28 de noviembre 2025 - 17:12hs

Santiago Laiglesia fue detenido este viernes como sospechoso del asesintao de Helena Jubany ocurrido en diciembre de 2001. La jueza de Sabadell ordenó su prisión preventiva luego de que Laiglesia se negara a declarar.

Se rompen 24 años de impunidad”, expresó el abogado de la familia, Benet Salellas, acompañado del padre y los hermanos de Helena, la bibliotecaria de 27 años que fue asesinada la noche del 2 de diciembre de 2001.

La decisión judicial marca un giro decisivo en un caso que permaneció estancado durante décadas.

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Laiglesia llegó al juzgado de Sabadell junto a su abogado y la vista fija en el suelo, sin tomar contacto con los medios de prensa ni los vecinos que se acercaron conmovidos por una crimen que parecía haber quedado en el olvido.

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Las nuevas pruebas de ADN y el temor a la fuga

La jueza considera que existen “indicios racionales y bastantes” para atribuir a Laiglesia el homicidio, lo que se basa en los últimos análisis de la Policía Nacional que hallaron ADN suyo en el jersey que Jubany llevaba puesto cuando fue asesinada. Un elemento “objetivo y contundente”, según la resolución que puso en la mira judicial a Laiglesia.

Ante este hallazgo, la instructora ve razonable el riesgo de fuga y el peligro de que Laiglesia pueda influir en futuros testigos.

El caso, archivado en 2005 y reabierto en 2021 —un día antes de prescribir—, se encamina ahora hacia un juicio que parecía improbable hace solo unos años.

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La emoción inesperada de una familia que espera justicia

La familia Jubany aguardaba frente al juzgado sin imaginar el desenlace y la sorpresa dio paso a lágrimas y abrazos. Joan y Diana, hermanos de la víctima, se fundieron en un largo abrazo al que se sumó su padre, ajenos a la nube de cámaras. Era el primer resquicio de justicia tras más de dos décadas.

Salellas lo resumió ante la prensa: “Llegar hasta aquí ha costado 24 años”.

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El silencioso recorrido del sospechoso

Laiglesia llegó al juzgado con la mirada clavada en el suelo, evitando a la prensa y a los vecinos que se habían congregado. Entre ellos estaba Imma Careta, hermana de Montse Careta, la mujer que se quitó la vida en prisión en 2001 tras ser acusada y encarcelada preventivamente por su vinculación con el crimen de Jubany.

Imma sostiene que su hermana fue inocente y que Laiglesia es el verdadero responsable del crimen. Al verlo, intentó dirigirse a él pero no obtuvo respuesta.

Laigleisa era el novio de Careta, una mujer que vivía en el edificio desde el que fue lanzado el cuerpo de Helena Jubany.

Los indicios señalan que la víctima fue drogada con Noctamid el viernes 30 de noviembre de 2001 al mediodía, retenida en el domicilio de Careta y en la madrugada del domingo, arrastrada hasta el tejado, desvestida y tirada al vacío por el tragaluz. La investigación, dado que Careta era la única vecina de la escalera que conocía a la víctima, enseguida puso la lupa sobre ella.

El ADN hallado recientemente contradice la versión del investigado, que siempre afirmó no haber visto a Helena en los días previos a su muerte.

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Un caso reabierto por la tv y reactivado por la ciencia

En 2020, en plena pandemia, un episodio de la serie Crims devolvió el caso al foco público. El inspector David Medialdea, ante las cámaras, señaló errores en la investigación inicial y apuntó directamente a Laiglesia como principal sospechoso. Señalado por el policía desde la televisión pública de Cataluña, en horario de máxima audiencia, Laiglesia, abogado de oficio, un hombre tímido e inteligente según las personas que lo conocen, optó por no reaccionar. Guardó silencio, igual que cuando se reabrió el caso en 2021.

La nueva prueba genética lo vuelve a situar en el domicilio de su entonces pareja, Montse Careta, donde se sospecha que Jubany fue retenida, drogada con Noctamid y arrojada al vacío.

La ausencia de ADN de Careta y de Ana Echaguibel —las dos primeras señaladas en 2001— despeja ahora el foco hacia Laiglesia.

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La sombra de otro sospechoso

La investigación también apunta a Xavi Jiménez, quien declaró en 2022. Aunque su ADN no aparece en la ropa de la víctima, el juez instructor concluyó que existen “indicios suficientes” de su participación.

Jiménez estaba enamorado de Helena y se le atribuye el envío de los anónimos con benzodiacepina, una conexión directa con el asesinato.

Los análisis de los zumos y alimentos enviados en 2001 revelaron restos de sustancias sedantes. Helena lo sospechó, lo analizó y guardó el informe. Ese documento, hallado tras su muerte, terminó por unir los anónimos con el crimen.

Un juicio que espera décadas

Con el hallazgo del ADN y la orden de prisión preventiva, el caso entra en su fase más decisiva. Las piezas que durante años parecían desconectadas empiezan a encajar.

La familia Jubany, que nunca dejó de reclamar justicia, se aferra ahora a la posibilidad de que, por fin, la muerte de Helena encuentre respuestas ante un tribunal.

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