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¿Deberías admitir que te despidieron?

Ser despedido es humillante y el deseo de guardar las apariencias es fuerte

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08 de agosto de 2019 a las 15:48

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Por Michael Skapinker

El lunes, Mark Tucker, el presidente de HSBC, anunció que el presidente ejecutivo John Flint había renunciado debido a una "decisión unánime de los directores no ejecutivos". Pero el banco también dijo que Flint había renunciado "por mutuo acuerdo".

La semana pasada, Iain Conn anunció que renunciaría como director ejecutivo de Centrica. Aunque las acciones del proveedor de energía del Reino Unido cayeron a un mínimo de 22 años cuando la compañía recortó su dividendo, Conn dijo que él también dejaría el cargo el año próximo por mutuo acuerdo. "No fue un caso en que la junta sugiriera [que me fuera] y que yo lo aceptara, lo acordamos juntos", dijo.

Steve Bannon también insistió en el programa Today de la BBC que había renunciado como asesor de Donald Trump en 2017 y que no había sido despedido, a pesar de un tuit posterior del presidente estadounidense que insistió en que Bannon "lloró cuando fue despedido y suplicó por su trabajo".

Por el contrario, David Gower, la ex estrella de cricket de Inglaterra, no fingió que se estaba retirando como comentarista de cricket de Sky Sports después de la serie de este año contra Australia. "Para ser precisos, me retiraron", dijo. "Después de 20 años, han decidido no renovar mi contrato".

Siempre hay disimulos cuando salen los entrenadores de los clubes de fútbol, pero nadie supone que las salidas son voluntarias. Manchester United anunció en diciembre que "el entrenador José Mourinho dejó el club con efecto inmediato", y Mourinho dijo: "Muestro mi más profundo respeto y no hago ningún comentario sobre mis antiguos colegas", pero todos los informes noticiosos dicen que él fue despedido y nadie contradijo los informes.

Pero, ¿qué debes hacer cuando te despiden? ¿Deberías apegarte al término "mutuo acuerdo" o decir que renunciaste o admitir abiertamente que te despidieron?

Ser expulsado de un trabajo es un duro golpe. Cuando recibes la noticia a veces hasta se te nubla la vista. El dolor finalmente se desvanece, la cicatriz en tu ego se encoge, pero nunca desaparece por completo. Ser despedido es humillante y el deseo de guardar las apariencias es fuerte. Querer evitar la verdad es comprensible.

El problema es que no puedes engañar a la mayoría de las personas dentro de la organización. Los rumores de tu desgracia ya se extendieron por la oficina. La gente analizará la historia del deterioro de tu relación con tu jefe o la junta directiva.

Lo que sucede después depende de lo importante que seas. Si el trabajo que tenías era lo suficientemente importante y te convirtió en una figura pública, tus opciones son limitadas. Mucha más gente se enterará de tu partida. Los analistas y la prensa probablemente ignoren tus protestas de una partida por mutuo acuerdo (sujeto sólo a lo que sus abogados les permitan decir).

Pero hay pocas razones para preocuparse por el futuro de los directores ejecutivos o gerentes de fútbol que han sido despedidos. Son generosamente compensados por sus partidas. Los líderes empresariales despedidos generalmente terminan en una junta directiva o asesoran a los gobiernos. Los mejores entrenadores de fútbol suelen pasar un tiempo recuperándose antes de encontrar otro club.

Si no eres tan prominente, puedes dividir lo que dices acerca de tu despido en dos partes: lo que les dices a tus colegas, quienes probablemente ya han adivinado la verdad, y lo que puedes decirle sinceramente a un futuro empleador.

La pregunta de por qué dejaste tu puesto anterior es inevitable, y tratar de decir que fue por mutuo acuerdo en una entrevista de trabajo sólo suscita más preguntas. Es mejor no decirle a la persona que te está entrevistando que renunciaste si no fue así. Aunque actualmente la mayoría de los empleadores anteriores son circunspectos en sus referencias, la verdad casi siempre sale a la luz.

Si perdiste el trabajo como parte de una reestructuración, puedes decirlo. Pasa todo el tiempo.

Si te despidieron por mala conducta de algún tipo, tienes una tarea más difícil. Como parte de los términos de tu partida, su empleador anterior puede haber aceptado decir sólo que te fuiste, pero hay una nube sobre tu futuro. Tu jefe potencial puede enterarse. Puedes esperar que no suceda. O puedes ser más sincero, explicar las circunstancias y asegurar que no volverá a suceder. Es una decisión difícil.

Si tu partida se debió a circunstancias menos vergonzosas, hay más argumentos a favor de la sinceridad: puedes decir que no te llevabas bien con tu jefe anterior, o que no era organización adecuada para ti, o que no encajabas en la organización. Esto puede plantear algunas dudas sobre tu adaptabilidad, pero la mayoría de los empleadores lo entenderán. Pocos pasan por una vida en los negocios sin ser despedidos.

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