D. Battiste

El empleo cuesta arriba y la presión para hacer algo (más)

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25 de marzo de 2021 a las 18:01

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Era previsible y esperable. La economía uruguaya sufrió un duro revés por la pandemia el año pasado. El más agudo desde la debacle del 2002 y puso (estadísticamente) fin al período de mayor bonanza (2003-2019) desde que hay registros confiables para los números del país, aunque ya el último trienio de ese ciclo fue de estancamiento, con la destrucción de unos 60 mil empleos desde el pico de ocupación en 2014. El dato del PIB de 2020 y sobre todo un último trimestre algo más flojo respecto a la recuperación vigorosa que había mostrado julio-setiembre, ratificaron algunos supuestos que distintos analistas y organismos, e incluso el propio gobierno, ha manejado: la salida de esta crisis será más gradual y ahora está teñida de un manto de incertidumbre por el último rebrote de casos, que obligó a apretar las perillas de distintos sectores de actividad, algunos ya duramente cascoteados por una pesadilla que parece no tener fin. 

¿Por qué te hago esta introducción? Porque luego del control sanitario del covid-19, el mayor desvelo que tienen las autoridades de gobierno y el equipo económico en particular es cómo hacer para recuperar los más de 50 mil puestos de trabajo adicionales que se tragó la pandemia y dejó 100 mil pobres más y otros 7.000 uruguayos bajo la línea de indigencia.  ¿Cómo será ese proceso con una recuperación más lenta del PIB este año? ¿Alcanza con un mejor desempeño de la construcción y el agro o el gobierno tendrá que apelar al ingenio (y más recursos) para dar algo adicional de lo que se hizo hasta ahora? De esto quiero hablarte en esta entrega de Rincón y Misiones. 

Primero salir y después ver 

En líneas generales, la mejora del mercado de trabajo no suele acompañar linealmente la reactivación de la economía y va con cierto rezago. A juzgar por distintas encuestas a ejecutivos de empresas y también al último relevamiento que realizó el Banco Central del Uruguay (BCU) de marzo, al empleo en Uruguay le costará recuperarse. Las empresas y negocios quieren palpar una recuperación contundente para luego dar el paso de incrementar sus plantillas de empleados. En la Encuesta de Expectativas Empresariales de Exante -de fines del año pasado-, apenas un 23% de los ejecutivos proyectaba para este 2021 elevar su plantilla de trabajadores, otro 16% preveía una reducción y el grueso de las repuestas (61%) se inclinaba por una estabilidad. 

El economista Nicolás Cichevski de Grant Thornton advirtió -en base a la Encuesta de Expectativa del BCU de marzo- que se espera que el mercado de trabajo vuelva a los niveles prepanemdia recién en 2023, como lo posteó en Twitter en esta imagen que te muestro más abajo, por lo que quedarán dos años aún complejos y cuesta arriba para esa variable sensible para cualquier gobierno. 

El experto consideró que el “principal desafío” que tendrá la política económica en los próximos trimestres será cómo darle mayor dinamismo al empleo y mitigar los impactos de los sectores más golpeados por la pandemia. Y esta será una tarea nada sencilla para las autoridades del gobierno. Los sectores más pesados y que generan mayor empleo son los que peor la están pasando con el covid-19 (servicios turísticos, gastronomía, comercio minorista, por nombrar algunos). Si bien la construcción sí tendrá una recuperación en su niveles de empleo este año, en el agro la mano de obra directa no es tan relevante. De hecho, la tendencia desde 2014 es a un sostenido declive en la mano de obra ocupada por ese sector (20 mil puestos menos). 

El panorama para los rubros más intensivos en empleo a corto plazo está lejos de estar despejado más allá del éxito que pueda alcanzar Uruguay con la inmunidad del rebaño con la vacunación. Abrir las fronteras a visitantes argentinos o brasileños (nuestros principales clientes) parece una quimera. Algunos ya comienzan a manejar que la próxima zafra de verano volverá a ser flaca como la última, sin la presencia (casi) de extranjeros. 

En la exposición de motivos de la ley de Presupuesto, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) proyectó para 2021 que la población ocupada sea de 1,62 millones, lo que implicaría un aumento de casi 50 mil personas respecto al año anterior. Este número luce hoy desafiante a todas luces, ya que el PIB crecería 3,5% (según la previsión del MEF -los privados hoy manejan 3%-) y no 4,3% como se había marcado en el Presupuesto a mediados del año pasado. 

