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¿Siempre sentís que no estás a la altura? Probá estas estrategias para superar el síndrome del impostor

Este comportamiento puede afectar seriamente el desarrollo profesional, pero hay una serie de tácticas para transformarlo

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04 de noviembre de 2020 a las 05:36

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El sindrome del impostor nace de un autoengaño. A pesar de que la persona tiene sobradas pruebas de que es capaz y valorada, convive con un implacable juez interno que insiste en hacerle sentir que es un fraude. Una y otra vez, se dice a sí misma que no tiene la capacidad, la experiencia o la formación suficiente (como dice el sicòlogo colombiano Efrén Martínez “como que siempre le están faltando 20 centavos para el dólar”)  y tiene el temor de que tarde o temprano será desenmascarado. 

El gran riesgo de este comportamiento es que resulta invalidante y que la persona se priva de oportunidades que en realidad merece, lo que se transforma en una especie de autoprofecía cumplida.

Así lo explica la sicóloga italiana Roberta Milanese en su reciente libro titulado El engañoso miedo de no estar a la altura. Allí recopila numerosos ejemplos de pacientes que la consultaron por miedo al fracaso, a la exposición, al rechazo, a no cumplir las expectativas y a generar conflictos mayormente en el ámbito laboral. 

Milanese encontró que estas personas son especialistas en enfatizar cada pequeño error, más allá de las abrumadoras comprobaciones permanentes de su capacidad. 

Una de las historias que cuenta es la de Salvador, de 44 años, que se desempeña como gerente de una gran empresa. Se describe a sí mismo como inseguro en prácticamente todas las situaciones laborales y considera que su brillante carrera no es mérito propio, si no que responde a una serie de afortunadas coincidencias. Por ejemplo, argumenta que el ascenso a su cargo actual se debe a que su su jefe renunció de manera imprevista, y hubo que sustituirlo rápidamente. Cada vez que se requería que hiciera algo diferente, Salvador sentía el terror de que otros se dieran cuenta que no era tan bueno como se pensaba, que era un bluff. 

Una simple pregunta de Milanese logró desbloquearlo: “¿Qué haría diferente si mañana milagrosamente se sintiera completamente seguro de si mismo? “

Al trabajar con esta consigna, el ejecutivo pudo visualizar todo lo que no estaba proponiendo o haciendo por miedo, y decidió “correr el riesgo de comportarse como una persona capaz y segura”, 

Para no caer en el engañoso miedo de no estar a la altura, sostiene la sicóloga italiana, es necesario aumentar la autoestima. Milanese propone un decálogo de estrategias con una premisa fundamental: la autoestima no se hereda, se construye.

  1. Enfrentar los desafíos de la vida para construir confianza en los recursos propios. 

  2. Elevar la vara en forma progresiva, pero no plantearse objetivos imposibles “Para  saltar muy alto, es necesario entrenarse primero a saltar varas más bajas y elevarlas progresivamente", plantea Milanese.

  3. No delegar las responsabilidades. Nadie puede saltar en lugar nuestro. No hay que privarse de las oportunidades de crecimiento. Se pueden recibir sugerencias y acompañamiento, pero siempre el que salta es uno.

  4. La perfección es enemiga de la excelencia. El que quiere ser perfecto en todo, se arriesga a caer en grandes imperfecciones, por exceso de rigidez o pérdida de control.

  5. No se puede gustar a todo el mundo. Buscar este objetivo significa renunciar a nosotros mismos en nombre de una aprobación ilusoria. 

  6. "Las relaciones son como el tango, que se baila de a dos". Tiene que haber una sana reciprocidad en los relacionamientos.

  7. El que no cambia está perdido. Si queremos mantenernos capaces y eficaces, tenemos que ser flexibles y adaptables. 

  8. Aprender a gestionar las emociones. Debemos concedernos nuestras fragilidades. Negar la fragilidad se convierte en una debilidad peligrosa, mientras que aceptarla puede ser un punto fuerte.

  9. Dedica tiempo a mejorarte a tí mismo. Parafraseando a Nietzche, Milanese subraya que todo aquello que no nos eleva corre el riesgo de rebajarnos.

  10. El fracaso no es una derrota, si no que es parte de la posibilidad de obtener un éxito. La verdadera derrota es la renuncia.

Convertir el síndrome del impostor en una fuerza del bien

Resulta interesante la visión del empresario de software australiano Mike Cannon, CEO de Atlassian, quien ha vivido esta sensación durante los 20 años de su carrera empresarial y encontró la manera de sacarle provecho. 

