17 de septiembre 2024
6 de agosto 2024 - 10:23hs

Kamala Harris nombró al gobernador de Minnesota, Tim Walz, como su compañero de fórmula. Se trata de una decisión contraintuitiva. Nicolás Maquiavelo la hubiera desalentado. La apuesta más segura era ir por el gobernador de Pensilvania Josh Shapiro, más centrista y conservador que Harris para balancear ideológicamente la boleta. Shapiro además gobierna un estado decisivo y que aportó los delegados que los demócratas necesitan sí o sí para quedarse en la Casa Blanca. Pero la política no es un ajedrez perfecto y previsible.

La VP prefirió al progresista Walz. La jugada empieza a delinear una impronta propia para Harris. Algo que la californiana necesita, después de haber heredado a las apuradas la candidatura de Joe Biden. La conexión biográfica de Walz con los pueblos del oeste medio de EEUU pretende atraer votantes independientes y conservadores. Más aún: busca seducir a los trabajadores blancos no universitarios que en la última década se acercaron a Trump por vía de la frustración social.

"Tienen buena sintonía y harán un excelente equipo", se ilusionaron en la tienda campaña oficialista. El gobernador de Minnesota, sin embargo, no es fácilmente encasillable. No pertenece al ala más izquierdista de los demócratas (la de Bernie Sanders, Alexandra Ocasio-Cortez y conocida como "el escuadrón"), pero era el preferido de los militantes liberales y del ala sindical del partido. Shapiro, con su postura de apoyo firme a Israel en Medio Oriente, hubiera sido mucho más difícil de digerir para esa tribu demócrata.

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El apoyo de la izquierda y los sindicatos a Tim Walz

El presidente de United Auto Workers, Shawn Fain, el gremialista que les torció el brazo a las grandes automotrices de Estados Unidos, describió a Walz como un "tipo increíble para los trabajadores". Donald Trump, por lo tanto, lo tildó de “peligrosamente liberal”. El republicano además azuzó el fantasma de la crisis migratoria: "Walz abrirá las fronteras a los peores criminales de la tierra".

El presidente del Comité Nacional Republicano, Michael Whatley, fue más allá. Dijo que Harris y Walz son dos liberales débiles en materia de delincuencia violenta y partidarios de la desfinanciación de la policía, que conforman la candidatura más radical y de extrema izquierda en la historia de nuestro país".

Los progresistas del oficialismo rechazan ese diagnóstico. "Tuvo políticas muy positivas en Minnesota, como ley de almuerzos y desayunos gratuitos a los estudiantes en escuelas públicas. Algo de sentido común para el país más rico del mundo. Eso no lo vuelve un monstruo comunista", opina ante El Observador USA el analista Thomas Kennedy, ex miembro del Comité Nacional Demócrata y colaborador de distintas organizaciones de inmigrantes.

Tuvo políticas muy positivas en Minnesota, como ley de almuerzos y desayunos gratuitos a los estudiantes en escuelas públicas. Algo de sentido común para el país más rico del mundo. Eso no lo vuelve un monstruo comunista Tuvo políticas muy positivas en Minnesota, como ley de almuerzos y desayunos gratuitos a los estudiantes en escuelas públicas. Algo de sentido común para el país más rico del mundo. Eso no lo vuelve un monstruo comunista

Kennedy enumera lo que considera méritos de Walz, quien gobierna Minnesota desde enero de 2019. El dirigente destaca las protecciones para la comunidad LGTBQ, restricciones básicas para la compra de armas, admisión de la marihuana para uso recreacional, el apoyo al derecho a sindicalizarse y la promoción de un salario justo. "Son cosas básicas de lo que debería ser una plataforma demócrata, pero muchos políticos tienen miedo a que los pinten como demasiado progresistas", opina ante este medio.

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Carrera militar y ex entrenador de fútbol americano

Pero el perfil de Walz excede el estereotipo del demócrata de centroizquierda. El compañero de fórmula de Harris tiene 60 años y es originario de la zona rural de Nebraska. De chico cultivaba y cazaba durante los veranos y se alistó en la Guardia Nacional del Ejército a los 17 años. Sirvió en la fuerza voluntaria durante 24 años, alcanzando el rango de sargento mayor.

Su padre, administrador de una escuela pública, lo animó a unirse al ejército antes de morir de cáncer de pulmón, cuando Walz tenía 19. El gobernador de Minnesota reivindicó los beneficios del Seguro Social que ayudaron a su madre y de otras ayudas estatales que le permitieron recibir educación universitaria.

