Enrique Saravia

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Campeón de América y del Mundo, los 17 días en prisión y el técnico que lo buscó en la guía: la vida de Quique Saravia

Debutó en Nacional a los 18 años en tiempos en que los futbolistas peleaban sus contratos cara a cara con los dirigentes
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22 de julio de 2023 a las 12:04

Enrique Saravia compró su primer auto, un Ford Escort inglés del año 81, con lo que cobró por haber ganado la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental de 1988 con Nacional. Hacía tres años que jugaba en Primera y tenía que tomar tres ómnibus para llegar a Los Céspedes. Eran otros tiempos, el fútbol tenía otros códigos. Los contratos los arreglaban cara a cara con los dirigentes, sin intermediarios. 

Saravia fue campeón de América y del Mundo con Nacional

Recordó anécdotas del camino de los tricolores en 1988, del línea que desnucaron de un ladrillazo y cómo los jugadores se hicieron fuertes para seguir en competencia. De la importancia "de formar grupos" para conseguir objetivos importantes y del desenlace de la Intercontinental debido a una ampolla de un compañero.

El técnico que lo buscó en la guía telefónica para contratarlo, los 17 días que estuvo preso tras un partido y el rezongo que le pegó a un futbolista de Rampla, el último año que jugó, son anécdotas que repasó Quique Saravia de su vida de 18 años como futbolista profesional.

De Aires Puros a Nacional

En el barrio Aires Puros, el 23 de abril de 1967, nació Quique Saravia. A los 6 años empezó a jugar de golero en el Valencia, un cuadro que estaba por Luis Alberto de Herrera y Burgues, donde jugaban sus primos. Como ya era más alto que los demás niños, lo pusieron al arco.

Un equipo juvenil de Nacional; Saravia al lado del arquero

Al año se fue al Juventud Unida, ubicado a una cuadra y media de su casa. Ahí ya jugaba en el medio. Después pasó al Carabelas y en un partido que reforzaba al Ciclón del Cerrito, que en verano organizaba torneos nocturnos porque tenía luces en su cancha, se le acercó un hombre y le preguntó: "Pibe, ¿no querés jugar en Nacional?".

En esos tiempos iba a la escuela pública Juan Montalvo, en la calle Ibirocahy, y sus padres no lo dejaban hablar con extraños. Por eso el hombre le preguntó al padre y así fue que a los 10 años, Saravia llegó al baby fútbol de Nacional. 

La cancha estaba ubicada atrás de la tribuna Atilio García, sobre General Urquiza. El técnico, que le había hablado en la cancha del Ciclón, era el padre de Guillermo Sanguinetti, quien fue su compañero durante años en los tricolores.

Las categorías del baby en esa época eran Gorriones (10 años), Semillas (11), Cebolla (12) y Baby (13). Después, los niños quedaban un año sin jugar hasta empezar en juveniles con 15 años. Pero Saravia fue el único de su categoría que se unió al plantel de Sexta de Nacional con 14 años. 

"Yo jugaba en el medio y algunos técnicos me pedían para jugar atrás. Al principio los equipos eran de 7 y después fueron de 9. A Nacional lo invitaban participar en campeonatos en Argentina y Brasil, que eran de fútbol 11. Entonces llegaban refuerzos del Stockolmo (Mario Orta, Ernesto Chingo Gómez) y de otros cuadros, como Ariel López Báez, Luis Lugo que era golero y después se radicó en Venezuela", recordó Saravia.

Después de sus primeros pasos en Sexta con 14 y 15 años, estuvo un año parado por una hepatitis. A los 17 tenía edad de Quinta y terminó jugando en Tercera. A los 18 alternó en Cuarta, Tercera y debutó en Primera división: fue el 22 de marzo de 1986 en un partido contra River Plate por el Competencia.

Terminó esa temporada y empezó la siguiente en Tercera, donde habitualmente bajaban jugadores de Primera para hacer fútbol, como Abel Tolosa y Pablo Alonso al que le decían Capincho. 