 

 


En una charla TedX cuenta su sorpresa cuando, poco tiempo después de haber fundado la compañía, ganó el premio del Joven Empresario Australiano del Año de EY. Esto lo llevó a viajar a Mónaco para representar a su país en el Emprendedor Mundial del Año junto a empresarios de otras 40 naciones. 

En una de las cenas se sentó junto a Belmiro de Acevedo, de 65 años, quien había sido elegido Empresario del Año de Portugal. "Hacía 40 años que se encargaba de su negocio. Tenía 30.000 empleados. En esa época, nosotros teníamos 70. Y él tenía cuatro mil millones de euros en facturación. Luego de un par de vinos, le admití que sentía que no merecíamos estar allí, que no estábamos a la altura y que, en algún momento, alguien se daría cuenta y nos enviaría de vuelta a Australia", recuerda Cannon.

El empresario portugués lo miró, hizo una pausa, y retrucó con una increíble confesión: él sentía exactamente lo mismo. Para asombro del australiano fue a más diciendo que sospechaba que todos los exitosos se sentían de esa manera.  

Cannon aprendió que a menudo se piensa que los exitosos no tienen esta problemática pero que la realidad es otra. "La gente más exitosa que conozco cuestiona mucho y continuamente sus ideas y sus conocimientos. Sabe cuando el agua es muy profunda, y pide consejos. No lo ven como algo malo. Y usan esos consejos para perfeccionar esas ideas, para mejorarlas y para aprender. Y está bien que uno algunas veces no esté a la altura. Yo frecuentemente no lo estoy. Está bien estar en una situación en la que no se puede presionar el botón de eyección, mientras no se paralicen, mientras controlen la situación y traten de transformarla en una fuerza para el bien. Y aquí es importante destacar el "control", porque no es un caso de simple psicología popular sobre cómo conquistar el síndrome del impostor. Se trata de ser conscientes de él", recomienda el australiano.

Diez pasos que ayudan

 

Esta conciencia acerca del hábito de sentirse un fraude, está también en la base de las reflexiones de la estadounidense Valerie Young, que se ha convertido en una experta en materia de síndrome del impostor. La autora de Los pensamientos secretos de las mujeres exitosas tiene incluso una página dedicada a la temática denominada justamente impostorsyndrome.com

 

Young sostiene que la única manera de no sentirse como un impostor es dejar de pensar como uno. Al igual que Milanese, propone un decálogo de pasos a seguir.

 
  1. Rompe el silencio. Las personas sienten vergüenza de exponer sus sentimientos de fraude, pero resulta liberador el saber que hasta hay una denominación para lo que sienten y que no son los únicos. 

  2. Separa los sentimientos de los hechos. El hecho de sentirse estúpido cada tanto -como le pasa a todo el mundo- no implica que uno lo es..

 
  1. Reconocé los momentos en que deberías sentirte un fraude. Hay veces en que es natural sentirse sapo de otro pozo (por ejemplo si es el primero en alcanzar determinado logro) En lugar de tomar esto como una señal de incapacidad, es posible verlo como una respuesta normal ante el fin de ciertos estereotipos.

 
  1. Enfatiza lo positivo. Ser perfeccionista implica que uno se preocupa profundamente por la calidad de su trabajo. La clave está en buscar la excelencia en las cuestiones que importan y no tanto en las rutinarias, además de perdonarse los errores inevitables. 

 
  1. Desarrolla una respuesta sana ante el fracaso. En lugar de fustigarse, hay que hacer como los atletas que intentan obtener la lección y se aseguran a sí mismos que lo conseguirán la próxima vez. 

 
  1. Afirma tus derechos. En lugar de pensar que siempre tenés que tener las respuestas, reconocé que, al igual que las demás personas, tenés derecho a equivocarte y pedir ayuda. 

 
  1. Desarrolla un nuevo discurso interno. En vez de pensar que los demás descubrirán que no tenés idea de lo que estás haciendo, empezá a pensar que no sabes todas las respuestas pero que podés encontrarlas. Cambia el lamento de que quienes están alrededor son brillantes y tú no, por la satisfacción de cuánto vas a aprender junto a ellos. 

 
  1. Visualiza el éxito como hacen los deportistas. Toma tiempo para imaginarte dando una gran presentación en tu oficina, y esto te ayudará en el manejo del estrés. 

 
  1. Premiate. Cortá el círculo de buscar aprobación externa y luego rechazarla, al aprender a palmearte la espalda a tí mismo.

    10.Finge hasta lograrlo (Fake it ‘til you make it) en el sentido de no esperar hasta estar absolutamente preparado. Cambia tu comportamiento primero para permitirte construir confianza.

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