Hay temas muy contenciosos en este mundo que prefiero no discutir con gente cercana, porque avanzar en esas discusiones ni es posible, ni vale la pena, ya que nadie va a cambiar de opinión al respecto, y lo único que deja ese ejercicio es amigos malgeniados. A nivel personal creo que es imposible discutir sobre religión, orientación sexual, o el aborto, para nombrar apenas algunos temas. Y por el lado económico, después de haber sido analista de mercados por más de 25 años, me queda claro que es una imposibilidad logística convencer a un proteccionista de las bondades del libre comercio.
Hace unos días me entrevistaron en una emisora de radio acá en Estados Unidos. El tema de la entrevista eran los "Trumponomics" y la caída vertiginosa que se ha visto en los mercados por los riesgos para la economía global que implican las políticas proteccionistas del presidente Trump.
En esa entrevista hice lo mismo que siempre hago, ergo, ponderar las políticas pro mercado de la administración del presidente Trump, como por ejemplo (1) buscar la disminución adicional de los impuestos a las empresas, (2) acabar con las regulaciones onerosas que demoran la construcción de infraestructura, (3) disminuir las regulaciones bancarias, (4) impulsar la industria cripto, (5) incrementar los incentivos para invertir en inteligencia artificial, (6) acelerar la explotación de hidrocarburos en EEUU, y (7) acelerar la construcción de nuevos reactores nucleares en el país.
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Continué mi intervención criticando el proteccionismo de la agenda del presidente Trump, soltando una frase que no le gustó a la persona que me estaba entrevistando: "Para que quede muy claro, Alberto Bernal piensa que la idea de que EEUU produzca juguetes, zapatos, o jeans es la mayor estupidez que existe hoy en día en la discusión económica global. Y esa forma de ver el mundo implica que la visión del comercio internacional del presidente Trump es análoga a la del progresista Bernie Sanders, uno de los miembros más nefastos de la política de este país".
No gustó para nada mi comentario.:"Señor Bernal, Trump y Sanders no se parecen en nada, por favor, como se le ocurre hacer esa comparación…Lo que está buscando el presidente Trump es que el mundo no se aproveche más de la bondad de EEUU”.
Supe ahí que no había razón ni espacio para avanzar, porque en la mente de mi entrevistadora, EEUU SI TIENE QUE PRODUCIR SUS PROPIOS ZAPATOS. Y no la juzgo. Si yo no fuera economista muy seguramente pensaría así, porque no sabría que el espejo del déficit comercial de un país es el superávit de la inversión extranjera.
La idea de disminuir el déficit comercial de EEUU a punta de proteccionismo es una idea conceptualmente errada, porque asumiendo que el presidente Trump logra su cometido de acabar con el déficit comercial, el espejo de ese "logro" necesariamente sería la caída vertiginosa de la inversión extranjera en el país. La idea de disminuir el déficit comercial de EEUU a punta de proteccionismo es una idea conceptualmente errada, porque asumiendo que el presidente Trump logra su cometido de acabar con el déficit comercial, el espejo de ese "logro" necesariamente sería la caída vertiginosa de la inversión extranjera en el país.
Los datos: en el último año corrido entraron a los Estados Unidos 305.000 millones de dólares en inversión extranjera directa, que viene siendo más o menos el 90% del PIB nominal de Colombia, y, en inversión de portafolio neta, EEUU recibió unos 1,25 billones de dólares, más o menos el 4% del PIB norteamericano. Valga decir que el déficit de cuenta corriente de EEUU fue del 3,8% del PIB en el 2024. Mejor dicho, la inversión extranjera financió la totalidad del déficit comercial de EEUU.
En español: los ciudadanos de EEUU tienen la capacidad de consumir más de lo que producen porque el resto del mundo está dispuesto a invertir sus ahorros en EEUU.
Por lo tanto, la idea de disminuir el déficit comercial de EEUU a punta de proteccionismo es una idea conceptualmente errada, porque asumiendo que el presidente Trump logra su cometido de acabar con el déficit comercial, el espejo de ese "logro" necesariamente sería la caída vertiginosa de la inversión extranjera en el país.
El exceso de dinero que se gana México exportando aguacates a Estados Unidos eventualmente se transforma en mexicanos comprando acciones de Nvidia o Coca-Cola, o comprando un software de Microsoft –mejor dicho, los dólares vuelven a su origen. Pero, en fin, como decía antes, tratar de convencer a un proteccionista de las bondades del libre mercado es una utopía. Entonces figuró dejar así, porque el mundo es como es, no como Alberto Bernal quiera que sea...