Años bravos: cuando la edad complica aún más el panorama laboral

En los extremos del mercado, trabajadores de más de 50 años y los más jóvenes que recién ingresan son los grupos más afectados por la crisis del coronavirus

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04 de mayo de 2020 a las 05:00

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En un escenario laboral de emergencia sanitaria, con numerosos envíos a seguro paro y despidos, el impacto es generalizado. “La situación impacta en todas las edades, la incertidumbre de cuándo -aquellos que perdieron el trabajo- puedan a volver a recuperarlo es enorme”, sostuvo la socia de Capital Humano de BDO, Cinthia Eliazer.

Sin embargo hay dos grupos que parecen sentir particularmente el golpe: los trabajadores que tienen más de 50 años y los  jóvenes. Si bien están en los extremos, ambos tienen características que pueden complicar a que la vuelta al mundo del trabajo sea rápida.

La experta puntualizó que la reinvención en materia profesional y laboral, está muy atada a lo que la persona aprende en cuarentena. “Si nos dedicamos a adquirir nuevas capacidades o herramientas mientras estamos encerrados, vamos a poder llegar más rápido y aprovechar el tiempo”, dijo. Agregó que para esto no es necesario gastar dinero, ya que muchas universidades alrededor del mundo están ofreciendo cursos gratuitos y de forma online.

Para Eliazer el foco tiene que estar puesto en la tecnología, ya que tarde o temprano la mayoría de los sectores van a ir hacia una digitalización. “Esto es algo que cambió y va a seguir cambiando, pero las herramientas tecnologías están cada vez más sobre la mesa y son indispensable para pensar en una vuelta al mundo laboral”, sostuvo.

El director de la escuela de  negocios de la Universidad Católica, Marcos Soto, dijo que se está percibiendo una “aceleración de procesos laborales que se venían dando alrededor del mundo”. Soto aclaró que este era un cambio ya esperado, pero que naturalmente impacta en aquellos rangos etarios que se encuentran en los extremos. 

Los mayores de 50

Suelen ser más resistentes a los cambios y no se adaptan fácilmente a la tecnología.

Sin embargo, este es un sector que no suele ser vulnerable en materia económica. Si se analiza la incidencia de la pobreza en Uruguay, cuanto más años tiene la persona los ingresos suelen aumentar. Soto rescató que los mayores de 50 por lo general tienen alternativas y no siempre están sujetos a un único ingreso. “Muchas personas recurren a pensiones, rentas, jubilaciones u otros ingresos que los ayudan a resistir durante algunos meses”, puntualizó

Rescató que la situación sí impacta en este rango etario pero con la diferencia de que “tienen un escudo” que permite una protección temporal en materia económica. “Obviamente esto es a nivel general, no hay dudas que si vamos a lo particular, se encuentran situaciones diferentes”, dijo Soto.

Una actitud flexible

Para Eliazer de BDO, la sociedad tiene que ser consciente de que hay personas que no van a volver al mercado laboral. Esto se puede dar por varios factores, pero afirmó que no puede significar un parate en el aprendizaje. “Las crisis son una oportunidad, siempre. Entonces si te quedás quieto seguro vas a perder mucho más. Las cosas hoy están a un click de distancia y lo único que hay que destinar es tiempo”, dijo.

Y para que esto suceda, la actitud es la estrella de estos tiempos. Es decir, la flexibilidad para adaptarse a los cambios que puedan tener los trabajadores, está siendo determinante para predecir el futuro laboral. “Va a tener que existir un esfuerzo, pero a la larga, todos vamos a estar más actualizados, más preparados para lo que se viene”, dijo Eliazer.

En la misma línea, la gerenta de consultoría en Capital Humano de KPMG, María Laura Volpi, sostuvo que muchas personas que tengan más de 50 años van a tener que considerar otros roles porque “es probable que no retornen a sus puestos de trabajo”. En este caso el éxito, para Volpi, también dependerá de qué actitud se tome de cara a los próximos meses.

Por su parte, la responsable de Gestión Humana de RSM, Gabriela Montaldo, consideró que esta actitud debe ser fomentada desde los primeros momentos en que la persona percibe un cambio en su trabajo. “Hoy en día a muchos les está costando adaptarse al trabajo remoto o a tener que trabajar en equipo. Entonces, si llegan a perder su trabajo, todo se va a ir más cuesta arriba y no van a lograr la flexibilidad que se exige”, explicó.

Al igual que Soto y Eliazer, para Montaldo los mayores de 50 son los más afectados en este sentido y los que suelen sentir la repercusión de inmediato. “De igual modo, la experiencia juega un papel importante, porque ya han vivido más tiempos de crisis y no suelen desesperarse. Pero a la larga se complica”, subrayó.

Además, para lograr encarar los desafíos con flexibilidad, la sociedad en general deberá mirar al corto plazo con optimismo. “Son cosas que se contagian, si todos empujamos para el mismo lado, vamos a tener buenos resultados”, subrayó Eliazer. Para lograrlo, es necesario hacer determinadas acciones proactivas, como encarar proyectos olvidados para los que no había tiempo. “Ahí es donde hay oportunidades de negocio, pasa que hay que dedicarles tiempo para encontrarle la vuelta”.

