El 28 de julio próximo bajará el telón en la calle Corrientes la obra que, tal vez, llevó al teatro a público que hacía mucho que no iba a una sala: Mejor no decirlo, de Salomé Lelouch. La dramaturga francesa es la hija del genial director de cine Claude Lelouch, y con esta pieza ganó tres premios Moliere, el más importante de la escena francesa. Sin embargo, todo el mérito del acontecimiento teatral del año no es el texto sino sus protagonistas: Mercedes Morán e Imanol Arias, quienes se reunieron por primera vez en un escenario. Ni siquiera habían filmado juntos.
El público va a verlos a ellos y se nota desde el minuto uno, cuando aparecen en escena en un ascensor “imaginario” (moderna y estupenda escenografía de Mariana Tirantte e iluminación de Matías Sendón). Ella y él (no hay nombres en la obra) son un matrimonio con varios años encima que ha “disfrazado” y ocultado puntos de vista de distintos temas de la convivencia y de la vida en general. Claro, mejor no decirlo, ¿no?
Pero ella no tiene filtro y su honestidad brutal la lleva a terribles descubrimientos que hace de la forma de pensar de su marido sobre el aborto, la subrogación de vientre, el medio ambiente y hasta las clases de piano de su nieta, entre otras cuestiones. El es de una izquierda más conservadora y solemne y no quiere hacer enojar a su madre anciana porque la torta que cocina hace 30 años es intragable. Y así van surgiendo tópicos a los largo de 65 minutos.
Mercedes es magnética, divertida, se la ve muy suelta haciendo reír e Imanol reafirma el romance que tiene con el público argentino desde que interpretó al Padre Ladislao en “Camila”. Bajo la dirección de un experimentado Claudio Tolcachir, el banquete es más que suculento. Desde que se inició la temporada en marzo pasado, todos creen que hay amor entre ellos. Hasta Mirtha Legrand fue víctima de la curiosidad. Aunque ambos no lo niegan ni lo confirman.
De miércoles a domingos en la Sala Pablo Neruda del Paseo La Plaza.
