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Historias de vida en medio del drama, la tristeza y la desolación
Familiares siguen esperando un milagro, pero ya se preparan para lo peor
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24 de noviembre de 2017 a las 05:00
Emma Juárez, doña Emma como la conocen todos sus allegados, tiene 80 años, vive en San Miguel de Tucumán y estaba acostumbraba en las vacaciones de julio y las fiestas de fin de año a ver a su hijo, su nuera y sus tres nietos.
Justamente, su hijo, Pedro Martín Fernández, el capitán del submarino ARA San Juan, de 45 años, le había prometido hace algún tiempo que este sería su último viaje, tras lo cual continuaría su vida en tierra.
Doña Emma, al igual que los familiares de los otros 43 tripulantes del submarino desaparecido desde el pasado 15 de noviembre fue ganada por el desconsuelo, la desolación y una tristeza indescriptible este jueves cuando se confirmó la noticia de que hubo una explosión en el área donde la nave se reportó por última vez.
La difusión de la información generó inmediatas muestras de dolor, angustia e incluso furia en la base naval de Mar del Plata, donde los familiares se enteraron de esa nueva versión. Algunos salieron llorando, mientras otros se abrazaban sentados en el suelo desconsolados.
Una lesión en los meniscos le impidió ingresar a sus filas y entonces debió optar por la Armada, contó su madre, según informó el diario La Nación.
El capitán se había radicado hace nueve años en Mar del Plata –donde estaba la base naval desde la cual operaba el submarino– junto a sus tres hijos y su esposa, a la que había conocido cuando solo tenía 14 años y los dos eran estudiantes en la Escuela Normal de la capital de esa provincia.
La tripulación también incluía a la única mujer, a la vez jefa de armas del ARA San Juan, la primera submarinista del continente, la teniente de navío Eliana María Krawczyk.
A los 35 años, la mujer se sentía plena con su profesión, a la que llegó por casualidad.
Pensaba recibirse de ingeniera industrial pero la muerte de un hermano en un accidente y de su madre tras un infarto le llevaron a anotarse en la Escuela Naval.
No solo jamás renegó de su condición de marino sino que estaba a gusto con sus compañeros.
De hecho, había contado en una entrevista reciente que dormía con dos compañeros en el mismo recinto y que, como única mujer a bordo del submarino, estaba "contenta y feliz".
Pero esta historia de amor no es la única que tiene como protagonista a un tripulante del submarino desaparecido: el teniente Renzo Silva, de 32 años ya vivía con María Eugenia Ulivarri, que también abrazó la carrera militar y con quien había proyectado casarse en el 2018.
Otras historias, tan desgarradadoras, tan increíblemente conmovedoras siguen conociéndose a medida que las esperanzas de que los tripulantes aparezcan con vida se desvanecen.
Por ejemplo el capitán Mario Toconás (36) ya tiene un hijo de 8 años pero esperaba un nuevo vástago, ya que su mujer cursa un embarazado de cuatro meses.
Qué decir entonces de la esposa del ingeniero y cabo Fernando Santilli. "Stefano (su hijo de solo un año) aprendió a decir papá. Decile hijo, decile que él va a venir", contó la mujer en Facebook.
Fue "un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear consistente con una explosión", dijo el vocero de la Armada, Enrique Balbi, en una conferencia de prensa realizada en Buenos Aires.
Ante una consulta específica, reconoció que hubo "una explosión" en esa zona. Un informe originado en la embajada argentina en Austria confirmó que se detectó una "anomalía hidroacústica" en la zona.
"El embajador es miembro de una organización de control de pruebas nucleares que cuenta con una red para detectar la realización de ensayos nucleares", indicó Balbi.
El embajador, Rafael Grossi, confirmó que un informe realizado por la Organización para la Prohibición Total de Pruebas Nucleares indicó que la onda hidroacústica analizada "es análoga a la de una explosión".
La confirmación de una explosión coincide con la hipótesis predominante de que el submarino tuvo un accidente repentino luego de su último reporte, en el que dijo a la base de Mar del Plata que sufrió una avería en las baterías.
La explosión fue detectada el miércoles 15, cerca de tres horas después de la última comunicación del submarino, "a 30 millas al norte de donde estaban en ese contacto y en la misma línea de navegación a Mar del Plata" que debía seguir la nave.
La búsqueda en superficie y en profundidad fue infructuosa hasta el momento.
En un nuevo parte de la Armada a última hora de la tarde, Balbi dijo que aún no se sabe donde está el submarino "y nuestra gente".
Asimismo, se supo que seis buques realizan un "barrido" exhaustivo de la zona donde podría estar el sumergible.
El vocero naval dijo que en este momento lo más importante es "contener" a los familiares.
Por otra parte, el diario Clarín informó que posiblemente el lunes se enviará a la zona de rescate a dos médicos expertos en rescate, en un mini submarino de rescate y reconocimiento estadonidense..
Justamente, su hijo, Pedro Martín Fernández, el capitán del submarino ARA San Juan, de 45 años, le había prometido hace algún tiempo que este sería su último viaje, tras lo cual continuaría su vida en tierra.
