27 de septiembre 2025 - 12:11hs

Mientras Samsung avanza a paso firme en la fabricación de chips de última generación, anunciando contratos millonarios con gigantes como Tesla y celebrando subas bursátiles récord, un dato pasó casi desapercibido: una empresa coreana llamada Soulbrain, proveedora de materiales químicos para Samsung, subió 16% en un solo día. ¿Por qué? Porque produce ácido fosfórico de grado electrónico, un insumo clave para el grabado y limpieza de obleas en la industria de los semiconductores. Es un químico invisible, pero sin él, no hay chips. Y este detalle técnico expone una vulnerabilidad estructural de China mucho más profunda de lo que suele reconocerse.

El ácido fosfórico que usa la industria de chips no es el mismo que se emplea en fertilizantes o alimentos. Se trata de una versión ultra pura, con niveles de limpieza atómica (más de 99.9999% de pureza), necesaria para evitar que una partícula microscópica arruine un chip de 3 nanómetros. Producirlo no es simplemente cuestión de tener acceso al fósforo: requiere plantas ultra limpias, procesos de purificación multietapa y certificaciones internacionales de calidad. Corea, Japón, Alemania y Estados Unidos dominan este nicho. Soulbrain es uno de los pocos actores que puede garantizar estos estándares y construirá una planta en Texas, junto a la nueva fábrica de Samsung, para asegurar el suministro local.

La pregunta inevitable es: ¿cómo hace China? ¿Puede SMIC, la principal fundición china, producir chips avanzados sin acceso a este insumo crítico? La respuesta es inquietante: no. Aunque China invirtió miles de millones en replicar toda la cadena de semiconductores, depende de químicos importados para las etapas más sensibles del proceso. Y los fabricantes locales no alcanzan la pureza y trazabilidad que exigen las fábricas de última generación. Si mañana se bloqueara la exportación de ácido fosfórico ICgrade a China —como ya ocurrió con otras herramientas como los equipos EUV de ASML— SMIC no podría fabricar chips avanzados, ni siquiera con todos los ingenieros y subsidios del mundo.

Este caso no es aislado. China también depende de empresas extranjeras para otras sustancias clave, como ácido fluorhídrico de grado electrónico, resinas fotográficas avanzadas, gases nobles ultrapuros y sistemas de purificación de agua industrial. Cada uno de estos elementos es una pieza mínima pero esencial de la maquinaria global que permite que un teléfono funcione, un satélite navegue o una inteligencia artificial razone.

El discurso del autoabastecimiento chino en chips suele centrarse en las grandes fábricas, los millones de dólares invertidos y los avances en diseño. Pero la realidad es que basta un cuello de botella en un químico invisible para detener todo el proceso. El caso del ácido fosfórico es apenas una muestra: China está lejos de producirlo al nivel requerido. Y si no puede hacerlo, tampoco puede fabricar los chips que dicen que ya dominan.

Las fantasías tecnológicas también fallan por una válvula, una partícula o una molécula. Y por ahora, esas moléculas están del otro lado del mar.

Las cosas como son

Mookie Tenembaum aborda temas de tecnología como este todas las semanas junto a Claudio Zuchovicki en su podcast La Inteligencia Artificial, Perspectivas Financieras, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.

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