Como emprendedor ¿qué obstáculos ha encontrado en 20 años?A nivel económico, unos cuantos, dado que estamos en una economía muy cíclica y que somos importadores y dependemos mucho de la evolución del dólar. A nivel personal, me fundí, como le pasó a tanta gente en 2002 con el tema del dólar. Y luego repunté, no fue difícil porque aprendí mucho. Porque caí bastante profundo. Estaba ese afán de vender más, más y más, y empecé a dar crédito, crédito y crédito a gente que no tenía que haberle dado y unos cuantos dieron concordato y yo entré en esa canastita. Y ahí tuve que vender hasta mi casa, que me había costado tanto comprarla. Pero a partir de ahí aprendí la lección y al día de hoy la recuerdo.
Otros obstáculos no he tenido. La economía se abrió más a la importación y eso nos favoreció mucho.
¿Cómo siente que son tratados por el Estado los empresarios en Uruguay?Creo que no nos dan mucha bolilla, aunque yo no integro ninguna asociación, ninguna cámara ni nada. Pero sí los impuestos son cada vez mayores; desde que arranqué tengo un socio que es el Estado, que gana más que yo. Sé que en los países industrializados del mundo es así, pero por lo menos se distribuye o ves que realmente tu dinero se emplea de una manera útil, acá no lo veo así. Sin embargo, continué en este mercado porque a pesar de todo, para ser chiquitito, es un mercado muy consumidor de muebles.
¿Cada cuánto cambian los muebles los uruguayos?
Cada vez más. Un colchón antes valía US$ 2.000 y hoy podés cambiarlo por US$ 500. Es cada vez de menor calidad, por eso la gente lo cambia más seguido. Lo mismo con un mueble. Hoy la oferta es tan grande que los precios son muy bajos y una persona cada dos o tres años cambia, por ejemplo, el sillón. Hoy no tenés un mueble más de dos, tres, cuatro o cinco años. No es porque no te dure. Puede ser que te dure pero, si te aburrís, tenés la posibilidad de comprar uno nuevo. Antes comprar un sillón era carísimo.
Recientemente la empresa inauguró la ampliación del showroom. ¿Con qué propósito?
Es como un nuevo canal de ventas. Hoy tenemos el canal mayorista tradicional a través de las mueblerías, pero estamos perfilándonos por el lado de diseñadores y arquitectos, que es lo que más nos gusta. La venta a nivel mayorista ha bajado mucho porque hay mucha competencia debido a que la importación es cada vez más fácil.
El segmento de los decoradores y arquitectos –además de aumentar las ventas– es lo que a nosotros nos gusta. A su vez, vimos que hay una falta de empresas en el mercado que tengan un showroom con una variedad de muebles tan importante. Nosotros tenemos desde iluminación a colchones, sillones, equipamiento de oficina, en un espacio único, donde puede venir el diseñador o el decorador con su cliente y puede sentarse y probar.