Ricardo Darín no se equivocó al hablar del precio de las empanadas. Que hay precios caros en Argentina no es novedad. Que hay dispersión de precios tampoco. Y que si se los pasa a dólares terminamos está entre los más caros del mundo, al menos. Sin embargo, el problema de uno de los mejores actores del país fue haber caído en una lógica típica del populismo: “Hay mucha gente que la está pasando muy mal”, dijo.
No es novedad que en Argentina hay niveles de pobreza elevados. Llegaron a ser más de la mitad en 2024 (52,9% en junio) y ya bajaron a menos del 40% (35,4% en abril según la estimación de Di Tella). Aunque siga bajando ese indicador, siempre va a haber gente que la esté pasando muy mal.
Sin embargo, por suerte hay estadísticas para no dejarse llevar por las sensaciones. Esas que en su momento interrumpió Aníbal Fernández y le permitieron hablar de “sensación de inseguridad” para desestimar las críticas crecientes por lo que se vivía a diario en las calles. Esas estadísticas que hoy marcan una inflación en claro retroceso (varias consultoras apuntan a que se quiebra la barrera del 2% en mayo) y un salario paulatinamente recuperándose. Esas que muestran que el consumo todavía sigue relegado, en un reflejo de los cambios que están experimentando los bolsillos de las familias (ahora se destina más fondos para pagar servicios que al supermercado o a comprar empanadas, por ejemplo).
Las estadísticas económicas, excepto las de consumo, vienen dando buenos resultados para Javier Milei. Por eso se equivoca Darín. La docena que él compra (de las más caras del mercado) le puede parecer justamente que está fuera del radar para la mayoría de la gente que “la está pasando mal”, pero esa no es razón para desestimar un plan de gobierno.
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El propio Javier Milei salió a pegarle a Ricardo Darín con memes por sus declaraciones sobre el precio de las empanadas.
“Ahora que están sacando los dólares de los colchones, la verdad que no entiendo nada. Me llama la atención. ¿De quién hablan? Una docena de empanadas vale 48 mil pesos. Hay algo que no me termina de cerrar. Hay mucha gente que la está pasando muy mal”, fue el hilo argumentativo completo de Darín en la mesa de Mirtha Legrand para criticar el anuncio oficial vinculado a los dólares del colchón.
Que haya mucha gente que la esté pasando mal no impide que haya también mucha gente que tenga “canutos” en dólares que con el incentivo correcto pueda desempolvarlos y meterlos de nuevo en el sistema. Son dos públicos distintos, pero que en un punto se tocan: si esos dólares se invierten pueden terminar generando más puestos de trabajo y, por ende, que cada vez haya menos gente que la esté pasando mal.
En el final del camino, que haya dificultades no es motivo para frenar una medida (acertada o no) que busca mejorar la situación económica del país. Y ese es el verdadero error de Darín.
Las psicopateadas que ve Milei
Desde esa lógica es que se entiende la reacción (¿desmedida?) de Milei y sus seguidores contra Darín. Por un lado, está claro que les afecta más lo que diga una figura reconocida y querida como es el actor que cualquier discurso de Cristina Kirchner, Axel Kicillof u otro opositor. La decisión es cortar de raíz un mensaje que, no detectado a tiempo, puede generar un agujero en el relato económico. Sea de Darín, Lali o cualquier ídolo popular.
Por el otro lado está la batalla que el Presidente está decidido a dar contra lo que considera que son los argumentos o las lógicas del populismo. Por algo similar se enojó hace un año atrás con una persona que en La Rural lo increpó diciendo que había gente que no llegaba a fin de mes: “Si la gente no llegara a fin de mes ya se estaría muriendo en la calle y eso es falso”, le respondió con crudeza.
El propio Milei lo dejó en claro este viernes en una entrevista con Neura. “Es como Ricardito (por Darín) hablando de las empanadas. Se quiso hacer el nacional y popular y terminó demostrando ser un ignorante y un operador berreta”, agregó (¿de manera desmedida?).
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Javier Milei recibió este viernes en Casa Rosada a Agustín Romo y Daniel Parisini (AKA Gordo Dan).
Ese mismo razonamiento es el que ahora aplica Milei para hablar de “psicopateadas”. Se refiere a las críticas que surgen al Gobierno, levantadas por amplios sectores de la oposición, donde la falta de recursos siempre es la clave. La postura libertaria es que los causantes del problema son los que ahora encabezan las campañas de desprestigio. Ya sea con las universidades, los comedores, los discapacitados o los hospitales.
Cristina Fernández de Kirchner, casi sin darse cuenta, le terminó dando la razón un rato después. "¡Ay Milei!… ¿con los niños enfermos también?", tuiteó la dos veces presidenta y una vicepresidenta, acompañado de un video perfectamente editado para generar un efecto emotivo en defensa de los residentes del Hospital Garrahan y echarle la culpa de todo el problema a Milei.
Es que el caso del momento es la crisis del Garrahan, donde los médicos residentes se quejan de los bajos salarios. Los médicos de planta, mientras tanto, también protestan pero por los próximos 15 días deben acatar una conciliación obligatoria. Son ellos los que cuentan que sus pares se están yendo por los bajos ingresos, generando un problema serio en el servicio de salud.
Desde el Gobierno tienen la mira puesta en la cantidad de empleados administrativos que tiene el hospital. Son 953 contra 478 médicos de planta (más 350 residentes que salen del presupuesto de Nación en un 80% y de Ciudad el 20 restante). Los parámetros mundiales indicarían que la proporción debería ser a la inversa. Por eso se pondrá en marcha el sistema de control biométrico para controlar a los empleados y detectar si efectivamente hay ñoquis.
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Residentes del Garrahan vienen manteniendo el reclamo en la calle.
En la misma entrevista, Milei dejó su definición antipopulista: “Ellos metieron ñoquis administrativos en un área sensible como el Garrahan y ahora dicen que no alcanzan los recursos… y si hay más administrativos que médicos”. “No hay que dejarse psicopatear por los kukas nunca”, remató.
El problema del razonamiento del Presidente es que una cosa no quita la otra. El aprovechamiento político que el kirchnerismo haga de determinados reclamos no invalidan la discusión de fondo. Lo reconoce el propio gobierno cuando ahora llama a una mesa de diálogo y se muestra dispuesto a buscar alternativas para que el sueldo de los residentes (797 mil pagados por Nación más 200 mil del Garrahan) se equipare con lo que cobran los que son pagados por la Ciudad ($1.230.000). La clave para Milei, entonces, es lograr eludir políticamente esas supuestas “psicopateadas” pero al mismo tiempo solucionar los problemas existentes sin esperar que exploten.