De sus tiempos de juveniles recuerda, con los años de nacimiento y todo, a Álvaro Amarilla, Tomás Silva, el Pirola Rinaldi, Robert Britez, Julio Lancieri, Tony Gómez, el Puro Beninca, Guillermo Sanguinetti, Roberto Moreira. Aún mantienen contacto a través de un grupo de WhatsApp.

Enrique Saravia festejando un gol junto a Tony Gómez, Milton Gómez y Dely Valdés

A los 19 años, jugando en la Tercera división, fue padre por primera vez. Hoy tiene tres hijos de 37, 34 y 26 años.

En 1988 fue un año glorioso para Nacional. Menos el Campeonato Uruguayo, ganó todo lo que disputó en el ámbito internacional. La Copa Libertadores, la Copa Intercontinental y al comienzo de 1980 la Recopa y la Interamericana. Además, "una Copa El Gráfico en Mar del Plata, contra River e Independiente", agregó.

Anécdotas de la Libertadores y de la Intercontinental 1988

Del camino por la Libertadores, Saravia no se olvida de un partido de visitante contra Newell's Old Boys por la tercera fase. "Pintos Saldanha bajó a uno afuera del área y el juez Maciel, un paraguayo, cobró penal. El línea levantó el banderín y le dijo que había sido afuera. Sacaron la pelota del punto penal para afuera del área. Al línea lo desnucaron de un ladrillazo. Terminó el primer tiempo y los dirigentes de Nacional no querían entrar para el segundo porque el cuarto juez, que era argentino, pasaba de línea. Ahí los jugadores nos pusimos firmes y salimos a jugar. Empatamos 1-1".

Destaca Saravia la importancia de la unión del plantel en ese momento: "Era un grupo que sabía a lo que apuntaba, con una edad promedio de 25/26 años. Los más chicos eran Soca que es menor que yo y Tony Gómez. Después estaban Yubert, el Vasco, Morán, Vargas, De Lima, el Pato Castro, el Indio Molina, Mario López, De León, Revelez...".

Por ese incidente fue suspendida la cancha del Coloso del Parque y la primera final de la Copa, otra vez frente a Newell's, se jugó en la cancha de Rosario Central.

La segunda final se jugó el 28 de octubre en el Centenario y en diciembre Nacional viajó a Japón para enfrentar a PSV Eindhoven por la Copa Intercontinental.

Mario alles, Cardaccio, Saravia, Tony Gómez y Sergio Olivera en Japón

"Los japoneses mandaban 18 pasajes y el grupo de jugadores que entrenábamos todos los días éramos 20. Después, para completar la lista de 25 había algunos de Tercera. Los dirigentes no querían poner un peso, entonces entre todos pagamos los pasajes a esos dos compañeros que iban a quedarse afuera. Ahí es donde se hacen los grupos", contó.

Otra anécdota que le quedó de aquella aventura es como puede cambiar el destino de una persona: "Nosotros jugábamos con Topper, pero en Japón nos dijeron que teníamos que jugar con Puma porque ponían más plata. A raíz de eso creo que Nacional tuvo que pagarle una multa a Topper. Pero lo increíble es que nos habían dado zapatos nuevos de la marca Puma y en una práctica, Carlitos Soca se hizo una ampolla y no pudo jugar la final. Los laterales titulares eran Saldanha por derecha y Soca por izquierda. Por eso entró Tony Gómez y terminó tirando el penal decisivo".

"Los grupos son los que terminan logrando grandes cosas y veo que hoy es todo individual. Dos por tres hablo con Fernando Alvez de este tema. Los jugadores hoy son muy individualistas, juegan para ellos, para que les salga el pase. La época de nosotros era al revés. Aparte teníamos el hambre de quedar en la historia del club, no pensábamos en hacernos ricos, pensábamos en quedar en la historia del club. Yo llevé a mis hijos y a mis nietos a la sede de Nacional para mostrarles que estoy en un cuadro ahí como campeón del Mundo".

