Camilo dos Santos

Por qué se desinfló Sartori

El empresario esperaba una votación mayor, pero igualmente celebró un segundo puesto

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02 de julio de 2019 a las 05:00

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Cuando todavía era un desconocido, Juan Sartori se estrenó en política con un acto en el teatro Metro al que asistieron más de 1.000 personas. En marzo, redobló la apuesta y para anunciar su plan de crear 100 mil puestos de trabajo movilizó a miles de seguidores con el objetivo de mostrar un Palacio Peñarol repleto de militantes.

La carrera del empresario parecía tan vertiginosa como imparable. Entre diciembre y junio, pasó de ser un anónimo en la política uruguaya a tener el 30% de intención de voto promedio entre las distintas encuestadoras, haciéndole competencia a Luis Lacalle Pou, quien marcaba un 44%.

Los datos llenaron de optimismo al entorno del empresario, y mientras Verónica Alonso hablaba de un posible “Sartorazo” (un juego de palabras entre Sartori y Maracanazo), el empresario decía poco después de votar que esperaba ser “la sorpresa” de la jornada.

Sin embargo, aquel escenario no se dio, y el líder de Todos se quedó como cómodo ganador de la interna con el 53,77%, mientras que el candidato de Todo Por el Pueblo se tuvo que conformar con poco menos del 21%. Lo cierto es que a pesar de la expectativa que los dirigentes del empresario mostraban, los datos recabados por el call center siempre marcaron como poco probable la victoria, aunque también esperaban un segundo puesto menos separado del primer puesto.

Camilo dos Santos

Este lunes el call center de Sartori no trabajó, y buena parte del edificio Unión (Independencia 737), donde el empresario había montado su comando de campaña, estaba vacío. Pero a pesar del día de descanso que se le otorgó a buena parte del personal, en filas del empresario se hizo una valoración rápida del resultado de la elección, en la que se valoró el segundo puesto obtenido, al tiempo que consideraron que la falta de una estructura partidaria les pasó factura.

Las fuentes señalaron que finalmente hubo menos vehículos para trasladar votantes de lo previsto, a lo que se le sumó una jornada con lluvias y muy bajas temperaturas, que bien pudo haber desestimulado a posibles votantes. Asimismo, se detectó que algunos delegados de mesa (a los que se les pagaba entre $1.000 y $1.500) no cumplieron con su tarea, porque o no asistían a los centros de votación, o bien no reponían las listas que otras personas robaban o rompían, señaló la fuente.

El director de campaña, Óscar Costa, por su parte, aseguró que la campaña fue “excelente” y negó problemas de funcionamiento el día de la votación, aunque reconoció que esperaban una votación mayor, que les hubiera dado un mayor peso en el partido. “Es una elección voluntaria, las encuestas daban un número pero la participación fue baja”, reconoció.

Camilo Dos Santos

La confianza del empresario en que podría obtener una mejor votación lo llevó incluso a poner peros, cuando en una reunión con Lacalle Pou llevada adelante el sábado, el ahora candidato le adelantó que tenía en miras a Carlos Moreira y a Beatriz Argimón como sus vicepresidentes. Sartori quería esperar la votación para conocer los “pesos relativos” de la interna, porque tenía la esperanza de poder influir en esa decisión.

¿Y ahora qué?

“Sartori vino para quedarse”, aseguró este domingo el empresario ante las cámaras y un puñado de dirigentes que lo acompañaban en su comando de campaña. El sartorismo tendrá ahora el desafío de armar las listas,  lo que no será tarea fácil ya que deberán manejar un menor número de lugares en el senado para repartir entre todos quienes aspiran ese lugar, como el dirigente Alem García, la senadora Verónica Alonso, Costa e incluso Sartori.

Tanto Costa como García confirmaron que Sartori encabezaría una lista al senado y que llegaría a ocupar su banca en caso de obtener los votos suficientes. El empresario había dicho al programa Justicia Infinita de Océano FM en febrero que él “no sería un buen parlamentario” y agregó: “Hay que saber de leyes y tener mucha paciencia. Lo mío es lo ejecutivo. Hay mucha gente más capacitada que yo para ser buen senador”.

El sartorismo también aspira a proponer intendentes, ediles y alcaldes, con el objetivo de volverse una fuerza más relevante en su interna. Asimismo, en el comando de campaña aseguran que ahora trabajarán para que el partido gane la elección, más allá de las diferencias que el empresario mostró con sus rivales de interna, y compañeros de colectividad, a quienes acusó de tratar a sus votantes como “ovejas” y dijo que “se creen los dueño de la política y controlan todo desde arriba".  

Lo cierto es que el empresario acostumbrado a la exposición mediática, mantendrá el silencio algunos días, mientras su fuerza se rearma ante un resultado agridulce.

El candidato sin estructura

Para Costa, el balance es positivo porque en solo seis meses el sartorismo se convirtió en la segunda fuerza del partido. De hecho, la lista 880 que encabeza Sartori, fue la más votada en el Partido Nacional y en toda la elección interna.

Eso es un logro, si se tiene en cuenta que el sartorismo no tenía la estructura partidaria de sus rivales políticos. Sus dirigentes –con excepción del diputado Álvaro Dastugue y la senadora Verónica Alonso-, casi no tenían experiencia política cuando se unieron al empresario. Asimismo, Alem García, el número dos de la lista 880, se habían alejado de la actividad política en el año 2000.

Para suplir esa falencia de estructura, es que el equipo de Sartori creó los llamados “equipos de tierra”: empleados que cobraban un sueldo y que eran dirigidos desde Montevideo por el exasesor de la opositora venezolana María Corina Machado y mano derecha de Juan José Rendón, Víctor Maldonado.

Estos equipos de tierra comenzaron a reunir datos de personas en octubre –mucho antes de que confirmara la precandidatura-, y en las últimas semanas estuvieron dedicados a buscar votantes para llevarlos a los circuitos de votación. Quienes se encargaron de coordinar esa tarea eran empleados mexicanos y venezolanos que se instalaron en varias ciudades del país, con el objetivo de ejecutar la planificación que llevaba adelante Maldonado.

Pero lo cierto es que la acción de estos equipos de tierra generó rechazo entre los dirigentes, que también fueron entrenados por extranjeros en el comando de campaña, con el objetivo de prepararlos para acarrear votantes y actuar como delegados de mesa.

 
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