“Eso podría llegar a traccionar un poco menos (por el menor crecimiento). Estamos afinando números y nuestro mensaje es: estamos esperando una recuperación de los puestos de trabajo, quizás un poco menor de lo que estimábamos en la ley de Presupuesto”, reconoció en febrero la directora de Política Económica del MEF, Marcela Bensión. 

Negociar salarios con una promesa pesada 

Camilo dos Santos
En la ronda puente se estableció que el salario real perdido en ese período (julio 2020-junio 2021) se empezará a recuperar a partir de enero de 2022.

Hay otro aspecto nada menor pensando en la próxima ronda de negociación salarial que arrancará en junio/julio. En la ronda puente se estableció que el salario real perdido en ese período (julio 2020-junio 2021) se empezará a recuperar a partir de enero de 2022, si el PIB crece en 2021. A eso se comprometió el gobierno, aunque no se definió a qué ritmo se procesará esa recuperación del poder de compra de los trabajadores. 

En una reciente conferencia, el socio de CPA Ferrere, Gabriel Oddone, indicó que la nueva ronda salarial plantea el dilema entre la recuperación salarial versus la desinflación. Y, por otro lado, cómo hacer para aumentar el salario en un contexto de desempleo elevado. Tomando en cuenta una caída de los salarios de 4% al cierre de 2021, eso implicaría recuperar 1 punto porcentual por año hasta 2024. Todo en un contexto de inflación que se ubicaría por en un eje del 7%,  unos 2 puntos por debajo del 9,12% que cerró febrero. 

Oddone dijo que si alguien intenta recuperar salario y la economía no crece de “manera vigorosa” entre medio, va a tener que reconocer niveles de corrección salarial para niveles de inflación superiores a los de ese momento.

Su colega Javier de Haedo consideró que tomando en cuenta la coyuntura actual y la incertidumbre todavía presente, no se deberían cerrar acuerdos salariales de larga duración, a tres años por ejemplo, dada la “rigidez” que eso implica. A su juicio, sería deseable otro período “puente” o convenios a un año de plazo. El presidente de la Cámara de Industrias, Alfredo Antía, fue en esa línea y planteó dificultades para acordar convenios en las condiciones actuales. En cambio, la postura del PIT-CNT ha sido (hasta ahora) la de ir en esta ronda por un compromiso más firme sobre la recuperación del salario real.

¿Qué cartas ha mostrado el gobierno sobre este dilema? 

La directora de Política Económica, Marcela Bensión, dijo que el compromiso de recuperar el salario está presente, pero pasó un mensaje. “Lo que va a haber que sopesar sobre la mesa (para presentar las nuevas pautas) es en qué medida esa recuperación tracciona o impide traccionar la variable empleo que entendemos que es la más crítica en este momento”.

El estímulo e incentivo para la inversión privada ha sido (hasta ahora) la gran apuesta del equipo económico para reactivar el empleo a corto plazo. También se dio un subsidio -$ 5 mil por cada empleado-  a todas aquellas empresas que retomen a trabajadores que fueron enviados al seguro durante la pandemia, pero ambas cosas no movieron sustancialmente la aguja. 

Con un escenario de recuperación a paso lento y sectores que continuarán con miles de empresas intensivas en mano de obra lidiando para mantenerse en pie, el Poder Ejecutivo deberá definir ahora si no debe replantearse la hoja de ruta original para atender a uno de sus desvelos, con el tiempo jugando en contra y dejando un margen acotado para cumplir con esa promesa de no reducir el poder de compra de los asalariados al final del período. Nuevamente la tensión por las metas fiscales proyectadas y de reducción de inflación estarán en el fino equilibrio que las autoridades de gobierno deberán replantearse en los próximos meses. 

Soy Ándrés Oyhenard, editor de Economía y Empresas de El Observador. Hasta aquí esta nueva entrega de Rincón y Misiones, la newsletter exclusiva para suscriptores Member de El Observador para entender mejor la realidad económica y los temas que tocan nuestro bolsillo, y contar con mejor información para tomar decisiones.

 

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