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Antes de saltar a la arena política, fue maestro de escuela secundaria y entrenador de fútbol americano. Enseñó historia en la Mankato West High School de Minnesota. Con su esposa Gwen, profesora de escuela, pasó la luna de miel en China. También organizó viajes educativos de verano a ese país para estudiantes estadounidenses.

Fue Gwen quien lo mudó de Nebraska a Minnesota, donde ella nació. La pareja tiene dos hijos.

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Su desembarco en la política se dio en 2004. No fue demasiado planificado. Empezó a colaborar con la campaña de John Kerry en la competencia contra George Bush. El demócrata perdió, pero dos años más tarde ya un Bush reelecto sufría el síndrome del pato rengo.

Gracias a esa ventana de oportunidad, en 2006 fue elegido para la Cámara de Representantes por Minnesota, un swing state salvaje que alterna entre demócratas y republicanos extremos sin un dominio claro. Walz triunfó en un distrito conservador y rural.

Se mantuvo en su banca durante seis mandatos, desde 2007 hasta 2019. Esa escuela lo formó en el arte de la negociación y de discutir intereses manteniendo la calma y una sonrisa. Alguna vez JFK reveló el secreto del éxito de un buen político: ser o parecer sincero.

La apuesta por el "midwest nice" blanco y rural

"Lo conocí muy bien en el Congreso", recuerda ante El Observador USA el representante de Florida Joe García. "Tim es el exponente perfecto de lo que aquí llaman el 'midwest nice'. Es un hombre blanco bueno que no parece tener la ambición despiadada de muchos congresistas en Washington. Es agradable y carismático. La política no le hizo incorporar un carácter agrio o falso. Cuando se peleaba conmigo lo hacía con una sonrisa. Y ese valor suele ser menospreciado por los dirigentes ultra-politizados de la costa de Estados Unidos, tanto la del este como la del oeste", lo describe García.

A diferencia de Harris, Walz no pertenece a las elites costeras de la política estadounidense. Se graduó en la Minnesota State University, y no en Harvard.

Es un hombre blanco bueno que no parece tener la ambición despiadada de muchos congresistas en Washington. Es agradable y carismático. La política no le hizo incorporar un carácter agrio o falso. Cuando se peleaba conmigo lo hacía con una sonrisa. Y ese valor suele ser menospreciado por los dirigentes ultra-politizados de la costa de Estados Unidos Es un hombre blanco bueno que no parece tener la ambición despiadada de muchos congresistas en Washington. Es agradable y carismático. La política no le hizo incorporar un carácter agrio o falso. Cuando se peleaba conmigo lo hacía con una sonrisa. Y ese valor suele ser menospreciado por los dirigentes ultra-politizados de la costa de Estados Unidos

Si bien tiene apenas un año más que Harris, el blanco, canoso y "midwest nice" de Walz parece bastante mayor que ella. La elección encierra un deja vú histórico. ¿Cuál? El de la jugada político-étnica que concretó Barack Obama en 2008, al elegir a Joe Biden como vice. Tanto el afro Obama como la marrón Harris (ella se define así, brown) buscaron dos veteranos blancos del establishment que compensaran el carácter rupturista de sus ascensos personales.

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Porque Walz también cuenta con el apoyo del Partido Demócrata en el Congreso. Sus 12 años como actor fijo en la banca y en los pasillos de la Cámara de Representantes le valieron el respaldo de una figura muy influyente: la mítica Nancy Pelosi, quien operó para correr a Biden y para coronar a Walz. La veterana Pelosi logró ambos objetivos.

Pionero en tildar de "weird" a Trump y JD Vance

La elección de Walz también apunta a ganar la palea mediática y de redes sociales contra Trump y J.D. Vance. El gobernador de Minnesota fue uno de los primeros en tildar de "weird" (algo así como raros, en un sentido burlón) al elenco de los republicanos MAGA. La estrategia fue efectiva en las redes. En gran parte porque relajó la solemnidad de un Biden que machacaba (sin éxito) en que el trumpismo representaba un peligro para la democracia. La ironía fue una vía más disolvente para desnormalizar las políticas y opiniones ultraconservadoras de Trump y especialmente de Vance.

La nominación de Walz no estaba prescrita en el manual de la política convencional. Pero el reemplazo de Harris por Biden a último momento tampoco lo estaban. Harris apostó fuerte y ya será ella responsable de las ganancias o las pérdidas de haber optado por este "midwest nice" progresista.

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