La noche que Punta del Este fue Ibiza

El escenario recibió primero a Picón a las 22, aunque por problemas de los organizadores en la entrada, el de Renato Ratier fue el primer set que El Observador pudo presenciar, tras algo más de una hora de espera. El brasileño pasó música para una audiencia que todavía ocupaba menos de un tercio del predio y que fue arribando en forma continua con el paso de las horas. Fue un set muy prolijo, a pesar de que Ratier permaneció estático y gesticuló poco hacia la gente.

Minutos pasada la una de la mañana apareció en el escenario el argentino Hernán Cattáneo, una de las primeras figuras del festival. Fue más showman y logró levantar mucho a una audiencia ya importante. Cattáneo subió el nivel de calidad, y sus bajos retumbantes levantaron gritos de la gente. En las vallas en los laterales ya se apretaban personas a observar, con una buena cantidad situada en las afueras haciendo previa y respetando el concepto de fiesta del PESF. El DJ pasó un set instrumental de gran poder. Un hombre argentino de 50 años con una sonrisa pintada en el rostro expresó que “esto es bueno de verdad” y se movió disfrutando como si fuera un adolescente. La diversidad de edades fue un detalle a resaltar.

Hacia las dos y media de la mañana llegó el turno de Luciano, que desde el primer momento pidió aplausos y gesticuló mucho. El suizo-chileno buscó escaparle a la monotonía inherente a la electrónica, sumando sonidos como trompetas y coros de voces robóticas a la mezcla. Fue un nuevo punto alto, marcando una curva ascendente de la calidad del recital. En su set terminó de llegar la gente, en espera del cabeza del festival, aunque el criado en Chile logró hacer despegar del suelo a la multitud como ninguno hasta el momento. Luciano se fue a las cuatro, despedido con una ovación.

Ángel electro
Voces robóticas y una bandera de Uruguay que aparecía y desaparecía recortando la silueta del DJ fueron generando el clima hasta que un inmenso “Are you ready?” (¿están listos?) se dibujó en las pantallas y una explosión de humo y sonido completó la espectacular entrada de Steve Angello. El sueco fue el único en hablarle a la audiencia, antes de sumergirse en Antidote, de su ex grupo Swedish House Mafia.

Apenas arrancado el recital de Angello se entendió que el resto no eran más que teloneros. Fue el primero en tener a su disposición estallidos de humo, pirotecnia, papeles y serpentinas. Versiones de Hello, de Martin Solveig, y Calling (Lose My Mind) de Sebastian Ingrosso y Alesso se intercambiaron con otras de su SHM como Greyhound, con Angello moviéndose sin parar, levantando los brazos ante cada explosión. Fue mucho más pop que sus predecesores, lo que se notó en la respuesta de la audiencia, que deliró cuando Angello sacó una camiseta de Uruguay, la mostró y se la colgó en los hombros, durante un excelente remix de Every Teardrop Is A Waterfall, de Coldplay.

We Are Your Friends fue uno de los más potentes temas de la noche, pero el final con el doblete de SHM fue el adecuado: Don’t You Worry Child y una impresionante Save The World, ya con el sol saliendo y con Angello revoleando la camiseta celeste, tocándose el pecho, agradeciendo y proclamando su amor hacia los asistentes. El PESF terminó con una explosión. No podría haber terminado mejor.