En ese sentido, para Montaldo “todos debemos cambiar la cabeza” porque la crisis trajo transformaciones que se quedarán, y los trabajadores uruguayos tienen que ser conscientes de esto. “Si nos adaptamos al trabajo remoto, por ejemplo, ya ganamos algo porque muchos empleados no van a volver a la oficina”, dijo.

La especialista agregó que pensar lo contrario, es caer en un error que les puede salir caro a muchos trabajadores mayores de 50. “Creo que hay resiliencia, pero no se aplica en cuanto a lo tecnológico y esto es en realidad lo más importante”, afirmó Montaldo.

La paradoja de los jóvenes

Eliazer habló de que en el caso de los jóvenes, las situaciones y los escenarios suelen ser diferentes, ya que muchos ni siquiera tienen su primera experiencia laboral. “A muchos todo esto los agarró buscando trabajo, y sienten que esa búsqueda está truncada”, contó.

Advirtió que es contraproducente abandonar la búsqueda porque las oportunidades laborales siguen existiendo. “Hay un impacto sí, y el mercado laboral no está ajeno a eso, pero es importante mantener la perseverancia a pesar de las condiciones adversas”, recomendó.

También hizo la salvedad de que a muchos jóvenes, la situación los encontró recién adquiriendo los conocimientos necesarios para volcarse al mercado laboral. Por una cuestión de tiempo no han logrado reunir las condiciones necesarias para lo que se viene. “Si la parte formal de formación no está dada, tienen que aprovechar el tiempo para adquirir conocimientos alternativos que tengan que ver con lo que quieren para su futuro”, dijo Eliazer.

Soto, por su parte, señaló que el trabajo joven ya venía siendo uno de los más afectados dentro del sector del empleo. “Tanto hombres como mujeres jóvenes tienen dificultad para empezar a trabajar, entonces esta coyuntura a veces complica a pesar de tener resiliencia y adaptarse al cambio”.

Aquí se da una paradoja, porque las personas con menos edad suelen adaptarse y tener mucha más flexibilidad en tiempos de crisis. Pero en esta en particular, es uno de los sectores más golpeados y, se espera, que esto no cambie en el corto plazo. “Los rubros en donde los jóvenes se desenvuelven, suelen ser los más vapuleados”, especificó Soto al respecto.

“Tanto hombres como mujeres jóvenes tienen dificultad para empezar a trabajar, entonces esta coyuntura a veces complica a pesar de tener resiliencia y adaptarse al cambio”

En este sentido, el director de la escuela de negocios de la UCU piensa que directamente va a repercutir en los menos formados. Además aclaró que aquellos que se desenvuelvan en rubros como el de la tecnología, van a ser una especie de resorte para amortiguar las poscrisis. “Hay algunas porciones de la sociedad que ya venían sufriendo la falta de empleo y esto hace que la situación empeore”.

Por eso, para Soto cada grupo es diferente y tiene situaciones distintas que están atadas a las características sociales y económicas que presentan. “Los jóvenes se adaptan mejor, pero arrastran una coyuntura particular en cuanto a la situación laboral”. Entonces, en este grupo de trabajadores la crisis llegó para empeorar una realidad ya complicada de por sí.

Las medidas

Según Soto, las autoridades siempre deben tener preparadas una batería de medidas que permitan paliar y llegar al mayor número de personas posible. “Si no pasa esto, vamos a quedar atados a una realidad muy complicada”, dijo. Considera que lo ideal es detectar aquellos sectores de la sociedad más vulnerables e implementar medidas asistenciales, que puedan sostenerse en un determinado período de tiempo.

Afirmó que el grueso de la realidad se verá cuando la crisis pase, pero sí se puede ir pensando en alternativas u opciones para ganar tiempo. “Cambios vamos a tener, desde cómo trabajamos hasta cómo compramos, entonces eso se puede capitalizar desde ya y usarlo como recursos para que los uruguayos puedan volver al mercado laboral”, sostuvo.

Para eso, recomendó utilizar los organismos estatales, como Inefop, para que los uruguayos puedan capacitarse y estar preparados para el futuro que se viene. “Esto tiene que estar apuntado a aquellos sectores que les cueste más adaptarse a los cambios tecnológicos”. Por eso, Soto coincidió con Eliazer en que hay una oportunidad de achicar la brecha digital entre jóvenes y mayores de 50, pero que dependerá de qué decisiones tome la sociedad uruguaya.

Desde el sector empresarial, Eliazer dijo que aún no se ha visto ninguna medida que ataque la situación pero se mostró optimista en que sí las habrá de cara al corto plazo. “Seguramente, cuando todo esté un poco más claro, las empresas comiencen a tomar decisiones que serán vitales para ver cómo evoluciona esta problemática”.

Volpi, de KPMG, recomendó que todos los trabajadores generen habilidades que logren diferenciarse “de los robots”. El punto, según la especialista, es que la automatización crecerá de manera exponencial y es importante identificar de antemano en qué actividades las personas generan valor. 

La soledad
Montaldo explicó que la falta de socialización suele jugar en contra de que los más veteranos en un proceso de adaptación. Muchos trabajadores se encuentran solos en sus casas y, al no saber manejar del todo las herramientas tecnológicas, caen en depresión.
“El no poder salir, el ver que la realidad está más complicada de lo que pensábamos y saber que eso exige un cambio puede repercutir en la salud emocional de las personas y reducir las chances de adaptación dentro del mercado laboral”, desarrolló Montaldo.
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