Al gobierno lo eligió el pueblo, lo cual no quiere decir que, una vez electo, vaya contra la Constitución y las leyes. Un gobierno autoritario que, en un clima social siempre tenso al que se le suman carencias materiales que afectan a los más pobres, abre fuego contra los manifestantes y mata a jóvenes y a estudiantes. Un sector de la sociedad no acepta que eso que lidera el presidente se llame democracia.
Me refiero a Uruguay, década del 60. Jorge Pacheco Areco presidente. “Democracia formal”, dicen algunos ya alzados en armas. “Gobierno asesino que practica el terrorismo de Estado”, dicen otros, y las calles de Montevideo quedan regadas por la sangre de Líber Arce, de Susana Pintos, de Hugo Rodríguez, y más.
Medio siglo pasó de aquellos años del plomo en Uruguay. En el país hace 10 años que gobierna la izquierda, la que antes no admitía que el voto consolidara una democracia, la que perdió sus militantes ante un gobierno violento. Ayer tiraban piedras ahora son gobierno.
Pero aquellos valores supuestamente agredidos por la “Democradura”, siguen cada vez más vigentes. Ahora, por más que un gobierno cierra sus fronteras, los medios en manos de los ciudadanos permiten ver en vivo la violencia, los muertos.
Uruguay ha mantenido formalmente una posición de no intervención en asuntos internos. Pero aquí sí algunas cosas han cambiado. Ahora somos socios de Venezuela en una fantochada de organismo donde hay una cláusula democrática.
El propio Mujica se metió en temas ajenos cuando se ofreció para mediar entre la guerrilla colombiana con el gobierno de ese país, o sobre Cuba con Estados Unidos.
Pero aunque el gobierno, integrado por aquellos guerrilleros y militantes que soñaban en el 60 y 70 con tirar abajo esa democracia falsa, por esa condición de gobierno tenga obligaciones impuestas por el protocolo y el cuidado de los equilibrios, ¿qué pasa con los militantes de hoy?
¿Los jóvenes, estudiantes, militantes de la izquierda coinciden plenamente con sus dirigentes hoy encaramados en el poder? Aunque la emprendan contra un gobierno que puede ser afín a la fuerza política uruguaya, ¿los estudiantes muertos no duelen como Arce, Pintos o De los Santos?
Ya se equivocaron más de una vez cuando los tanques soviéticos aplastaron a húngaros y checoslovacos y se volvieron a equivocar cuando le mandaron una carta de amor a Nicolae Ceaucescu, el sangriento dictador rumano.
Ojalá esta vez puedan informarse bien, no sea cosa que esta Venezuela sangrante los obligue dentro de una años a hacer otro mea culpa.
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