"La contaminación del ambiente juega un papel clave en enfermedades neurodegenerativas"

Renunció al Cudim pero seguirá investigando entre Suecia y Uruguay. Además opinó que el Clínicas es "una vergüenza nacional" y el Maciel le genera "optimismo"

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02 de enero de 2019 a las 05:02

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Era julio de 2002 y Henry Engler hacía historia en el Congreso Mundial de Alzheimer. En Estocolmo (Suecia), el médico molecular uruguayo tomó la primera imagen con tecnología PET (Tomografía por Emisión de Positrones) de placas amiloides, los neurotóxicos causantes de la enfermedad. La noticia recorrió el mundo. Preso durante la dictadura cívico-militar uruguaya (1973-1985), sus estudios en Medicina habían quedado en pausa hasta que se radicó en Suecia, luego de la apertura democrática. Recién a los 42 años retornó a un aula, pero pronto se convirtió en un referente de la Universidad de Upsala, líder en imagenología molecular.

Engler volvió a su país natal en 2003 con un sueño que se materializaría en 2011: el Centro Uruguayo de Imagenología Molecular (Cudim). Hoy en día, la clínica ubicada en la calle Américo Ricaldoni está a la vanguardia de la medicina internacional y es una referencia mundial del uso de la tecnología PET.

Sin embargo, quien desde el inicio fue su director ejecutivo, de 72 años, presentó la renuncia a comienzos de diciembre aunque seguirá investigando sobre el tema que lo desvela: el azeheimer. En entrevista con El Observador, además de contar los avances de la investigación sobre esa enfermedad, Engler explicó el por qué de su renuncia y reflexionó sobre el estado de la medicina en Uruguay. 

¿Por qué renunció a la dirección del Centro Uruguayo de Imagenología Molecular (Cudim)?

Hace tiempo estábamos hablando de si había un límite de edad para trabajar acá. Analizamos que siempre es necesario que haya renovación en las organizaciones; es un proceso imprescindible para mantener el dinamismo y estar al día. Al mismo tiempo, ganar experiencia cuesta esfuerzo, dinero y tiempo. Por eso planteé que cuando una persona en un cargo ejecutivo cumpla 70 años, dé lugar a los más jóvenes, pero que siga aportando su experiencia. 

En el Cudim hay 44 líneas de investigación. ¿Cuáles son las principales?

La principal línea de investigación es la que estudia el alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas. Por ejemplo, estamos tratando de investigar sobre los tumores del cerebro y la entrada en neurodegeneración.

¿Qué hallazgos encontraron?

Algunas de estas enfermedades son hereditarias, pero son una minoría: apenas un 10%. Los casos esporádicos son los más comunes, pensamos que la contaminación del ambiente juega un papel clave. Pequeñas partículas que vienen de las combustiones están en el aire y tienen la capacidad de meterse por la nariz, y de allí trasladarse rápidamente al cerebro a través de los nervios. Hay células del cerebro que generan sustancias que intentan protegerlo de esas partículas tóxicas, y en el proceso las neuronas van muriendo. Esta es una pista muy interesante, pero estamos tratando de juntar el resto de las investigaciones que hay sobre el tema y hacer una propuesta de la enfermedad. El alzheimer es como un rompecabezas de varios millones de pedacitos: primero tenés que juntar todos los bordes para hacer un marco.

"Estamos creando ciudades con millones de personas, donde cada uno tiene un auto. Hay millones de partículas que entran fácilmente al cuerpo y producen cáncer, demencia y otras enfermedades. Como esto va a seguir y no va a disminuir, va a haber que empezar a pensar cómo se modifica, cómo nos protegemos".

¿A qué se refiere con “propuesta de enfermedad”?

Queremos cambiar cómo es pensado el alzheimer. Hay montones de maneras de ver la enfermedad, pero se probaron y no mejoraron nada. Todavía no tenemos claro cómo es el puzzle.

¿Cuándo se empezó a armar el puzzle del alzheimer?

Muchas de las enfermedades que hoy existen empezaron a hacerse presentes con el industrialismo. Hoy en día, un 5% de las personas mayores de 60 años sufre la enfermedad, pero el primer caso recién se describió en 1906.

¿El incremento de casos se debe a la contaminación y a los malos hábitos, según su definición de alzheimer?

Todos los investigadores concluyen lo mismo: se están percibiendo cambios en el cerebro que no deberían estar. No podemos cerrar los ojos, estamos haciendo algo que no está bien: estamos creando ciudades con millones de personas, donde cada uno tiene un auto. Hay millones de partículas que entran fácilmente al cuerpo y producen cáncer, demencia y otras enfermedades. Como esto va a seguir y no va a disminuir, va a haber que empezar a pensar cómo se modifica, cómo nos protegemos.

Uruguay y el desarrollo de la medicina

¿Un recién graduado de la Facultad de Medicina de la UdelaR está capacitado para trabajar en el Cudim?

Al principio teníamos mucha dependencia de Suecia. Los profesores, físicos y el director de la Universidad de Upsala nos dieron todo su apoyo sin cobrar un centésimo. Nos dieron todos los mapas y corregimos con el arquitecto lo que allá debía ser corregido: el Cudim está un paso adelante. Ahora ya no dependemos; formamos nosotros, tenemos contactos en todo el mundo.

