El resultado de las elecciones primarias en la Argentina no solo sorprendió a los argentinos. Toda España está atenta a lo que sucedió y a lo que pueda suceder en las presidenciales del próximo 22 de octubre.
Y el foco de la expectativa lo acapara Javier Milei, el candidato libertario que aventajó a Juntos por el Cambio y al peronismo. El mismo que ahora intenta llegar a la Casa Rosada.
Milei genera desconcierto en la clase política española, que lo encasilla en el mismo sendero que la extrema derecha de Vox transita en este país. La simpatía entre ambos espacios fortalece ese análisis.
Y claro que hay razones para que hagan esa lectura. El desprecio por el multilateralismo, el rechazo al aborto y el estilo híper agresivo a la hora de la discusión política son características que hermanan al candidato argentino con los movimientos populistas que ya llegaron al poder en Polonia, en Hungría o en Italia de la mano de la empoderada Giorgia Meloni. De ahí al paralelo con Vox hay una autopista de alta velocidad.
En octubre de 2022, los simpatizantes de Vox ovacionaron a Milei en Madrid cuando habló en el festival partidario y estrenó un discurso con giros similares a los de la ultraderecha europea.
Y no es casualidad que Santiago Abascal haya sido uno de los primeros dirigentes en saludar la gran elección del libertario en las redes sociales. Pero considerar a Milei como parte del mismo movimiento que recorre Europa desde hace más de una década sería simplificar extremadamente las cosas.
Milei no cultiva la semilla nacionalista que alimenta a Vox, y lanza sus postulados económicos desde el liberalismo más ideológico, el de la escuela austríaca de Fiedrich Von Hayek.
Y cuando se pronuncia a favor de rebajar o eliminar directamente buena parte de los impuestos se acerca más a Donald Trump o al Partido Popular español en la misma medida que abre una grieta con las derechas duras de Abascal, Meloni o los herederos de Le Pen en Francia. Lo de Milei apunta, desde el corazón, a la utopía del Estado mínimo.
A quienes si dejo paralizados la irrupción victoriosa de Milei es, precisamente, a los dirigentes del Partido Popular que esperaban una paliza electoral contra el kirchnerismo protagonizada por Patricia Bullrich y, en menor medida, por Horacio Rodríguez Larreta. Los dos habían mantenido contactos con Alberto Núñez Feijóo y con Isabel Díaz Ayuso, pero quien mejores vínculos conserva en la derecha moderada en España sigue siendo Mauricio Macri.
El ex presidente argentino cuenta a su favor en Madrid con el apoyo de la Fundación Internacional para la Libertad, que lidera el escritor, político y premio Nobel, Mario Vargas Llosa, y que encabezan en Madrid el economista Gerardo Bongiovanni y el ex ministro de Cultura, Darío Lopérfido. Este último respaldó con contundencia la candidatura de Bullrich y la acompañó en Buenos Aires para las elecciones primarias.
También apoyaron a Bullrich muchos de quienes integran el grupo de Argentinos por el Partido Popular (un espacio de residentes en España que respalda a los populares), aunque había entre ellos quienes preferían un triunfo de Rodriguez Larreta y quienes manifestaron públicamente su respaldo para la postulación de Milei. Una composición bastante ecléctica que se notó en los resultados de los residentes argentinos que votaron en España.
En cambio, la baja performance de Sergio Massa en las PASO decepcionó las expectativas entre los dirigentes del PSOE y los funcionarios del gobierno de Pedro Sánchez.
Tanto Massa como el presidente Alberto Fernández habían mantenido encuentros con el jefe de estado español, pero ninguno de ellos se imaginaba que el peronismo de este tiempo iba a quedar por debajo de Milei y de la suma de Juntos por el Cambio.
Massa y su estratega electoral preferido, el español Antoni Gutiérrez-Rubi estudian ahora el plan que desplegó Sánchez después de la debacle en las elecciones regionales del 28 de mayo pasado.
Votar en plenas vacaciones de verano; promover subsidios a jóvenes y a jubilados, y sobre todo asustar a la sociedad con el regreso del “fascismo” (como descalifican a los candidatos de la derecha), le permitieron al presidente español recuperarse y mantener vigente ahora la chance de volver a armar gobierno.
Gutiérrez-Rubi también diseñó la “metamorfosis” de la segunda vuelta, que le permitió al candidato de izquierda y ex guerrillero, Gustavo Petro, parecer más moderado y quedarse por estrecho margen con la presidencia de Colombia.
Claro que para Massa la estrategia de resurrección debe incluir algún tipo de milagro.
La inflación argentina (120% anual) no tiene ni comparación con la española (2,4% en agosto), y la presencia del Estado español en salud, transporte, educación y seguridad es de nivel europeo frente al Estado ausente con el que el kirchnerismo ha derrumbado a la sociedad argentina hacia un subsuelo inédito de crimen organizado y de pobreza extrema.
Es ese escenario de desprotección y de caída libre que sufre la Argentina el que ha generado las condiciones para la aparición de un fenómeno disruptivo como el de Javier Milei.
Como le sucede a la mayoría de los argentinos, la dirigencia española también intenta descifrar el rumbo que pueda tomar el país más desconcertante de América Latina a partir de diciembre.
Los caminos de Dios, dicen, son inescrutables.
Y mucho más cuando se trata del destino incierto que no logra encontrar la Argentina desde hace más de medio siglo.