¿Qué pueden esperar los exportadores y el turismo con Fernández en Argentina?

Los exportadores uruguayos tendrán alguna traba adicional para ingresar con sus productos industriales al mercado argentino bajo un eventual (y más que factible según las encuestas) gobierno de Alberto Fernández en la vecina orilla, pero no se volvería a las viejas prácticas más proteccionistas de la segunda administración de su compañera de fórmula Cristina Fernández de Kirchner entre 2011 y 2015.

La buena noticia (al menos en el corto plazo) sería que no habría grandes restricciones para que los argentinos puedan acceder a dólares y realizar compras con tarjetas durante la próxima temporada estival en Uruguay. A grandes líneas, así pueden resumirse las perspectivas que manejó el director de Tax & Legal-Foreign Trade de PwC Argentina, Claus Noceti, en diálogo con El Observador luego de disertar en Montevideo este jueves en una charla para clientes. 

Más licencias para importaciones

Varios empresarios uruguayos aún tienen en sus retinas lo época más dura y los dolores de cabeza para el comercio con ese socio comercial durante el segundo mandato de Cristina Fernández entre 2011-2015 cuando se impusieron las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación  (DJAI), se exacerbaron los controles cambiarios, o se aplicaron fuertes recargos a los gastos con tarjetas de crédito y débito en el exterior. 

Para Noceti, lo que está atravesando hoy Argentina era lo que de alguna manera ya se podía anticipar ante un eventual cambio de gobierno. Sin embargo, consideró que un más que factible retorno del peronismo al poder en su comienzo se limitará a introducir “algunos retoques” sobre el comercio exterior y también sobre el mercado cambiario. 

Sobre el primer punto, el experto argentino consideró que su hipótesis más probable es que una eventual Presidencia de Alberto Fernández amplíe la lista de bienes a los cuales se le exige licencias no automáticas de importación. De hecho, pese a la política aperturista que de Macri, todavía hoy hay varias posiciones arancelarias de juguetes, textiles y calzados para los cuales se pide ese requisito adicional al estándar. Ese procedimiento administrativo está avalado por Organización Mundial del Comercio (OMC), pero su liberalización no puede extenderse más allá de 60 días.

“Las DJAI como las conocimos en su momento no las veo como tan probables, pero sí es probable que veamos a muchos más productos alcanzados por licencias no automáticas. Esto más que una probabilidad es una certeza porque es parte de la campaña de un eventual gobierno peronista”, explicó Noceti. 

Añadió que ello (por las licencias no automáticas) sería “coherente” con el anuncio de Alberto Fernández de proteger a más sectores industriales argentinos y porque tiene la ventaja de no generar un litigio ante la OMC. Acá también pesa el poder de lobby que puedan ejercer sobre el Ejecutivo algunos sectores en particular, así como el poder de presión de los gremios. Sobre las DJAI, recordó que durante el segundo mandato de Cristina Fernández (2011-2015) su objetivo no fue tanto obstaculizar el comercio sino provocar un “torniquete” a la salida de dólares del país.

En el acumulado enero-setiembre, Argentina fue el cuarto destino en importancia para los bienes uruguayos con ventas por US$ 232 millones y una caída del 28% sobre igual período del año pasado. Los principales productos colocados fueron vehículos, plásticos y artículos de limpieza. 

La temporada puede zafar

A esta altura del año los operadores turísticos uruguayos son los que siguen con mayor atención y preocupación todo lo acontece del otro lado del charco y pueda afectar el bolsillo de los principales clientes para el turismo por destrozo. En 2018, más de 2,3 millones de turistas argentinos visitaron el país y dejaron divisas por casi US$ 1.400 millones (65% del total).

Para el analista de PwC Argentina, el impacto para el grueso de la temporada 2019/20 (diciembre-marzo) no sería significativo. Ello porque actualmente el tope que fijó Macri en setiembre que para los particulares puedan comprar como máximo US$ 10 mil por mes viene funcionando de una forma aceptable, ya que la mayoría de los argentinos con capacidad de ahorro están gradualmente “dolarizando” sus ahorros desde ese entonces, algo que debería extenderse como mínimo hasta diciembre. 

“En ese sentido podemos pensar que vamos a tener a argentinos con dólares en el bolsillo para vacacionar”, proyectó. Añadió que esta coyuntura es totalmente diferente al último año de Cristina cuando había que consultar ante la AFIP qué cantidad de dólares podía comprar un particular antes de salir al exterior. 

Asimismo, Noceti consideró como “muy factible” que la nueva administración termine por reducir este tope de compra vigente hoy de US$ 10 mil por mes en un futuro, pero reiteró que en el corto plazo “no debería afectar mayormente al turismo emisivo” argentino. Al tiempo que consideró como “poco probable” que el retorno del peronismo ponga restricciones al uso de tarjetas de crédito y débito en el extranjero. “Creo que esa sería una herramienta de segundo paso que no veríamos en lo inmediato”, vaticinó. 

Lecciones aprendidas

A juicio del experto de PwC Argentina, la administración de Macri dejó algunas lecciones aprendidas sobre el manejo de la política cambiaria en la vecina orilla. En ese sentido, consideró que en materia de controles de cambios fue una “medida inteligente” -que debería replicar la próxima administración- no poner la discusión sobre ese tema en el “ciudadano de apie”, sino hacer foco en el comercio internacional y las empresas. 

“El próximo gobierno debería darse cuenta que restringir ciertas cosas del ciudadano común es peor prensa que el verdadero ahorro de divisas que ello conlleva”, aseguró. 

Consultado por las perspectivas del tipo de cambio a corto plazo, el analista indicó que el control (vendiendo dólares para atajar la suba) que está realizando el Banco Central de Argentina (BCRA) ha ayudado a contener la devaluación en el último tiempo con un peso argentino en el eje de las 60 unidades por dólar, que justo coincide con el valor que hace un tiempo manejó como razonable o de equilibrio el propio Alberto Fernández. 

“La sensación en lo que tiene que ver con el valor de la moneda o el tipo de cambio real es que no estamos tan atrasados como hace un año, y que una potencial devaluación a futuro no sería tan importante como las que tuvimos en el pasado”, apuntó. 

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