Charles Bradley, 1948-2017

El gran cantante fue un desconocido hasta entrada ya la tercera edad, cuando la tortilla se dio vuelta

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26 de septiembre de 2017 a las 04:55

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La vida no es democrática a la hora de repartir justicia. A unos les toca mucho, y a otros muy poco. En la vida de Charles Bradley la justicia llegó al final, como posdata, la cual, además de insólita fue corta, ergo, terminó siendo también injusta.
El gran cantante fue un desconocido hasta entrada ya la tercera edad, cuando la tortilla se dio vuelta. Durante sesenta años y pico debió conformarse con sobrevivir cantando en lugares de mala muerte, dependiendo más de las propinas de los clientes de los bares donde solía presentarse cada tanto que de la paga que le pudieran dar quienes lo contrataban.

Vivió años en la calle, como un pordiosero. En el difícil mundo de la música los desconocidos ganan poco y además, no están autorizados a pedir una paga mayor, pues hay cientos esperando para ocupar el mismo escenario.

¿Cómo alguien con una voz tan privilegiada como la suya, una de las mejores que ha tenido la historia de la música rhythm and blues y soul, debió esperar tanto para conseguir el reconocimiento? Bradley se murió sin tener respuesta, sintiendo al final de su vida lo mismo que había sentido antes; la injusticia con forma de asimetría que por tanto tiempo le tocó padecer, salvo el breve periodo en que las recompensas comenzaron a llegar, cuando una discográfica lo contrató, convirtiéndolo en lo que desde mucho antes debería haber sido: una estrella en tiempos cuando en el cielo de la música no hay muchas y menos aún con un registro vocal tan inconfundible y notable como el suyo.

Nacido en el estado de Florida, pero radicado en Brooklyn, Nueva York, donde murió el sábado de cáncer de estómago, Bradley grabó su primer disco cuando tenía 62 años.

A la edad en que otros cantantes disfrutan del retiro en su casa luego de una carrera productiva, Bradley comenzó a vivir algo así como el sueño del artista adolescente, lleno de ilusiones en un futuro que prometía ser mucho mejor que el pasado.

En 2011 grabó su primer álbum, llamado en forma premonitoria No Time For Dreaming (Sin tiempo para soñar), que tuvo críticas excelentes, lo mismo que los dos siguientes, Soul of America (2012) y Changes (2016), salido a la venta al mismo tiempo en que le descubrieron el cáncer. De no creer.
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