Después de que su red social X dejara de funcionar en Brasil, el magnate Elon Musk se embarcó en una nueva pelea por la moderación de contenidos en redes y calificó al gobierno de Australia de "fascista"por un proyecto de ley para multar a las plataformas por no detener la difusión de desinformación.
"Fascistas", publicó Musk en X, después de que Australia presentara el jueves un proyecto de ley para "combatir la desinformación", que incluye amplios poderes para multar a los gigantes tecnológicos con hasta el 5% de su facturación anual por la difusión de noticias engañosas o falsas que causen un daño grave.
El ataque de Musk amenaza con reavivar su larga disputa con el gobierno australiano.
"Elon Musk ha tenido más posturas sobre la libertad de expresión que el Kama Sutra", dijo el ministro de Servicios Gubernamentales, Bill Shorten. "Cuando se trata de sus intereses comerciales, él es el campeón de la libertad de expresión. Y cuando no le gusta, va a cerrar todo", dijo Shorten a la emisora australiana Channel Nine.
El regulador australiano de internet llevó a la compañía de Musk a los tribunales este año, alegando que no había eliminado videos "extremadamente violentos" que mostraban el apuñalamiento de un sacerdote en Sidney en abril.
Poco después, el regulador abandonó su intento de imponer una prohibición global de decenas de publicaciones violentas en X, luego de que Musk se anotara una victoria legal en primera instancia, una medida que celebró como un triunfo de la libertad de expresión.
Julie Inman Grant, comisionada de eSeguridad y exempleada de Twitter, dijo que la adquisición de Musk coincidió con un aumento de la "toxicidad y el odio" en X.
Por su parte, el viceministro australiano del Tesoro, Stephen Jones, consideró que la nueva ley sobre desinformación era una cuestión de "soberanía". "Tanto si se trata del gobierno australiano como de cualquier otro gobierno del mundo, hacemos valer nuestro derecho a aprobar leyes que protejan a los australianos de los estafadores y los delincuentes", manifestó a la cadena pública ABC.
La pelea de Musk con Brasil y su apoyo a Trump
Musk, que se describe a sí mismo como un "absolutista de la libertad de expresión", se ha enfrentado con políticos y grupos de derechos digitales de todo el mundo, incluida la Unión Europea, que podría decidir en unos meses tomar medidas contra X con posibles multas.
En Brasil, donde X fue suspendida por incumplimientos judiciales, Musk calificó al magistrado Alexandre de Moraes, que tomó la medida, de "dictador malvado que se disfraza de juez". La investigación en el país sudamericano comenzó luego de que se negara a bloquear cuentas que difundían información falsa.
En tanto, Musk ha manifestado su apoyo abierto a Donald Trump para las elecciones de noviembre. El republicano dijo que, si gana, implementará un plan propuesto por Musk para reformar la administración pública que permitiría recortar gastos al Estado. A su vez, aseguró que le pedirá al fundador de Tesla y Space X que encabece la comisión de eficiencia gubernamental para llevarlo adelante.
X se hizo más partidista
Un artículo de la prestigiosa revista tecnológica Wired analiza cómo Elon Musk convirtió a X en su tribuna política personal.
De hecho, un estudio de Pew Research, citado por este portal, revela que desde que Musk compró Twitter, la plataforma se hizo mucho más popular entre los republicanos y menos entre los demócratas, quienes dan menos a conocer sus opiniones.
Además, hay una base real de usuarios que ha cambiado. Y personas que habían sido expulsadas de la plataforma por violar las normas han vuelto a ser admitidas. El caso más icónico es el de Trump. Wired revela que también volvieron supremacistas blancos, conspiracionistas y neonazis. Entre ellos, el experto de extrema derecha Nick Fuentes, la defensora de QAnon Liz Crokin, y el negacionista de las elecciones Mike Lindell.
Desde que Musk adquirió Twitter, despidió a casi la mitad de su personal, incluyendo a gran parte de los empleados encargados de mantener la plataforma libre de contenido dañino, como la incitación al odio y la explotación infantil.
Con información de AFP