Doña Emma, al igual que los familiares de los otros 43 tripulantes del submarino desaparecido desde el pasado 15 de noviembre fue ganada por el desconsuelo, la desolación y una tristeza indescriptible este jueves cuando se confirmó la noticia de que hubo una explosión en el área donde la nave se reportó por última vez.
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La difusión de la información generó inmediatas muestras de dolor, angustia e incluso furia en la base naval de Mar del Plata, donde los familiares se enteraron de esa nueva versión. Algunos salieron llorando, mientras otros se abrazaban sentados en el suelo desconsolados.
El capitán
La historia de vida del capitán es bien peculiar: siempre se propuso ingresar al Ejército, pero un partido de rugby durante su juventud truncó ese sueño.Una lesión en los meniscos le impidió ingresar a sus filas y entonces debió optar por la Armada, contó su madre, según informó el diario La Nación.
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El capitán se había radicado hace nueve años en Mar del Plata –donde estaba la base naval desde la cual operaba el submarino– junto a sus tres hijos y su esposa, a la que había conocido cuando solo tenía 14 años y los dos eran estudiantes en la Escuela Normal de la capital de esa provincia.
La tripulación también incluía a la única mujer, a la vez jefa de armas del ARA San Juan, la primera submarinista del continente, la teniente de navío Eliana María Krawczyk.
A los 35 años, la mujer se sentía plena con su profesión, a la que llegó por casualidad.
Pensaba recibirse de ingeniera industrial pero la muerte de un hermano en un accidente y de su madre tras un infarto le llevaron a anotarse en la Escuela Naval.
No solo jamás renegó de su condición de marino sino que estaba a gusto con sus compañeros.
De hecho, había contado en una entrevista reciente que dormía con dos compañeros en el mismo recinto y que, como única mujer a bordo del submarino, estaba "contenta y feliz".
El amor es más fuerte
La cabo de primera Alejandra Morales sigue esperando por el cabo primero Luis Niz (25). Ella no se resigna y todavía piensa que irá al altar el próximo 7 de diciembre.undefined
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Pero esta historia de amor no es la única que tiene como protagonista a un tripulante del submarino desaparecido: el teniente Renzo Silva, de 32 años ya vivía con María Eugenia Ulivarri, que también abrazó la carrera militar y con quien había proyectado casarse en el 2018.
Otras historias, tan desgarradadoras, tan increíblemente conmovedoras siguen conociéndose a medida que las esperanzas de que los tripulantes aparezcan con vida se desvanecen.
Por ejemplo el capitán Mario Toconás (36) ya tiene un hijo de 8 años pero esperaba un nuevo vástago, ya que su mujer cursa un embarazado de cuatro meses.
Qué decir entonces de la esposa del ingeniero y cabo Fernando Santilli. "Stefano (su hijo de solo un año) aprendió a decir papá. Decile hijo, decile que él va a venir", contó la mujer en Facebook.
Confirman que una explosión fue registrada en esa área
La Armada Argentina confirmó este jueves que se detectó un ruido semejante al de una explosión en el área del océano Atlántico donde se comunicó por última vez el submarino "ARA San Juan", que desapareció el 15 de noviembre con 44 tripulantes.Fue "un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear consistente con una explosión", dijo el vocero de la Armada, Enrique Balbi, en una conferencia de prensa realizada en Buenos Aires.
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Ante una consulta específica, reconoció que hubo "una explosión" en esa zona. Un informe originado en la embajada argentina en Austria confirmó que se detectó una "anomalía hidroacústica" en la zona.
"El embajador es miembro de una organización de control de pruebas nucleares que cuenta con una red para detectar la realización de ensayos nucleares", indicó Balbi.
El embajador, Rafael Grossi, confirmó que un informe realizado por la Organización para la Prohibición Total de Pruebas Nucleares indicó que la onda hidroacústica analizada "es análoga a la de una explosión".
La confirmación de una explosión coincide con la hipótesis predominante de que el submarino tuvo un accidente repentino luego de su último reporte, en el que dijo a la base de Mar del Plata que sufrió una avería en las baterías.
La explosión fue detectada el miércoles 15, cerca de tres horas después de la última comunicación del submarino, "a 30 millas al norte de donde estaban en ese contacto y en la misma línea de navegación a Mar del Plata" que debía seguir la nave.
La búsqueda en superficie y en profundidad fue infructuosa hasta el momento.
En un nuevo parte de la Armada a última hora de la tarde, Balbi dijo que aún no se sabe donde está el submarino "y nuestra gente".
Asimismo, se supo que seis buques realizan un "barrido" exhaustivo de la zona donde podría estar el sumergible.
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El vocero naval dijo que en este momento lo más importante es "contener" a los familiares.
Por otra parte, el diario Clarín informó que posiblemente el lunes se enviará a la zona de rescate a dos médicos expertos en rescate, en un mini submarino de rescate y reconocimiento estadonidense..
