La relación entre Javier Milei y Victoria Villarruel es problemática. Lo fue ayer, hoy, y todo indica que si no se resuelve esa sociedad política armada con fórceps lo seguirá siendo. Desde Fernando De la Rúa y Chacho Álvarez hasta el aspiracional gobierno bifronte de Cristina Kirchner y Alberto Fernández que, aunque se adivinara, no se sabía quién era cuál.
Hasta ahí puterío principesco. Muy hasta ahí. Cuando esa cantidad de veces que se hablaron por teléfono –o no se hablaron–, las reuniones a las que uno fue excluido o, finalmente, la falta de un mero saludo cordial afecta la gestión ya deja de ser un asunto entre dos para pasar a tratarse de un tema de interés público que compete a todos y cada uno de los argentinos. Porque una vez electos, el presidente y la vice –en este caso– representan a todos los argentinos y no solamente a aquellos que los votaron. Aunque les cueste creerlo y sigan hablándoles solo a los "propios".
El proyecto político de Villarruel
Victoria Villarruel siempre tuvo un proyecto político. Lo tuvo mucho antes de conocer al panelista de televisión con discurso estrambótico que se convertiría en presidente: Javier Milei. Ella entró a la Cámara de Diputados con el hombre de La Libertad Avanza y luego se convirtió en vicepresidente de la Nación.
Ahora están enfrentados. A cara de perro. Ella teje y Milei la critica. Y así transcurre la interna en lo más alto del gobierno llamado libertario. Pero Villarruel, desde hace 20 años, trae consigo una valija pesada, al menos para los que respetan el sistema democrático en la Argentina resurgida a partir de 1983.
Reivindica la dictadura que gobernó el país entre 1976 y 1983 y que asesinó, torturó, desapareció y robó bebés a integrantes de organizaciones políticas de aquellos años. Desde que se convirtió en una figura de alcance nacional lo intenta relativizar o explicar de un modo que resulte más "digerible" por los sectores del peronismo a los que trata de seducir. Porque hay un sector que Milei señala y que Villarruel busca: el peronismo que celebra a Isabel Perón. Por eso la vice buscó esa foto difícil.
Pero su historia no se puede ocultar: Villarruel, nacida en 1975, comenzó su activismo en la Asociación Argentinos por la Memoria Completa, que cayó en desgracia después de que una investigación periodística expusiera en 2006 que su máxima dirigente, Karina Mujica, ejercía la prostitución en Mar del Plata.
Villarruel participó de algunas reuniones de la Asociación Unidad Argentina (Aunar), una entidad que defendió públicamente la actuación militar durante la dictadura formada por Fernando Exequiel Verplaetsen, que fue condenado por delitos cometidos en Campo de Mayo. A fines del 2001, ella se sumó a Jóvenes por la Verdad, un grupo donde tenía una actividad destacada: de coordinar visitas, básicamente de estudiantes secundarios, al dictador Jorge Rafael Videla cuando todavía, el primer presidente de facto de la dictadura, cumplía detención domiciliaria. Ella admitiría en 2023 haberse reunido "dos o tres veces" con el dictador. La excusa: la escritura de un libro.
Hija y nieta de militares, estuvo –luego se distanciaron– cerca de Cecilia Pando en la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos (AFyAPPA). Pando se hizo conocida cuando el 8 de marzo de 2006 interrumpió un discurso del entonces presidente de la Nación, Néstor Kirchner, en la Casa Rosada. La mujer gritó y dio a conocer la situación de su esposo, el oficial del Ejército Rafael Mercado, que había sido apartado de esa fuerza militar. El pase a retiro se ordenó luego de que Pando publicara una carta con críticas al apartamiento del obispo castrense Antonio Basseotto por parte del gobierno kirchnerista.
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Victoria Villarruel negó haber traicionado a Milei o actuar a sus espaldas.
Villarruel y Pando se distanciaron, pero la hoy vicepresidente estuvo aquel día de marzo de 2006 en la Casa Rosada. La abogada se transformó luego en la cara de otra organización llamada Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTyV). Esa ONG nace al tiempo que se reabrieron los procesos por crímenes de lesa humanidad cometidos por los militares de la dictadura. Y tenía un objetivo claro: si los integrantes de las fuerzas armadas podían sentarse en el banquillo, entonces los militantes de organizaciones populares, también.
Los agitadores de la "memoria completa", entre los que se halla Villarruel, empezaron a pulular a principios de los 2000 como una reacción a la discusión pública que se había reiniciado por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.
En 2016, como directora de la ONG, obtuvo un reconocimiento cuando el secretario de Derechos Humanos del gobierno de Mauricio Macri, Claudio Avruj, la recibió nada menos que en sus oficinas, situadas en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el principal centro de detención clandestino durante la dictadura. Allí fue Villarruel acompañada de familiares de víctimas de las organizaciones terroristas. Los gobiernos anteriores no les habían dado categoría institucional a reclamos de ese tipo.