En los años de 1980 los futbolistas tenían un buen pasar, ganaban bien, "pero no para decir dejo el fútbol y quedo parado".

La última vez que Saravia fue a Los Céspedes, siendo presidente de la Mutual, fue durante el primer ciclo de Gustavo Munúa como técnico: Me puse a hablar con él, miré para la cancha de abajo y me sorprendí que había tantos autos. Munúa me dijo que ahí entrenaba la Tercera. Me empecé a reir, había como 30 autos. Si estaremos mal, por eso no ganamos nada", le dije.

Saravia le contó a Munúa que compró su primer auto en 1989, cuando ya hacía tres que había debutado en Primera. "Me estás jodiendo, me dice. Es que habíamos hecho un pesito ganando todo. Todos estos botijas no saben lo que es el sacrificio. Después de casado viví en la zona del Parque Rivera; me tomaba el 306, me bajaba en 8 de Octubre y Cuchilla Grande, cruzaba enfrente y me tomaba el 300 hasta Cuchilla Grande y Camino Berger, y pateaba 1 kilómetro. Calor, frío, lluvia... Así del 86 hasta el 89 que me pude comprar un autito", agregó.

Ernesto Vargas y Quique Saravia en la Liga de Quito, ambos lesionados

Fue un Ford Escort inglés, "porque había uno de dos puertas que los mecánicos te decían que no porque con esos corrían carreras en El Pinar. Yo tenía un tío mecánico. Se lo compré al tío del Leo Percovich, que me dijo que trabajaba en un banco en la Ciudad Vieja y no lo usaba en la semana porque iba en ómnibus a trabajar. Era del año 81. Fue el primer auto que tuve".

"En esa época no había contratistas, te peleabas vos con los dirigentes. Ahora es algo que veo mal. El jugador tiene que saber lo que quiere ganar, se tiene que hacer valer, los contratos míos los arreglaba yo. Los dirigentes me decían le vamos a pagar 10 pesos y yo decía valgo más, quiero tanto, y si no que me dejaran libre. Cuando fui a arreglar mi primer contrato yo tenía 19 años y un dirigente me dijo, 'pibe, querés ganar lo mismo que el Rafa Villazán'. Le dije, primero que no me interesa lo que gana Villazán, yo creo que valgo esto, porque tengo mis gastos, soy casado, tengo un hijo, pago alquiler, las cuentas, comer y me tomo cuatro ómnibus por día para ir a entrenar", manifestó.

No quiso ir a River porque ganaba más en la Tercera

Es más, en 1986 cuando jugaba en Tercera, Nacional lo quiso dar en préstamo a River Plate por el pase de Mauricio Silvera y Saravia se negó a ir: "Como no tenía la plata para pagar el préstamo, ponele que eran US$ 30.000 y Nacional tenía la mitad, ofreció el resto prestando tres jugadores. Uno de los que iba era yo. Me reuní con los dirigentes de River y me ofrecieron menos de lo que ganaba en la Tercera de Nacional. No me voy a bajar el sueldo por jugar en Primera. No arreglé. Entonces fueron Tony Gómez, Washington Castagnero y como no arreglé yo mandaron a Sena, un 9 de Tacuarembó".

Nacional lo cedió en préstamo a Liga de Quito desde mayo de 1989 a junio de 1990. Tenía 22 años y como la cláusula de comprar era muy alta, regresó a los tricolores. 

"El técnico era Saúl Rivero. Eliminamos a Argentinos Juniors, Estudiantes e Independiente por la Supercopa. Esperando para jugar la final contra Olimpia de Paraguay echaron a Saúl. Vino el Cacho Blanco y nos sacó a mi y a Pintos Saldanha para la primera final; perdimos 3-0 en el Estadio. A la semana siguiente vamos a Paraguay, nos mandó a nosotros y empatamos 3-3. Ahí es donde le erran los técnicos también, por hacerle mandados a los dirigentes. Con Saúl hice una amistad y me contó que los dirigentes le había dicho que nos sacara a mi, al Chango y a Yubert".

