del dólar paralelo empezó a sentir la turbulencia. Todas las versiones del dólar tuvieron fuertes subas y se alejaron notablemente del tipo de cambio oficial, que está en 67 pesos argentinos. 

En definitiva, se amplió a un 70% la distancia entre el tipo de cambio paralelo y el oficial, todo una reminiscencia de situaciones similares en el gobierno de Cristina Kirchner. Es un hecho que pone nervioso al gobierno, porque cada vez que se produjo una brecha de esa magnitud, se terminó convalidando una devaluación, aun con la vigencia del cepo cambiario.

Hasta hace dos semanas, el mercado cambiario mostraba una extraña calma. Pero todas las alarmas sonaron la tarde del pasado jueves 23.

El dólar blue, que es el que compran los pequeños ahorristas en las casas de cambio informales –las famosas “cuevas”, cuyo servicio ahora se encareció porque envían los billetes por delivery-, llegó a los 118 pesos argentinos. 

El llamado dólar Bolsa, que es el que resulta de la triangulación de comprar, en pesos, bonos dolarizados y luego venderlos en la mercado de capitales local, llegó a 110. Esta modalidad es usada por ahorristas medianos.

Y el llamado “contado con liquidación”, que es la misma operación de triangulación pero que realiza la venta de bonos en el mercado de Nueva York, y es utilizada sobre todo por empresas grandes, tocó los 110,50.

Los operadores del mercado dijeron que varios factores llevaron a esta situación. Por un lado, la combinación de una gran emisión monetaria en simultáneo con una caída en las tasas de interés hizo que hubiera pesos circulando sin tener opciones atractivas de inversión en pesos.

Pero además, las declaraciones del ministro de economía, Martín Guzmán, sobreactuando dureza en la negociación con los acreedores, llevaron a pensar en que la probabilidad de un default de la deuda pública ahora es una posibilidad cierta, lo cual llevó a que inversores buscaran el dólar como refugio.

Disciplinando al mercado

Como suele suceder en esos casos, de inmediato se empezó a modificar la expectativa sobre la inflación. En Argentina, el “contagio” del dólar a los precios es algo que suele ocurrir en muy corto plazo, de manera que esta escapada puso una nota de duda cuando parecía que el frente inflacionario estaba relativamente bajo control.

De hecho, a pesar de la fuerte emisión de pesos que está haciendo el Banco Central, los pronósticos indican que abril terminará con una inflación en torno de 2%, mientras que marzo había registrado 3,3%.

Para empeorar las cosas, en momentos así es típico que los productores agropecuarios suspendan sus ventas y guarden el producto en silobolsas a la espera de un corrimiento en el tipo de cambio, lo cual a su vez empeora la tensión.

Con ese marco, el gobierno decidió actuar rápido para ponerle un tope a la escapada, al menos en el corto plazo. El mismo jueves se anunciaron medidas de emergencia, con el objetivo de influir en el ánimo del mercado. Y el combo incluye desde cambios regulatorios hasta amenazas para los operadores de la City porteña.

Por un lado, el Banco Central decidió una suba de tasas –del 11,4% al 15,7%-, de manera de mejorar el atractivo a los ahorristas. Implicó un punto de inflexión en la política que había adoptado en las últimas semanas, cuando había promovido una acelerada baja de las tasas con la intención de facilitar el crédito a las empresas en crisis por la cuarentena.

Por otra parte, se limitó la cantidad de dólares permitidos a los fondos comunes de inversión, de manera de limitar la demanda.

Y, además, hubo un comunicado de la unidad de información financiera, en el que se le advierte a los corredores del mercado que, ante la constatación del aumento en el volumen del “contado con liqui”,  se extremarán los controles para determinar si es factible que haya situaciones de lavado de dinero.

El primer efecto de las medidas pareció efectivo. Al menos, durante el viernes el tipo de cambio pareció anestesiado, con una leve baja en las tres versiones del dólar paralelo. La suba de tasas logró su cometido, porque desvió recursos de los bancos, mientras que la obligatoriedad para que los fondos comunes de inversión vendieran divisas también influyó, aunque no se trataba de un volumen importante.

Emisión a pleno y pronósticos inquietantes

En el trasfondo de toda esta agitación cambiaria, naturalmente, está la nueva política expansiva que adoptó el Banco Central para asistir a Alberto Fernández en su plan de emergencia por la cuarentena. Con la economía en parálisis, ya hay pronósticos de caída del 8% del PIB.

Y la decisión fue lubricar la maquinaria con liquidez. En el mes transcurrido desde que rige la cuarentena, le mandó al Tesoro 290.000 millones pesos argentinos (unos US$ 4.300 millones el tipo de cambio oficial) en concepto de adelantos transitorios y transferencia de utilidades. El destino de todo ese dinero es la financiación de los planes de asistencia a empresas y trabajadores en la emergencia, un paquete cuyo costo el propio gobierno ya estimó en 3% del PIB. 

En esos días la base monetaria creció un 20%, hasta totalizar la suma de 2,4 billones de pesos argentinos. 

Pero los pronósticos apuntan a que esto es recién el inicio. Y hay economistas que creen que en el año la base llegará a duplicarse, como mínimo.

En la perspectiva oficial, no hay riesgo de que esta política pueda generar un estallido inflacionario.

“Pasada la pandemia, obviamente pondremos en marcha un plan para controlar los efectos de esa emisión acumulada”, promete el propio ministro Guzmán. Y se muestra confiado en que parte del dinero será compensado naturalmente por un aumento de la oferta de bienes, al reactivarse la economía y que la gente empiece a consumir.

El ministro dio a entender que, combinando el control al dólar, un aumento del consumo y una reabsorción de los precios que sobren, no debería temerse un escenario catastrófico de inflación desbocada.

En general, los economistas concuerdan con que no hay un riesgo de corto plazo, dado que la propia cuarentena y la complicada operatoria bancaria ha hecho que la velocidad de circulación de los pesos sea mucho más baja que de costumbre. En otras palabras, que la emisión monetaria es compensada por una mayor demanda de dinero por parte del público.

Sin embargo, empiezan a aparecer las advertencias en el sentido de que la relativa estabilidad actual no va a durar mucho tiempo.

Un informe de la consultora Eco Go señala que la base monetaria, que venía de niveles de 10% del PIB, está trepando al 16%.

“Evidentemente este aumento en la demanda de pesos no resulta viable, aun con cepo y una recomposición en el margen de las reservas del BCRA”, argumenta.

Y hace un pronóstico inquietante: “A medida que vayan levantándose las palancas de la economía, el excedente monetario podría comenzar a presionar frente a una demanda de dinero que antes del shock era muy débil”.

Por su parte, la consultora Economía & Regiones publicó un reporte muy pesimista con este expresivo título: “Hay que esperar dólar mucho más caro y mucha más inflación”.

Señala que llegará pronto el momento en el que la caída en la demanda de dinero se hará inocultable. Y que lo único que evitaría una crisis financiera sería un cambio en la política del Banco Central, de manera de retirar el exceso de pesos con una fuerte suba de las tasas, justamente lo que el gobierno le criticaba a la gestión de Macri y no quiere aplicar.

Y concluye: “Consecuentemente, consideramos que el partido ya está jugado. Cada salto del dólar es un escalón más de inflación, pero el tipo de cambio real será cada vez más caro. El tipo de cambio real viaja hacia un equilibrio más alto. El dólar será el mejor negocio en el corto y mediano plazo. El dólar le ganará aún a la inflación récord en el corto y mediano plazo”.

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