"Durante los últimos doce años, los gobiernos de Kirchner han glorificado la lucha armada de la guerrilla", había dicho Villarruel por aquel lejano 2016 donde presidir el Senado de la Nación no aparecía en su horizonte.
Por entonces no se habían abierto causas para investigar a los autores de atentados porque los crímenes no habían sido cometidos por el Estado. "Lo que están diciendo básicamente es que una víctima vale más que la otra", decía Villarruel hace menos de diez años. "Los derechos humanos tienen que ser para todos. Se tiene que contar toda la historia de los 70 por más incómoda que sea", reafirmó en 2023. Como una muestra de la continuidad de su pensamiento.
También en 2016, según se publicó previamente a que jurara como vicepresidente de la Nación, Villarruel había visitado en la cárcel de Marcos Paz a una decena de represores detenidos. No había sido la única vez. Se revelaron datos de otras dos visitas.
En septiembre de 2023, avanzada la campaña electoral, Villarruel llevó a un grado de relevancia mayor su negacionismo permanente. Organizó en el salón Dorado la Legislatura porteña un acto al que llamaron: "Homenaje a la víctimas del terrorismo". Allí dijo: "Después de 40 años de una visión amputada de los derechos humanos y de demonizarnos, ya no les tenemos ningún miedo. ¿Quién podría oponerse al homenaje a víctimas inocentes, si no fuera porque es cómplice o parte de los que ponían bombas que asesinaban a estos inocentes?", acusó. "Los que impiden que nuestro dolor sea recordado son los que tienen las manos manchadas de sangre de nuestros seres queridos. Los que monopolizan el recuerdo en nombre del comunismo, el marxismo, Montoneros, el Ejército Revolucionario del Pueblo, de una revolución que nadie les pidió", concluyó.
El debate con Rossi
En 2023 hubo un debate entre los dos candidatos a vicepresidente previo al balotaje que finalmente consagraría a la fórmula Milei-Villarruel. Por un lado, estaba Villarruel y por el otro Agustín Rossi, quien secundaba a Sergio Massa en la fórmula del oficialismo.
En aquella ocasión volvió a quedar expuesto el espíritu pro dictadura y, por ende, antidemocrático de la vicepresidente. Ante una pregunta de Rossi sobre si quería la libertad de los genocidas, Villarruel contestó: "Lo que me parece que es importante es que reconozcamos que hubo víctimas del terrorismo que no tienen Derechos Humanos… Cuando voy a marchas (por la libertad de los genocidas) o investigo, simplemente reconstruyo la parte de la historia que ustedes eliminaron y pusieron bajo la alfombra".
El 11 noviembre de 2021 Villarruel publicaba en X (antes llamado Twitter) una serie de posteos que pueden ser tomados como una declaración de principios o un programa de gobierno. Criticaba distintos hechos sucedidos durante el gobierno de Mauricio Macri en la Nación, Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad y María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires.
"Solo querría recordar algunas de las cosas que pasaron en estos años: Obama, Hollande, Macron con Macri y Larreta tirando flores en la ex ESMA, Larreta echando a Lopérfido por decir que no fueron 30.000, Vidal no vetando la ley que obliga a decir que fueron 30.000 en Provincia…Avruj secretario de DD.HH. crea el Plan de DD.HH. y niega a las víctimas del terrorismo de los 70, Larreta reforma la Plaza de Mayo e incluye los pañuelos blancos, Vidal implementa Plan de estudios en la Escuela de Policía Vucetich para inculcar la mentira de los 30.000…Larreta inaugura la Casa Trans, Vidal impulsa el Programa Chau Tabú donde se adoctrina a los niños y adolescentes en ideología de género, Vidal subsidia a Abuelas, Larreta subsidia a Abuelas, se nombra a la Estación Entre Ríos de subte como Rodolfo Walsh…Me gustaría decirles que esto no es importante, pero este punteo breve es una pequeña muestra de la inmensa maquinaria de la que vive la izquierda y que cuando nos prometieron que el 'curro de los DDHH' se iba a terminar, simplemente no ocurrió. Basta de relato. Basta de tibieza".
Un hilo de Twitter que escribió hace casi cuatro años la actual vicepresidente indica que su proyecto político, que tiene como base la reivindicación de la dictadura, está aún vigente. Más vigente que nunca. La pregunta que no es sobre si tiene un proyecto o no. Sino qué poder de fuego detenta, hoy sola y aislada, para perpetrarlo. ¿Quiénes son sus socios políticos ocultos si es que los tiene? El presidente y los antivillaruelistas no dejan pasar oportunidad para instalar la sospecha. ¿Y hasta qué punto sus reivindicaciones pueden convivir con el régimen democrático que vive el país desde 1983? Los cuestionamientos a Milei al respecto son muchos, pero parece ingeniárselas en todo caso para jugar al fleje. Vetos y judicialización están en el manual de lo permitido en el juego de la República. ¿Negacionismo? No parece.