Milton Wynants

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Wynants, detrás del mostrador

Mientras los Panamericanos no tienen ciclistas uruguayos, el mejor de las últimas décadas corre entre veteranos y atiende un negocio en Paysandú
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23 de octubre de 2011 a las 22:07

Milton Wynants (39 años) se alejó de las competencias de élite, pero no del ciclismo. Hace cinco años que atiende su bicicletería en Paysandú y compite con veteranos en su especialidad y en mountain bike. Además, junto a su esposa trata de darle vida a la Federación Ciclista Sanducera, que se mantuvo sin actividad durante un lustro.

Observa los actuales Juegos Panamericanos que se desarrollan en Guadalajara desde lejos, después de haberse colgado una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, dos medallas de oro en los Panamericanos de 2003 y una de bronce en los de 2007, entre otras tantas.

“Tengo la cabeza en otra cosa”, confesó Wynants a El Observador y agregó: “Ahora en mi mente primero está la familia, después el comercio y hace un par de meses tengo una camioneta para transportar gente dentro del departamento y a otros lugares del interior”.

Es padre de una niña de 9 años que practica patín y de un niño de 5 años que interrumpe constantemente su charla telefónica.

Uno de los más destacados deportistas uruguayos de los últimos tiempos trata de “rebuscarse” en su nueva vida. “No tengo compromisos con clubes o con la selección y solo participo en carreras cortas, de una hora. En esas me animo”. El jueves último ganó una de esas competencias en Paysandú. También cobra una pensión graciable (cinco salarios mínimos por mes) que el gobierno le otorga a los medallistas olímpicos.

Cuando el tiempo le da, sale a pedalear. “No tengo horarios para entrenar. Antes me gustaba más competir y entrenaba a mi gusto, según mis sensaciones, sabiendo lo que tenía por delante. Para Rutas de América y Vuelta del Uruguay me preparaba con gusto”, afirmó.

Desde hace un tiempo entrena a un muchacho de Colón que ya está clasificado para las Olimpíadas Especiales de Londres. “Sus padres me pidieron que lo preparara y entrenamos en el velódromo y en ruta”, explicó.

Wynants entiende que para ser entrenador “te tiene que gustar”, y él no aceptó una propuesta que le hizo la Intendencia de Paysandú para formar un escuela de ciclistas: “No acepté porque no era lo que quería; tenía que quitarle horas a mi comercio y cambiar una cosa por otra no me convencía”, indicó.

Su amor por el ciclismo lo demuestra “dando una mano” en la Federación de Paysandú junto a Marlene, su esposa: “Se formó una comisión para hacer carreras nocturnas y para gurises de 13 y 14 años. Empezamos con dos y ya son 10 los que participan”, dijo con orgullo.

Recordó que antes había más corredores que en la actualidad en el litoral del país y por eso se necesitan competencias para incentivarlos.

No está de acuerdo con que haya decaído el nivel de los ciclistas uruguayos, pese a que no hubo clasificados para los actuales Panamericanos: “Hay un muchacho de Santa Lucía, Fabricio Ferrari, que ganó el premio de la cima en Portugal. La Federación, con Federico (Moreira) a la cabeza está trabajando, pero no es tan fácil con todo lo que le quedó de atrás”.

Después de un tiempo de haberse alejado de las competencias exigentes de lado, Wynants tiene buenos recuerdos de su carrera. “El deporte me dejó muchas satisfacciones, hice lo que me gustaba, conocí países que ni imaginaba conocer, gente, participé en cuatro Juegos Olímpicos, logré un título mundial, medallas”.

Dice que cumplió con todas las metas que se propuso. “Fui creciendo desde lo más bajo, a nivel del litoral, luego nacional, después sudamericano y mundial. Logré todo lo que había y no solo participé, sino que gané medallas”.

En el debe quedó haber corrido en Europa, dice y agrega: “Pero eso tendría que haberlo buscado con menor edad. Pero mis aspiraciones estaban en correr Rutas y la Vuelta y no irme a vivir a otros lados”.

A nivel de gobierno, “de repente faltan incentivos. Alguien que es campeón Nacional tiene que tener un premio para prepararse durante el año siguiente. Cuando estuve en Chile en 2003 recuerdo que si un deportista lograba una medalla el gobierno le daba US$ 10 mil y un sueldo por mes hasta los próximos Juegos”.

Wynants logró la beca de US$ 1.100 mensuales durante su preparación para los Juegos de 2004, “pero no me crucé de brazos durante ese tiempo. Me preparé, conseguí logros, cuarto puesto en el Mundial de 2001, la Copa del Mundo en México 2002, dos medallas de oro en los Panamericanos de 2003, medalla en el Mundial 2004...”.

A pesar de todo, manifestó que el ciclista cobra la misma beca que otros deportistas, pero tiene más gastos: “La bicicleta, el casco aerodinámico, los guantes, la malla, las zapatillas”.

“La beca para ir a Sidney 2000 era de US$ 2.000 y en los Panamericanos anteriores se me rompió la bicicleta en una caída. Lo que iba a cobrar de la beca lo invertí para pagarle a mi cuñado que me prestó la plata para comprar una bicicleta en Buenos Aires para ir a Australia. Tuve que pagarla de mi bolsillo y se me había roto con la selección”, dijo.

Hoy, tiene su propia bicicletería y mira el deporte desde atrás del mostrador.

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