Títulos en Nacional
Libertadores 1988
Intercontinental 1988
Interamericana 1988
Recopa 1989
Uruguayo 1992
Competencia 1989
Liguilla 1990

La Supercopa fue el título que le faltó a la camada de 1988. En enero de 1991 Nacional ganó la Liguilla de forma invicta. Luego se fue Blanco y asumió Raúl Möller, que "hizo la misma jugada". 

"Los dirigentes son turros, a nosotros nos veían como que estábamos en contra de ellos porque les decíamos que nos tenían que pagar el sueldo y que adentro de la cancha nos arreglábamos nosotros. Pensaban que nosotros hacíamos camarilla. Pero era al revés. Si la práctica era a  las 9, a los nuevos les decíamos que a las 8 estamos en Los Céspedes tomando mate, porque vivimos de eso. Se ha perdido esa esencia. Terminaba la práctica y nos quedábamos entrenando. Yo era derecho y me quedaba pateando con la izquierda para mejorar. Hoy pitan los técnicos y disparan".

En junio de 1992 volvió a salir a préstamo de Nacional. El destino, Mandiyú de Corrientes, plagado de uruguayos: Pedro Barrios, Mario Orta, Morán, Fernando Alvez, el Caballo Kanapkis.

Regresó a los tricolores en julio de 1993 porque tenía contrato hasta diciembre. En 1994 se fue a Defensor Sporting. "Mario Alles me llamó porque Defensor jugaba la Copa y estaba buscando un zaguero para sustituir al Vasco Aguirregaray que se había ido a Peñarol. El primer partido nos toca Nacional. Le hice un gol de cabeza y lo anuló Daniel Bello. '¿Qué hice? le pregunté'. Cobré técnico porque demoró mucho en tirar el córner. El que los tiraba era Pablito Correa; tiró uno y la peinó un jugador de Nacional, córner del otro lado. Entonces Pablo cruzó toda la cancha y como los clavamos cobró técnico. Al final pasamos la serie que completaban Unión Española y Colo Colo, y nos eliminó Vélez por penales".

Saravia recita de memoria el equipo violeta que jugaba habitualmente: "El arquero era Arbiza y el suplente Romay. El Cabecita González era el lateral, Lasarte y yo que terminé jugando con Tabaré Silva, el lateral izquierdo Nano Dos Santos; en el medio Almada, Chilelli y el Pato Ferreri, y arriba Gaby Alvez, Carlitos De Lima y Servando Marrero que a mitad de año se fue a Chacarita y empezó a jugar Pablo Correa de punta y cuarto volante".

Saravia, en Defensor Sporting, marcando al Chino Recoba de Danubio

Al año siguiente fue a Olimpia de Paraguay y volvió para defender a Rampla Juniors. "En el último partido del campeonato del 96 jugamos contra Cerro en el Estadio y si empatábamos descendíamos. Íbamos perdiendo 1-0, gol de Yubert Lemos de penal, y le hice dos goles, uno pasado la hora. Cerro jugó el repechaje con Progreso, ganó y quedó en la A. Entonces me fueron a buscar, pero yo siempre yo le daba la chance al equipo que terminaba jugando".

La "jodita" que le salió cara

Durante su etapa en Rampla Juniors vivió un momento complicado. Tras un partido contra River de Rocha por el Torneo Integración fue preso junto a otros siete futbolistas tras una pelea en la cancha.

"La jodita nos salió cara, yo me comí 17 días", contó. "Son fracciones de segundo. Estábamos en el minuto 92 y si mirás el video, arranqué separando y cuando me garronearon, reaccioné".