Pero más allá del conocimiento que se imparte en este centro, ¿quienes egresan de la Facultad de Medicina están capacitados para trabajar en el Cudim?

No, tienen que capacitarse acá y hacer su especialización. Al principio tenían que formarse en el exterior, pero hemos ido completando la oferta de formación y ahora educamos a gente de otros países, como Chile, Argentina y Cuba.

"En la oncología y la neurología (la calidad de la medicina) son muy buenas. Hay esfuerzo y conocimiento, es gente que lee y que está al día. Pero en otras áreas hay cosas que quedaron desactualizadas y se siguen repitiendo".

En comparación a su experiencia en Suecia, ¿cree que en Uruguay la formación de los médicos es buena?

A mí me parece que hay diferencias entre la formación en ambos lugares. Me preocupa que en Uruguay quede una cuestión estable de que los médicos no necesiten seguir desarrollándose. Noto que muchos médicos no leen cosas nuevas. 

En este contexto, ¿cómo es la calidad de la medicina?

Depende de qué especialización se tenga en cuenta. Por ejemplo, noto que la oncología y la neurología son muy buenas. Hay esfuerzo y conocimiento, es gente que lee y que está al día. Pero en otras áreas hay cosas que quedaron desactualizadas y se siguen repitiendo. Al Cudim tendrían que llegar muchísimos más pacientes, pero no nos mandan. Eso es falta de información: el PET se está usando en todo el mundo. Me ha pasado de tener pacientes que tuvieron que pedirle al médico que le indicara el estudio, y varios quedaron tecleando. 

Luego de realizar diagnósticos, ¿saben cuántos son los casos de supervivencia?

No, tenemos muy mal feedback. No se sigue el caso, salvo que el médico lo indique para controlar si hubo metástasis (en el caso de los pacientes con cáncer) o algo del estilo.

Ustedes tienen el respaldo del Fondo Nacional de Recursos (FNR) para muchos de los tratamientos, pero para otros como el alzheimer, no

Ese es un problema sumamente serio, porque los medicamentos contra el alzheimer son caros. Pasa seguido que una persona con problemas de memoria consulta al médico, tiene un déficit cognitivo leve, pero le dan la medicación por las dudas. Si a esa persona le hicieran el PET, se vería que no tiene alzheimer porque no se presentan amiloides. Y por el contrario, hay gente que sí tiene pero no es diagnosticada. Con varios neurólogos compartimos la idea de que el tratamiento debe ser incluido en el FNR.

¿Aprueba que estos casos en los que no hay cobertura del FNR se lleven a la Justicia?

Es un tema complicado. En el caso del alzheimer, el tratamiento está reconocido hasta en Estados Unidos, donde tienen controles muy serios. No sé qué pruebas están esperando acá. Hemos presentando papeles y se demoran, se demoran, se demoran. Un examen con azúcar y marcador de amiloide combinados, que es el mejor tratamiento, sale US$ 3.500. No muchos pueden pagar eso y el FNR no lo cubre, pese a que hemos explicado que es un número limitado de pacientes.

¿Han tenido pacientes que llegaran a través de la Justicia?

No, pero porque hemos intentado encontrar una solución. Durante un tiempo intentamos cubrir con nuestros fondos, pero para nosotros es un agujero. Es un problema que debería estar resuelto. Sin ir más lejos, invertimos muchísimo (no sé cuánto) en cardiología, pero el FNR no cubre el tratamiento. Tenemos que producir sustancias especiales para cada paciente, lo que implica usar un acelerador de partículas que a fin de mes consume US$ 16 mil de energía.

"Cuando (Jorge) Zabalza estuvo en el Hospital de Clínicas, lo fui a visitar y sentí que había vuelto a los agujeros de la época de la dictadura; era una cosa espantosa. Si una persona tiene una enfermedad y vos la obligás a meterse en un agujero de esos —con un colchón que es una venganza, sangre en el piso que nadie limpia, cucarachas, ventanas que no cierran— ya tiene la mitad de la pelea perdida. ¡Es una vergüenza nacional!"

¿Cuál cree que fue el mayor acierto en materia de salud en los últimos años?

Estuve en el Hospital de Tacuarembó y quedé impresionado con el nivel del hospital, al punto de que quería poner una sucursal del Cudim ahí, algo que después no se dio. Cuando fui estudiante de Medicina estuve en el Maciel, hace poco volví y quedé impresionado con el cambio. Antes era un hospital espantoso y ahora, el ambiente y el funcionamiento te generan optimismo.

¿Y el mayor desacierto?

Cuando (Jorge) Zabalza estuvo en el Hospital de Clínicas, lo fui a visitar y sentí que había vuelto a los agujeros de la época de la dictadura; era una cosa espantosa. Si una persona tiene una enfermedad y vos la obligás a meterse en un agujero de esos —con un colchón que es una venganza, sangre en el piso que nadie limpia, cucarachas, ventanas que no cierran— ya tiene la mitad de la pelea perdida. ¡Es una vergüenza nacional!. Cuando estás enfermo necesitás una mente que esté estimulada, que sienta seguridad. Si vos no le podés ofrecer eso a una persona, fracasaste.

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