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19 de abril 2023 - 5:02hs

Esta familia, la primera que el Estado uruguayo había dado refugio desde que los talibanes retornaron al poder en Afganistán, había llegado a Montevideo el 28 de diciembre. Llevaban 17 meses bajo amenaza de vida, tres escondites distintos y la bancarrota de sus ahorros. 

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Según datos del Servicio de Inmigración Norteamericano, desde que los talibanes retornaron al poder, en agosto de 2021, Estados Unidos recibió la llegada de unos 90.000 afganos. Solo el último año hubo más de 2.700 solicitudes de asilo, se concedieron unas 15.000 visas de inmigración y otros tantos status de acogida.

Aliaqa, el padre de la familia afgana en cuestión, se contactó con algunos de sus contactos en Brasil, la primera parada de una ruta migratoria que incluyó el pasaje por al menos cinco países de Sudamérica, el cruce a pie por el temido tapón del Darién —catalogada como la selva más peligrosa del mundo—, la alternancia entre ómnibus, taxi, motos y cuanto vehículo uno pueda imaginarse por Centroamérica, tensas negociaciones con coyotes en México y, finalmente, el cruce a Estados Unidos a la altura de Tijuana.

¿Lo más difícil? México. Así le respondieron a un periodista con el que hablaron.

El 20 de marzo, día del año nuevo del calendario persa (Nowruz), y estando en medio de la travesía por América Latina, Aliaqa había publicado un enigmático mensaje en Facebook. Era una poesía que rezaba: “No hay muro más que yo / Esto lo entendí de la vida / Puedes luchar y ganar con el destino. / Es mejor luchar y perder”.

Más de dos semanas después, a las 11.20 horas del pasado 5 de abril, Aliaqa volvió a la red social para decir: “Estoy agradecido de mis mejores amigos que cooperaron y acompañaron en este viaje, (porque) cuidaron de nosotros y se preocuparon por nuestras condiciones”. El mensaje advertía que estaba escrito desde la ciudad fronteriza de San Diego, donde la familia pasó los primeros días en un centro de detención.

Este martes, sin embargo, pudieron viajar a Nueva York donde un coterráneo afgano les dará cobijo hasta que logren regularizar la documentación.

Tanto Aliaqa como su esposa Taiba son universitarios. Hasta la llegada de los talibanes, trabajaban para el gobierno afgano en el área de violencia de género. Ella era la directora máxima del abordaje de esta temática que funcionaba en el Ministerio de Salud local. Él era consultor y responsable de proyectos que buscaban la igualdad entre el hombre y la mujer en una serie de provincias alejadas a Kabul.

Al poco tiempo de que los talibanes entraran a la capital de Afganistán, Aliaqa y Taiba empezaron a recibir amenazas por teléfono. Tuvieron que huir a un escondite en otra provincia. Un familiar les mostró cómo unos hombres armados y con turbante entraban a su casa en busca de información y sus cuerpos. Luego hubo más amenazas, más fugas, hasta que escaparon clandestinos hasta el vecino Paquistán.

El julio de 2022 le escribieron una carta al presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, pidiendo el refugio. Mientras, unos conocidos suyos españoles les hicieron de puente para que la Cancillería uruguaya tomase conocimiento. Por fin, el 28 de diciembre de 2022 se concretó su llegada a Montevideo. Pero la estadía duró menos de dos meses hasta que se fueron a Estados Unidos.

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