El silencio de la madrugada fue roto por los primeros suspiros de alivio y lágrimas contenidas durante casi dos años. En la base militar de Reim, cerca de la frontera con Gaza, se vivieron escenas profundamente conmovedoras: padres, madres, hermanos e hijos abrazando a quienes temieron no volver a ver jamás.
El Ejército israelí confirmó la llegada de los siete primeros rehenes liberados por Hamás, quienes fueron entregados a la Cruz Roja y trasladados a territorio israelí. Todos se encuentran ahora bajo supervisión médica, aunque el verdadero bálsamo llegó con el calor de sus seres queridos.
Entre ellos, los gemelos Gali y Ziv Berman, de 27 años, protagonizaron uno de los momentos más emotivos. Secuestrados por separado desde el ataque al kibutz Kfar Aza, las autoridades solo lograron una prueba de vida durante el alto el fuego de principios de año.
Hoy, por fin, se fundieron en un abrazo que cruzó meses de incertidumbre. En las imágenes difundidas, ambos lucen camisetas del Maccabi Tel Aviv, su equipo de fútbol favorito, como si buscaran recuperar una pizca de la vida que les fue arrebatada.
También regresó a casa Eitan Mor, de 25 años, capturado mientras trabajaba como guardia en el festival Supernova. Sus padres lo recibieron entre lágrimas y risas nerviosas. “Nunca perdimos la fe, pero no sabíamos si volveríamos a abrazarlo”, confesó su madre. Un amigo de Mor, secuestrado junto a él, fue hallado sin vida meses atrás.
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Bar Kupershtein, otro de los rehenes que se reencontró con su familia, pudo abrazarse con su padre, que había sido atropellado y estaba inmovilizado antes de los secuestros del 7 de octubre, y que ahora pudo volver a caminar:
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Muchos familiares pudieron comunicarse con sus seres queridos antes de la liberación por parte del grupo terrorista Hamás:
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Las calles de Tel Aviv también reflejaron la intensidad del momento. En la Plaza de los Rehenes, cientos de ciudadanos se congregaron ante las pantallas gigantes que mostraban las primeras imágenes de los liberados. Aplausos, cánticos y lágrimas se entremezclaron en un estallido de emoción nacional. "Pensé que no volvería a verlo", dijo entre sollozos Einav Tsengaoker, madre de otro joven liberado, tras hablar por videollamada con su hijo, Matan Angrest.
Familiares de Matan Angrest celebran su regreso a Israel
Mientras tanto, la Cruz Roja Internacional se prepara para recoger a un segundo grupo de trece rehenes más, en el marco del acuerdo entre Israel y Hamás que ha permitido un frágil alto el fuego.
Como parte del mismo pacto, el Gobierno israelí se alista para liberar a unos 2.000 prisioneros palestinos, en lo que se espera sea un paso hacia una posible distensión del conflicto.
Aunque hoy el país celebra, la sombra de la ausencia aún pesa. Decenas de israelíes continúan desaparecidos y muchos cuerpos siguen sin repatriar. Pero por unas horas, Israel se ha permitido llorar de alegría.
FUENTE: El Observador