PABLO PORCIUNCULA / AFP

A la iglesia con tapabocas: obispos plantean al gobierno protocolo para retomar misas

La Conferencia Episcopal del Uruguay trabaja para retomar las celebraciones con público a fines de mayo

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12 de mayo de 2020 a las 05:03

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La Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) trabaja desde hace días en un protocolo para retomar las celebraciones con público en las iglesias del país sobre finales de mayo, si la propagación del coronavirus covid-19 se mantiene en los niveles actuales y no hay un crecimiento explosivo de los casos, señalaron a El Observador autoridades de la Iglesia Católica en Uruguay. 

El planteo fue hecho al Poder Ejecutivo pero el gobierno todavía no se pronunció sobre la conveniencia de volver a convocar a las misas con público, algo que se dejó de hacer el pasado 15 de marzo, dos días después de que se dieran a conocer los primeros cuatro casos de coronavirus en el país y de que el gobierno decretara la emergencia sanitaria. 

Si bien las iglesias y las parroquias nunca cerraron sus puertas como en otros países, las celebraciones dejaron de ser públicas y masivas. De esta manera, las personas pueden ir a rezar de manera individual, pero las celebraciones multitudinarias pasaron a transmitirse por radio, televisión (como en Semana Santa) u otras plataformas tecnológicas. 

El presidente de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU), monseñor Arturo Fajardo, explicó a El Observador que el protocolo para retomar las actividades todavía está en redacción, ya que sigue abierto el diálogo con el Poder Ejecutivo y a la espera de su visto bueno. 

Según contó, el protocolo establecerá la participación en las misas de menos personas que lo que permite el aforo máximo (que puede ser de hasta mil personas, según el templo), así como el ingreso con tapabocas, la utilización de alcohol en gel y algunos cambios en las celebraciones.

La Conferencia Episcopal del Uruguay celebrará este jueves una nueva reunión para avanzar en la redacción del protocolo y analizar los pasos a seguir, con los últimos días de mayo como el horizonte posible para retomar algunas de las celebraciones.

El 13 de marzo, por ejemplo, la Iglesia Católica emitió una serie de recomendaciones, ni bien se conoció la llegada del virus al país, como el pedido de omitir el saludo de paz en las misas, que se transmite a través de un beso en la mejilla o un apretón de manos. 

También se recomendó en ese momento entregar en las manos y no en la boca la eucaristía que se reparte en las comuniones así como "no poner agua bendita en las pilas situadas en los templos". 

Días después, sin embargo, el Congreso de Intendentes tomó una resolución que obligó a suspender las celebraciones religiosas con presencia de público.

Los intendentes resolvieron el 16 de marzo suspender "cautelarmente y en forma provisoria" todas las "reuniones tales como fiestas, bailes, celebraciones religiosas y en general eventos sociales de concurrencia importante de personas en espacios públicos, lugares habilitados o que requieran habilitación para funcionar del gobierno departamental". La medida rige mientras dure la "situación epidemiológica de la emergencia". 

Fajardo también señaló que para retomar la actividad se prevé exhortar a la población de riesgo, sobre todo aquellos mayores de 65 años, a no asistir a las iglesias mientras dure la pandemia. 

El obispo de San José señaló que mantuvo una reunión en las últimas semanas con otros 22 integrantes de las conferencias episcopales de América Latina para analizar la situación de las iglesias. "Toda están buscando una salida", afirmó Fajardo. 

"Lo normal es que celebremos con la presencia del pueblo de Dios. Es una situación extrañísima para todos, porque la celebración se supone que es participada con la comunidad cristiana", explicó. Una cosa, para Fajardo, es "celebrar a través de una pantalla" y otra la particiapción vivencial. "La celebración supone una asamblea, una convocatoria y la palabra Iglesia viene de ahí", resumió. 

Otra preocupación que había manifestado la Iglesia Católica durante Semana Santa tenía que ver con los problemas económicos que esta coyuntura representa para las parroquias pequeñas, que dejaron de recibir el diezmo de los fieles. Sin embargo, Fajardo afirmó que el interés por retomar las actividades no está relacionado a ese aspecto. "No es un tema económico, sino sobre lo que la gente quiere y necesita", expresó. 

Acciones solidarias

Las distintas arquidiócesis del país organizaron programas de ayuda a los más necesitados a raíz de la emergencia sanitaria por el coronavirus. Las acciones incluyen la entrega de canastas, viandas, la realización de ollas populares, así como la entrega de tapabocas, guantes y ropa de abrigo. Según explicó en un comunicado la Conferencia Episcopal del Uruguay, parte del apoyo se materializó a través de la "contención espiritual" y el "acompañamiento" a las personas necesitadas. En San José, por ejemplo, se puso a disposición un "servicio de escucha" para aquellos que están solos, así como otro de "acompañamiento telefónico", especialmente dirigido a los adultos mayores.
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