Eurovisión cambia su sistema de votación para lograr mayor equilibrio y menos polémica: se reduce el poder del público
Cada seguidor pasará de poder emitir 20 votos a un máximo de 10, sin importar el canal utilizado, ya sea teléfono móvil, SMS u online. La organización también
La Unión Europea de Radiodifusión (UER) resolvió dar un giro al mecanismo de votación de Eurovisión: anunció este viernes una batería de cambios orientados a desactivar las controversias que han acompañado al certamen en los últimos años, especialmente las sospechas de movilizaciones coordinadas entre espectadores.
El ajuste más visible será la reducción del poder del público: cada seguidor pasará de poder emitir 20 votos a un máximo de 10, sin importar el canal utilizado —teléfono móvil, SMS u online—. La UER sostiene que la medida busca “animar a repartir apoyos” y, sobre todo, limitar el peso de campañas organizadas desde terceros actores, incluidos gobiernos.
A esto se suma el regreso del jurado profesional a las semifinales, donde recuperará un peso del 50 %. Además, su composición se ampliará de cinco a siete miembros por país, con la obligación de que al menos dos tengan entre 18 y 25 años. Los jueces deberán, asimismo, firmar una declaración formal que garantice la independencia de su voto.
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Melody en su participación en la final de Eurovisión 2025
Detectar y bloquear votos coordinados
La organización del festival aseguró que reforzará las herramientas técnicas para detectar y bloquear votos fraudulentos o coordinados. También ampliará la diversidad profesional del jurado, incorporando perfiles como periodistas culturales, críticos musicales, coreógrafos, directores de escena y otros profesionales del sector.
El director del festival, Martin Green, defendió que las decisiones responden a un objetivo central: preservar la neutralidad del concurso. “Hemos escuchado y hemos actuado. Eurovisión debe seguir siendo una celebración de música y unidad, no un instrumento de intereses externos”, afirmó.
Israel y Eurovisión
Las modificaciones llegan tras una revisión independiente del sistema de votación, motivada en parte por las tensiones generadas por el respaldo masivo del público a Israel en 2024 y 2025.
Ese patrón de votos, en un contexto de críticas por su actuación en Gaza, atendió a llamados al boicot y llegó a amenazar la participación de varios países —entre ellos España— en la edición 2026, prevista en Viena.
La fractura interna fue tal que la UER llegó a preparar una votación extraordinaria sobre la presencia de Israel, aunque finalmente no se llevó a cabo.
Junto a los cambios anunciados, la UER insistió en que hará cumplir con mayor rigor las normas existentes, tanto en letras como en escenografías, para evitar que el escenario eurovisivo se utilice con fines políticos.