Cada verano, sus calles se llenan de bombillas, termos y banderas rioplatenses durante la Fiesta del Mate, un evento que celebra los vínculos históricos con América del Sur.
Lungro, el pueblo de Italia que tiene su propia yerba y fiesta del mate.
En Lungro, un pequeño pueblo del sur de Italia con apenas 2.000 habitantes, el mate dejó de ser una costumbre extranjera para convertirse en un símbolo local.
Cada verano, sus calles se llenan de bombillas, termos y banderas rioplatenses durante la Fiesta del Mate, un evento que celebra los vínculos históricos con América del Sur.
La historia de esta costumbre se remonta a finales del siglo XIX, cuando miles de italianos emigraron a Argentina y Uruguay en busca de trabajo. Muchos de ellos eran originarios de Calabria. Décadas después, al regresar, trajeron consigo una nueva rutina: compartir mate.
Cada verano, sus calles se llenan de bombillas, termos y banderas rioplatenses durante la Fiesta del Mate, un evento que celebra los vínculos históricos con América del Sur.
En Lungro, esa costumbre se arraigó con fuerza. Hoy es común ver a los vecinos en los bares o en la plaza principal tomando mate al estilo uruguayo o argentino, una imagen que sorprende a los visitantes del resto de Italia.
En Lungro, el mate no es solo una bebida: es un relato migrante. En cada ronda se mezclan acentos italianos y rioplatenses, y las historias de quienes partieron hace más de un siglo cobran nueva vida.
“Cuando tomo mate, siento que bebo un poco de historia familiar”, resume Rosalía Mazzotta, nieta de un inmigrante que vivió en Montevideo.
La Fiesta del Mate en Lungro es hoy una metáfora viva del viaje de ida y vuelta entre Italia y América Latina: una tradición que cruzó el Atlántico y regresó convertida en símbolo de identidad.
La yerba Lungro es el nombre con el que los habitantes de este pequeño pueblo calabrés se refieren, de forma afectuosa, a la yerba mate que consumen a diario.
Aunque no se cultiva en Italia, la yerba llega importada desde Argentina, y en Lungro se convirtió en un símbolo local: algunos comercios incluso la venden bajo etiquetas personalizadas con el nombre del pueblo y motivos que combinan la bandera italiana con la celeste y blanca.
Esta costumbre, nacida del retorno de emigrantes que vivieron en el Río de la Plata, dio lugar a una identidad híbrida que hoy se conoce popularmente como “yerba Lungro”, una forma de reivindicar cómo el mate se volvió parte de la vida y la cultura calabresa.
Lungro es un pequeño municipio de la región de Calabria, en el sur de Italia, con alrededor de 2.500 habitantes. Situado en la provincia de Cosenza y en las laderas del macizo del Pollino, este pueblo conserva una fuerte identidad arbëreshë (de origen albanés) y un singular vínculo con América del Sur.
Su tamaño reducido y su historia migratoria explican por qué costumbres rioplatenses, como el mate, se integraron en la vida cotidiana de sus vecinos hasta convertirse en una tradición propia.