La mochila pesaba una enormidad porque el pasado lo condenaba y el presente ponía todo bajo sospecha. Cada torneo, incluso en el éxito, se transformaba en un calvario para quienes defendían la camiseta, y aquello que pretendía bajar de la tribuna como un envión para los que corrían en la cancha, se transformaba en un contrapeso que les hundía. Hasta que una tarde inhóspita, impropia para practicar buen fútbol, con un viento que flageló las buenas intenciones, Leonardo Ramos se presentó en su estreno como entrenador de los aurinegros en el Campeón del Siglo con sus mejores credenciales.
Ahora sí da gusto
Con doblete de Nandez, uno de Dibble y uno en contra, el aurinegro goleó 4-0 a El Tanque Sisley