Piero CRUCIATTI / AFP

¿Es urgente y necesario legalizar la eutanasia?

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09 de agosto de 2020 a las 05:00

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Una de las prioridades de los legisladores una vez aprobada la LUC es acelerar el tratamiento del proyecto de ley sobre eutanasia y suicidio asistido presentado el 11 de marzo por 5 legisladores del sector Ciudadanos del Partido Colorado. Presentado, bueno es recordarlo, con suma premura al inicio de la legislatura y sin que el tema, sin duda delicado, estuviera en el debate electoral ni el programa del Partido Colorado. En definitiva, un proyecto que tomó a todos, menos a sus autores, por sorpresa.

La llegada de la pandemia obligó a postergar su tratamiento. Y también el ingreso de LUC al Parlamento con plazo estrictos para su aprobación o rechazo, hizo que el tratamiento de este proyecto quedara de lado. Uno tendía a pensar que en medio de tantos problemas que tiene el país, esta iniciativa iba a tener una prioridad relativa en la agenda legislativa. Pero sorprendentemente ha cobrado vida rápidamente y parece que puede ser aprobada antes que la ley de Presupuesto quinquenal, que es la gran prioridad del gobierno para este año.

Mientras avanza el proyecto, que solo existe en cinco países del mundo, se comienzan a estudiar experiencias de ellos. Lo que se observa es, en general, una suerte de pendiente resbaladiza, donde se comienza a aceptar la eutanasia con carácter muy restringido, como lo propone el proyecto de ley de Ciudadanos, y luego por la vía de los hechos e incluso por la vía legal se comienza a ampliar los casos en los que se admite e, incluso, se aplica en casos contra la voluntad del enfermo.

Por ejemplo, en Holanda, país precursor en esta materia desde 2002, se está estudiando un proyecto de ley de fin de vida que extendería la eutanasia a cualquier persona mayor de 75 años, incluso si no tienen enfermedad o discapacidad. “Se trata de dar la opción de poder morir con dignidad en la vejez, cuando uno considere que su propia vida está completa. La gente quiere garantías de futuro”, aseguró la diputada progresista Pia Dijkstra, que impulsa el proyecto.

Por otra parte, el Dr. Gordon Macdonald, Director Ejecutivo de Care Not Killing ha afirmado: “En los Países Bajos ya hemos visto una ley introducida para adultos con enfermedades mentales terminales, extendida a aquellos con afecciones crónicas, discapacidades, problemas de salud mental e incluso niños mentalmente no competentes”.

Esta organización denuncia proliferación de las llamadas muertes asistidas en los Países Bajos y cita el caso de la médica holandesa Marinou Arends quien aplicó la eutanasia a una mujer de 74 años que estaba bajo su cuidado.  A la víctima de demencia se le preguntó tres veces si ella quería morir y tres veces respondió que no, pero la doctora decidió administrarle el cóctel letal de barbitúricos, ya que había concluido que su paciente no era mentalmente competente para responder.

 Y efectivamente uno se pone a pensar por qué cuando alguien se sube a un tercer piso y se quiere tirar todos los que están cerca intentan disuadirlo. Y llaman a los Bomberos o al 911. ¿Por qué nos importa la vida de personas que no conocemos? Incluso hay gente que hace más y arriesga su propia vida para salvar al potencial suicida. Por qué no decimos ¿que haga lo que quiera? Porque hay un instinto innato no solo de conservación de la propia vida sino también la de los demás.

Podríamos pensar que esa persona que está por tirarse del tercer piso está angustiada, o tiene enfermedad terminal, o no quiere seguir siendo un peso para los familiares o varios de los motivos exigidos en el proyecto de ley de Ciudadanos. Y sin embargo, haríamos todo lo posible para disuadirlo.

Yendo a Holanda, si se aprobara esta ley que permite el suicidio o eutanasia a los 75 por cumplir el ciclo vital, ¿que pensaríamos si vamos al cumpleaños de un amigo o familiar que cumple 75 años y en medio de la fiesta se sube al balcón y dice: queridos amigos y familiares, he cumplido mi ciclo vital, me despido de ustedes? Intentarían detenerlo o lo ayudarían a tirarse por el balcón. Sin duda lo primero. Es que la vida es más fuerte.

Por eso, es muy peligroso empezar con este tipo de proyectos, que suelen tener buenas intenciones, pero que terminan en una pendiente resbaladiza dónde nadie es dueño de su vida, donde el enfermo o simplemente la persona mayor tiene miedo de ir al médico. Incluso puede empezar a primar un criterio de costo-beneficio para los hospitales y es mejor terminar rápidamente con las vidas y evitarse costosos tratamientos.

En el fondo, volvemos a lo de siempre. Al juramento Hipocrático del siglo V AC: No llevar otro propósito que el bien y la salud de los enfermos y “Tener absoluto respeto por la vida humana desde el instante de la concepción”. Pero ya se ve que Hipócrates no es políticamente correcto. Al padre de la ética médica debemos echarlo a la basura. Pese a que hoy por hoy, los cuidados paliativos y el cariño de los familiares y amigos pueden solucionar todos los dolores físicos y angustias espirituales que una persona pueda tener y le lleve a querer tirarse de un balcón.

Es bueno reflexionar antes de legislar. Es muy alta la tasa de suicidio en Uruguay. 

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