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Vladimir Putin, el zar de la era postsoviética

El líder politico asume su cuarto período como presidente buscando ampliar su poder
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06 de mayo de 2018 a las 20:30

Extremadamente celoso de su vida privada, a Putin, padre de dos hijas y divorciado desde 2013, le gusta dar la imagen de un hombre de gustos simples.

Vladimir Putin, exagente del KGB convertido ahora en uno de los líderes mundiales, lleva 18 años imponiendo su autoridad en Moscú y marginando a la oposición, en medio de tensiones con Occidente sin precedentes desde la Guerra Fría. A los 65 años, será este lunes investido como presidente por cuarta vez, tras haber ganado la elección del 18 de marzo con más del 76% de los votos. Así, podrá permanecer en el poder hasta 2024, cuando cumpla 72 años.

El presidente ruso llegó al poder en el año 2000, una década después de la desaparición de la Unión Soviética. Sucedió a Boris Yeltsin, que había estado al frente de un país inestable, de economía vacilante, y que había perdido su rol de potencial mundial. Muchos rusos consideran que con Putin el país ha recuperado su grandeza, gracias en parte al "maná" económico que suponen los hidrocarburos. Pero sus detractores lo acusan de conculcar derechos humanos y libertades.

En el plano internacional, ha tenido que lidiar con tres presidentes de Estados Unidos y provocó una nueva oposición de Moscú con Occidente, al arrebatarle Crimea a Ucrania y luego lanzar una intervención crucial en Siria en apoyo al régimen de Bashar Al Asad.

"Nadie quería hablarnos, nadie quería escucharnos. ¡Escúchennos ahora!", lanzó a los occidentales en su último gran discurso, en marzo.

Paciente y obstinado

Putin intenta restaurar la influencia de Rusia en el mundo, deteriorada tras la caída de la URSS y los años caóticos bajo Yeltsin.

¿Su método? Una lucha paciente y obstinada al acecho de cualquier debilidad del adversario. Esta técnica le resultó exitosa en Siria, donde el apoyo ruso al régimen de Damasco desde 2015 supuso un giro radical en el rumbo de la guerra.

Un año antes, Putin quiso ser el restaurador de la "gran Rusia" al anexionar la península ucraniana de Crimea, tras un referéndum considerado ilegal por la comunidad internacional. Esa operación mejoró su imagen en casa, pero desató la peor crisis desde el fin de la Guerra Fría entre rusos y occidentales.

Sorteo del Mundial Putin Pelé Maradona
El presidente ruso, Vladimir Putin, Pelé y Diego Maradona posan para las fotos antes del sorteo del Mundial.
El presidente ruso, Vladimir Putin, Pelé y Diego Maradona posan para las fotos antes del sorteo del Mundial.
Aficionado al deporte, el presidente ruso intentó hacer de su país una potencia deportiva, lo que también generó una crisis internacional. Rusia organizó en 2014 los Juegos Olímpicos más caros de la historia en Sochi y, en el verano boreal de 2018 acogerá al mundial de fútbol. Pero los sueños del Kremlin se vieron ensombrecidos por acusaciones de dopaje institucionalizado a raíz del informe McLaren en 2016, que Moscú siempre rechazó.

Origen modesto


Nacido el 7 de octubre de 1952 en una familia obrera en Leningrado (hoy San Petersburgo), nada hacía presagiar que Putin acabaría en la cima del poder.

Graduado en Derecho, trabajó en el KGB como agente de inteligencia exterior. Tras el desmembramiento de la URSS, se reinventó como asesor para relaciones exteriores del nuevo alcalde liberal de San Petersburgo y luego tuvo un ascenso fulgurante. En 1996, fue requerido para trabajar en el Kremlin. En 1998 fue elegido director del FSB y un año después nombrado primer ministro por el presidente Yeltsin.

La guerra de Chechenia supuso el gran fundamento de su popularidad en Rusia. Cuando Yeltsin dimitió ese año, Putin ya se había impuesto como el nuevo hombre fuerte del país. Tras ser elegido en 2000, aceleró su influencia apoyándose en las "estructuras de fuerza" (servicios secretos, policía, ejército) y en sus familiares de San Petersburgo.

En 2008, al verse limitado a dos mandatos consecutivos por la Constitución, le confió el Kremlin a su primer ministro, Dmitri Medvedev, y se puso al frente del gobierno. Cuando, en 2011, anunció su intención de volver a la presidencia para un nuevo mandato, provocó una oleada inédita de protestas.
La movilización se fue apagando tras su reelección en 2012, marcada por la adopción de leyes que la oposición tildó de liberticidas y la creciente represión de toda forma de protesta.

Gustos simples

Sin embargo, suele coquetear con el culto a la personalidad, acaparando la atención de los medios, ya sea con demostraciones de judo, montando a caballo sin camiseta o apagando un incendio al mando de un avión Bombardier.


(AFP)

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