"Si recibo cripto yo cash, cuánto antes se reciba, cuánto mayor sea el monto y cuánto más tiempo pueda quedar el capital girando, más te puedo pagar. A modo de ejemplo, si recibo 100 o más hoy en cripto a los 10 días, puedo darte un 1.5%. Lo mismo, pero durante un mes, un 2%. Montos más grandes y por más tiempo, estoy dispuesto a escuchar y adaptarme. De mi lado, lo mejor es pagar en dólares billete, pero también puedo pagar en cripto, USA o banco local".
El mensaje lo envió en enero de 2024 Miguel Casal, como se hacía llamar quien en verdad es Martín Cajal, socio del exrugbista Gonzalo Campomar a los inversores que se dedicaban al trading de criptomonedas y que ahora lo denunciaron penalmente.
Los dos inversores venían trabajando con Cajal desde 2021, cuando lo conocieron como empleado de una de las principales casas dedicada a la venta de criptomonedas.
Después de tres años les ofreció la posibilidad de invertir USDT o efectivo con el fin de proporcionar liquidez para el negocio de compra y venta de criptomonedas. A cambio, le ofreció una comisión mayor a la habitual.
La USDT es una cripto creada para funcionar como el dólar digital de internet. Cada USDT por valor US$ 1 está respaldada por US$ 1 en reservas físicas. Al momento de retirar ganancias los usuarios suelen convertir a esas monedas para no correr riesgo de devaluación.
Esta nueva denuncia, patrocinada por los penalistas Gustavo Bordes y Fernando Posada, acaba de ser asignada al fiscal de Delitos Económicos Alejandro Machado, quien al tomar conocimiento del caso pidió a los denunciantes que aportaran pruebas como las transferencias y los chats, dijeron a El Observador fuentes del caso.
A su vez hay otra denuncia que fue presentada por el penalista Enrique Moller en representación de otros dos particulares que habían invertido unos US$ 600 mil. Esa denuncia por estafa, apropiación indebida y libramiento de cheques sin fondo recayó en la Fiscalía de Delitos Económicos a cargo ahora de Sandra Fleitas, quien sustituyó a Silvia Porteiro.
Según supo El Observador Porteiro le había comunicado a Moller que tomaría medidas justo antes de ser trasladada por pedido de ella misma por lo que ahora esperan a que la nueva fiscal estudie el caso para empezar a actuar. Además, es probable que ambas denuncias se unifiquen cuando los fiscales sepan de su existencia.
Por otra parte, Campomar ya concretó el pago de US$ 1 millon luego de que llegó a una acuerdo con otro inversor que era representado por el abogado Ignacio Durán.
En el ámbito civil, hay una conciliación en marcha por la que otros inversores le reclaman una deuda de US$ 9 millones a Campomar, informó La Diaria radio. En lugar de denunciarlo penalmente optaron por hacer una demanda para que devuelva el dinero. Según supo El Observador en ese caso las personas que están dispuestas a entablar el juicio civil son representadas por Moller y la abogada Silvia Cuello. La audiencia está prevista para junio.
La nueva denuncia y un negocio con las criptomonedas USDT
Para concretar el negocio acordado con Cajal le enviaron a fines de enero de 2024 la suma de 100 mil USDT y, al día siguiente, completaron el envío de otras 100 mil USDT. Días después Cajal les depositó la comisión en las cuentas bancarias de ambos. "Los depósitos fueron realizados en efectivo a través de Abitab, presumiblemente desde la sucursal ubicada en 26 de Marzo y Gabriel Pereyra", señala la denuncia. Esa financiera es de la familia de Campomar.
Días después, Cajal contactó a uno de ellos pidiéndole que con urgencia le enviara 200 mil USDT adicionales, con la promesa de incrementar la comisión al 2.5%, que era una comisión mucho más alta de lo acostumbrado.
En los primeros días de marzo, los denunciantes recibieron los 400 mil USDT y las comisiones correspondientes. El mismo día enviaron nuevamente los 400 mil USDT, fijando la comisión en 2.5%. Desde esa fecha, continuaron enviando y recibiendo 400 mil USDT hasta que en abril los 400 mil USDT no fueron reenviados y solo recibieron la comisión.
A partir de ese momento, Cajal presentaba excusas un día y otro también hasta que propuso establecer una multa por cada día de retraso que él mismo fijó en 0,25% diario sobre el monto adeudado.
Ante los reiterados reclamos Cajal les propuso abrir una cuenta en Fucerep, entidad calificada como crypto-friendly, a efectos de realizar las transferencias desde cuentas locales.
El 29 de abril fue la fecha en la que Cajal debería haber efectuado la transferencia de los 400 mil USDT, junto con las comisiones y las multas, cosa que no hizo. El 1 de mayo les preguntó si disponían de más USDT o efectivo para transferirle. La respuesta lógicamente fue negativa. Dos días después depositó las comisiones y multas pero no la devolución. Finalmente uno de ellos le transfirió US$100 mil.
Si bien había pactado una entrega de dinero personalmente a fines de mayo, Cajal nunca se presentó y a partir de ese momento tampoco pagó los depósitos de comisiones y multas.
Según señalaron los denunciantes, al mes de junio, la deuda total ascendía al equivalente de US$ 555.000, comprendiendo 455 mil USDT y US$ 100 mil.
Pese a que no les había pagado, Cajal siguió reclamándoles dinero, lo que para los denunciantes "evidencia su intención fraudulenta de perpetuar el esquema de captación de fondos sin efectuar las devoluciones correspondientes".
Llegó agosto y Cajal les informó que una parte de los fondos sería liberada. Finalmente transfirió 50 mil USDT a la billetera y, al día siguiente, le entregó US$ 30 mil en efectivo en un encuentro en persona. En esa oportunidad les aseguró que la situación se estaba solucionando y que el dinero retenido en Estados Unidos comenzaría a ser liberado.
Campomar "la mente maestra"
Los denunciantes aclararon que si bien nunca trataron con Campomar ni nunca lo vieron, ni Cajal lo nombró, al tomar conocimiento público la estafa del esquema ponzi que montó que podría llegar a los US$ 65 millones, sospecharon de la conexión entre el esquema de Cajal y ese fraude vinculado a criptomonedas.
Posteriormente, identificaron que los fondos transferidos provenían de casas de cambio relacionadas con la estafa piramidal denunciada a Campomar. Señalaron incluso que en una de las reuniones por noviembre, Cajal les reconoció que habia iniciado un esquema Ponzi involuntario con la esperanza de obtener liquidez suficiente para saldar sus compromisos.
Uno de ellos recordó además un antecedente relacionado con la adquisición de un vehículo, ya que se había comprado una camioneta y lograron verificar que el remitente de los fondos era Campomar.
Así fue que llegaron a la conclusión de que si bien Cajal se presentaba como la cara visible de todo este esquema, se mostraba como un hombre inteligente, vinculado y solucionador y hacía alarde de movimientos de cifras descomunales de criptomonedas y de dinero con varias casas de cambio de renombre, quién estaba atrás era Campomar. Lo señalan como "la mente maestra" de la estafa que creen nunca tuvo atrás un negocio real ni financiero sino una "puesta en escena" para engañar a los denunciantes y apropiarse de su dinero.
Incluso aportaron el dato de un vínculo familiar entre ambos ya que la esposa de Cajal sería la hermana de la esposa de Campomar.