Eran cinco jugadores de Rampla y dos de River de Rocha los que fueron detenidos. "Nos querían dejar en Rocha y llamé a mi señora para que ubicara a Víctor Della Valle, que nos pida el traslado a Montevideo. A las cuatro o cinco horas nos pusieron en una camioneta y nos trajeron a Jefatura en Montevideo. Víctor fue un día a visitarnos a Jefatura y me dijo que tenía una buena y una mala noticia. Una era que salían cinco y otra que quedábamos dos, yo y el golero Leandro Ortiz".

"¿Qué pasó? ¿Estuvimos en otro lío nosotros? 'El Juez dice que ustedes dos pegaron más', le respondió el abogado.

Durante la estancia en prisión, a través de Della Valle, Saravia consiguió para que los dejaran entrenar todas las tardes en el patio, porque cuando salieran tenían que seguir la competencia.

Al final del año, en Rampla no le creían que Cerro lo había ido a buscar y le ofrecían el mismo sueldo del año anterior. Increíblemente, Rampla y Cerro lo citaron el mismo día y a la misma hora para reunirse. "Agarré un amigo y le dije 'andá a la sede de Cerro en mi nombre y escuchá lo que ofrecen'. Yo fui a la de Rampla y cuando terminé pasé por la de Cerro y estaba el auto de mi amigo. Paré, al rato salió y nos fuimos a su casa. Me sirvió más lo de Cerro y como Rampla no llegaba a esa plata, con ellos".

Saravia en Mandiyú de Corrientes

En primer clásico de la Villa se jugó en el Parque Viera y Saravia fue expulsado a los 20 minutos. "La gente de Cerro me puteaba, me gritaban 'vendido'. Lo agarré a Nieves (el árbitro) y le dije, 'no podés hacer este mandado, es el primer foul que hago. En Rampla estaba (el exárbitro Ramón) Barreto".

El segundo clásico se jugó en el Franzini. Empataban 1-1 y cuando faltaban nueve minutos, centro de Jorge Artigas y gol de Saravia: "Después se enojaron los de Cerro porque no grité el gol".

Gerardo Pelusso lo buscó en la guía

Gerardo Pelusso lo llevó a Everton de Chile en 1998. "Yo lo conocía de técnico, pero no de tratarlo. Él me buscó en la guía telefónica y llamó. Pero mi viejo se llama igual que yo, así que llamó a su casa. Entonces mi viejo le pasó mi número y tuvimos una reunión en la oficina del Tornillo Viera, en Malvín. Con el club arreglé todo por teléfono, me mandaron los pasajes y ahí le erré, porque querían que me quedara, pero me daban la misma plata que el año anterior y no quise. Me vine a Rentistas".

Ahí, contó, le hicieron "una jugarreta". Lo llamaron para sustituir al Vasco Ostolaza, que lo quería Defensor. "Me llamaron un día de Rentistas y como el Vasco no terminaba de arreglar en Defensor, dejaron de llamarme. Cuando el Vasco arregló en Defensor lo llamé y le pregunté cuánto le pagaban en Rentistas. Cuando volvieron a llamarme, les dije que me habían tenido 15 o 20 días stand by. Me ofrecieron US$ 2.500 por mes, lo mismo que al Vasco y les dije, 'ahora no quiero US$ 2.500, quiero US$ 2.800. Y terminé arreglando por esa plata. De bandido conmigo no".

En 2000 lo llamó Juan Ramón Carrasco para jugar en Rocha y en 2002 fue a Colón. Llegaron a jugar la final contra Liverpool de Julio Ribas para subir a Primera. 

