ALEXEI DRUZHININ / SPUTNIK / AFP

Amenazas de Putin ocultan una posición debilitada

Una esfera de influencia regional formada por autocracias corruptas es vulnerable a las rebeliones y la inestabilidad

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14 de enero de 2022 a las 20:10

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Gideon Rachman

 

Rusia se encuentra sitiada. Los enemigos del país han avanzado hasta sus fronteras. La alianza hostil de la OTAN amenaza ahora con incorporar a Ucrania, que, histórica y espiritualmente, forma parte de Rusia. Le ha tocado a Vladimir Putin — como heredero de Pedro el Grande, Alejandro I y José Stalin — liderar la lucha desde el Kremlin.

Ésta es, a grandes rasgos, la historia que el gobierno ruso está promoviendo, al comienzo de una semana de conversaciones cruciales con Occidente. Rusia ha concentrado tropas en su frontera con Ucrania. Amenaza con invadir a su vecino occidental, pero afirma que es una reacción defensiva a la expansión de la OTAN. Dmitri Trenin, director del Centro Carnegie de Moscú, explica que para Putin "Ucrania es el último bastión".

Pero la narrativa del Kremlin no tiene sentido. No hay riesgo de que la OTAN ataque a Rusia. La razón por la que tantos países se unieron a la alianza en la década de 1990 es que temen una agresión rusa. Actualmente no existe ninguna perspectiva realista de que Ucrania se incorpore a la OTAN.

Por consiguiente, cualquier concesión que Occidente pudiera ofrecer en las conversaciones de esta semana — sobre el despliegue de tropas o la ampliación de la alianza — no resolvería en última instancia el problema de seguridad de Putin. Esto se debe a que las verdaderas amenazas para el líder ruso son internas.

El año pasado, por estas fechas, se celebraron manifestaciones en toda Rusia en apoyo del líder de la oposición Alexei Navalny. Sus investigaciones en vídeo habían revelado el opulento estilo de vida de Putin y sus compinches. El Kremlin afirma con creciente vehemencia que todos sus opositores nacionales son "agentes extranjeros". En realidad, se trata principalmente de rusos comunes y corrientes a los que no les gusta el gobierno y saben que las elecciones fraudulentas no ofrecen ninguna esperanza de cambio. Tras un intento fallido de asesinar a Navalny, el Kremlin lo encarceló. Moscú niega su implicación en el intento de asesinato de Navalny, pero él sigue siendo una amenaza mayor para Putin que lo que nunca será la OTAN.

Reuters
Alexéi Navalny, líder de la oposición al gobierno ruso.

Al presentarse como la encarnación del nacionalismo ruso, Putin ha confundido las amenazas a su propio gobierno con las amenazas a la nación. Pero la seguridad personal de Putin y la seguridad nacional de Rusia no son lo mismo.

Sin embargo, existe un vínculo entre los problemas internos de Putin y su agresión externa. Una guerra podría crear una ola de apoyo nacionalista al líder ruso. Más fundamentalmente, el único tipo de gobierno que Putin puede tolerar en las fronteras de Rusia es una autocracia corrupta que refleje el propio régimen del Kremlin. Una auténtica democracia ofrecería un modelo alternativo que podría estimular a la oposición en Rusia. Un país libre también podría huir del abrazo del Kremlin y alinearse con Occidente.

Por ello, no está en manos ni en el poder de EEUU otorgarle a Rusia la "esfera de influencia" estable que exige Putin. Las autocracias corruptas que el Kremlin prefiere en su periferia son intrínsecamente inestables debido a la resistencia social que suscitan. Fue una revuelta popular la que derrocó a un gobierno corrupto y prorruso en Ucrania entre 2013 y 2014.

Inconvenientemente para el Kremlin, ha tenido que enviar tropas para ayudar a reprimir los disturbios en el vecino Kazajstán, en la propia víspera de las conversaciones entre EEUU y Rusia. Kazajstán es un país en el que el ingreso promedio es aproximadamente US$570 al mes, pero en el que la familia de Nursultán Nazarbáyev, quien gobernó el país desde 1991 hasta 2019, ha adquirido propiedades en el extranjero por valor de al menos US$785 millones.

Los disturbios en Kazajstán podrían estar relacionados con las luchas internas en los círculos gobernantes. Pero este tipo de problemas son inherentes a las autocracias corruptas. Si la riqueza se reparte como parte de un sistema de clientelismo y prebendas, cualquier indicio de cambio de liderazgo crea inestabilidad. Este dilema también le puede resultar familiar a Putin.

Kazajstán no es el único país extranjero cercano a Rusia que se encuentra en estado de agitación. Desde las elecciones robadas en Bielorrusia en 2020, Alexander Lukashenko, el dictador residente, ha reprimido despiadadamente a la oposición nacional. El Kremlin tiene ahora que apuntalar a los gobiernos de Kazajstán y Bielorrusia, mientras amenaza con invadir Ucrania.

Vale la pena recordar estos problemas, en medio de todo lo que se dice sobre la fortaleza de la posición de Rusia de cara a las conversaciones de esta semana. En realidad, la Rusia moderna está peligrosamente cerca de repetir la situación de la Unión Soviética, que mantenía "amistosos" a sus vecinos invadiéndolos o intimidándolos.

Una guerra corta y victoriosa podría darle un impulso temporal a Putin. Pero invadir Ucrania en 2022 no garantizará en última instancia la supervivencia del sistema de Putin, como tampoco la invasión de Checoslovaquia en 1968 garantizó la supervivencia de la Unión Soviética. De hecho, a largo plazo, un ataque a Ucrania empeoraría el dilema de seguridad de Rusia y debilitaría la situación interna de Putin. Si la guerra se prolongara, las bajas rusas aumentarían. Un conflicto también agotaría la economía y aumentaría el aislamiento del país.

Un ataque ruso a Ucrania también le daría a la OTAN un renovado sentido de propósito, y podría impulsar la propia expansión de la alianza de la que se queja Rusia. Finlandia y Suecia están debatiendo unirse a la OTAN, porque están alarmadas por el lenguaje y el comportamiento cada vez más amenazador de Moscú.

Incluso aunque Rusia lograra instalar un régimen títere en Kiev, el recuerdo de la agresión de Moscú le daría un impulso histórico al nacionalismo ucraniano, cimentando la división emocional entre Rusia y Ucrania que Putin considera una abominación. En definitiva, sería una extraña victoria para el Kremlin.

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