Reunión de los campeones de Nacional 1988 en la sede de la Mutual

 

 

El último equipo que defendió fue Rampla Juniors en 2004, cuando tenía 37 años. "El Eti (Héctor) Codevila era el técnico. Yo hacía tres meses que no hacía nada, tenía un super y me pasaba ahí con mi señora, tomando mate y fumando, porque siempre fumé. Yo no quería saber más nada y él me decía, 'vos te parás ahí atrás y me ordenás el equipo'. Hasta que un día llego y mi señora me dice, 'llamó de vuelta este muchacho, tratá de arreglar porque cuando no estás vos atiendo yo y es él que me dice convenza al Quique, convenza al Quique'. Lo llamé y me hizo una reunión con los dirigentes en la sede de Rampla. Les pedí una plata que yo sabía que no podían pagarme, porque no quería jugar. El presidente me dijo, 'esa plata no le podemos pagar' y me dije salvé con Sote. Pero en ese momento entraron dos dirigentes, me preguntaron y les dije que estábamos lejísimos para arreglar. La diferencia era la mitad. Se ponen a hablar entre ellos y me dicen, 'la que falta la ponemos nosotros dos'. Y me terminaron dando la plata para completar lo que había pedido".

En el primer partido, jugado en el estadio Olímpico, "estábamos en el calentamiento y cuando llegó la arenga para tocar los últimos puntos, éramos 5 parados. El Eti Codevila gritaba para el lado del baño, 'vamos muchachos que tenemos que entrar'. Y no venían. Los 5 que estábamos ahí éramos el golero Julio Fuentes, el lateral izquierdo Juan Morán, Boris Acuña, Carlitos Berden y yo. Los demás eran todos gurises. Los llamó y a las cansadas aparecieron. Dio la charla y dice vamos arriba. Antes de salir a la cancha le pedí la palabra y agarré a un gurí que estaba a préstamo de Defensor, uno flaco que jugaba de 9, y le dije: 'Escuchame una cosa, yo no soy de pegar pelotazos para arriba, pero la primera pelota que me venga, te voy a apuntar a vos y te la voy a tirar. Donde no saltes a cabecear porque se te cae la vincha, termina el primer tiempo y te agarro a piñazos. La primera pelota hago ¡bum! para donde estaba el flaco. Sabés como saltó y ganó. Terminamos ganando 1-0. Al final les dije, ¡ustedes le erraron de profesión, vayan al canal 12 que están haciendo casting de modelos, esto es fútbol hermano! Rampla en el primer campeonato había hecho 7 puntos y en ese terminamos campeones invictos".

Al final, "dije no juego más porque voy a tener líos todos los días".

Nunca le interesó hacer el curso de técnico, aunque durante unos meses dirigió al Potencia en el fútbol amateur. Ahora vive de rentas y de fútbol solo mira los goles en el informativo. "Tengo unos apartamentos alquilados y dos por tres me llama el Chengue (Richard Morales) para que le de una mano en la gremial de la C", contó Saravia.

La conflictiva salida de la Mutual

Enrique Saravia fue durante 14 años presidente de la Mutual Uruguaya de Futbolistas Profesionales y durante cinco estuvo al frente de Fafpro, la Federación Americana de Futbolistas Profesionales.
El final de su presidencia en la Mutual fue polémica, tras un largo conflicto contra el movimiento "Más Unidos que Nunca" encabezado por los actuales dirigentes de la gremial. 
"Dije que el tiempo me va a dar la razón y fue así. Un día vino (Diego) Lugano y me dijo, nosotros esto y lo otro. Le dije, 'escuchame una cosa, si vos pensás de esa manera es problema tuyo. Acá nosotros estamos laburando para el jugador y lo de ustedes es todo negocio'. Y como yo no iba para la línea de ellos dijeron lo tenemos que voltear", recordó Saravia, quien agregó que "nosotros no habíamos hecho ningún mal, al revés, tremendo convenio con la AUF hicimos, hasta hoy continúa porque los que están ahora no cambiaron nada en cinco años". 

Trayectoria
1986/1988 Nacional
1989 Liga de Quito
1990/1992 Nacional
1992/1993 Mandiyú de Corrientes
1993 Nacional
1994 Defensor Sporting
1995 Olimpia de Paraguay
1996 Rampla Juniors
1997 Cerro
1998 Everton de Chile
1999 Rentistas
2000/2001 Rocha FC
2002/2003 Colón
2004 Alianza
2004 Rampla Juniors

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