Diego Battiste

Ciencia que se transforma en negocio

Tres proyectos innovadores que nacieron de la biotecnología combinada con el emprendedurismo

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18 de diciembre de 2020 a las 08:37

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Biocosméticos, un material que sustituye a la espuma plast y un análisis para detectar enfermedades intestinales, estos tres elementos tan disímiles tienen algo en común: el espíritu emprendedor que los impulsa.

Enteria

Enteria es una startup dedicada al estudio de la microbiota intestinal humana. Los análisis que realizan analizando las bacterias intestinales ayudan a profesionales de la salud como médicos o nutricionistas a mejorar el diagnóstico y el tratamiento de sus pacientes.

El emprendimiento nació a fines de 2018, cuenta con apoyo de la ANII y actualmente está compuesto por un equipo de cinco biotecnólogos: Rodrigo Achigar, Pía Campot, Valentina Duvós, Felipe Machado y Analía Sanabria.

Incubado en el Centro de Innovación y Emprendimientos (CIE) de Universidad ORT, el proyecto utiliza el laboratorio de biotecnología de la universidad como parte del apoyo para realizar los análisis. “Los gastos fijos de abrir un laboratorio son bastante altos. Para que te convenga tenés que llegar a determinado punto, pero la idea eventualmente es tener un espacio propio. Recién estamos empezando a ejecutar nuestra primera inversión y nuestra próxima ronda de inversiones la tenemos planificada para fines de 2021 o principios de 2022”, explica la ingeniera en biotecnología y MBA Pía Campot.

Si bien el emprendimiento ya está encaminado y ofreciendo sus servicios a algunos médicos, aún no hizo un lanzamiento masivo. “Queríamos poner todo a punto antes de salir a ofrecerlo masivamente a mutualistas u hospitales como para que lo pudieran incorporar. También estamos en conversaciones para ofrecer los servicios en el exterior”, dice Campot.

Para el año que viene, el plan es ampliar las operaciones en el comercio local y recibir muestras del exterior para analizar, especialmente  de Argentina, Chile y el sur de Brasil. Según Campot, a nivel regional hay pocos emprendimientos parecidos y los existentes son más caros y ofrecen un servicio más básico, lo que hace de Enteria una opción competitiva.

Pía Campot fue elegida por la edición en español de MIT Technology Review, la revista de la compañía de medios de comunicación propiedad del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), como una de los 35 jóvenes latinoamericanos innovadores menores de 35 años de 2020 en la categoría “pioneros” por su trabajo en Enteria, lo que le significó un gran impulso al emprendimiento. “Tuvo mucho impacto en la empresa por la visibilidad que adquirimos, tanto yo como el proyecto en general. Creo que el reconocimiento es más para el proyecto que para mí misma. Se acercó a nosotros muchísima gente desde Uruguay para felicitarnos y desde el exterior interesada en trabajar con nosotros, de Brasil, de Colombia, Perú, España. Abrió muchas puertas”, cuenta la emprendedora, quien también fue seleccionada recientemente por la embajada de Estados Unidos en Uruguay para participar de la edición 2021 del programa Jóvenes líderes de las Américas.

Hifa

Inspirado en una charla Ted de un científico estadounidense que hablaba sobre un material hecho a partir de hongos y residuos agroindustriales es que surge Hifa, un emprendimiento que genera biomateriales capaces de reemplazar al plástico y sus derivados, a partir de desechos agroindustriales como por ejemplo: cáscara de arroz, aserrín o rastrojo.

Detrás de Hifa están el ingeniero en biotecnología Felipe Machado, la máster en ciencias biológicas Gabriela da Rosa y la diseñadora industrial Guadalupe Sonneveld.

Durante un período de dos años el equipo se dedicó a desarrollar el biomaterial que puede asemejarse a la espuma plast. En una primera instancia lo pensaban para generar packaging y sustitutos del plástico, pero se dieron cuenta de que esa era una visión más a futuro y se centraron en otra área: la industria del interiorismo y la construcción. “El material por su biología tiene cualidades importantes: es aislante térmico, acústico, reverberante del sonido y es retardante del fuego. Le vimos un potencial en la industria de la construcción, en la que faltan paneles acústicos que además de ser acústicos tengan un diseño diferencial y llamativo. Hemos hablado con arquitectos y diseñadores, y nos han demostrado que el material les parece sumamente innovador y que estarían dispuestos a utilizarlo”, cuenta Felipe Machado.

En octubre Hifa recibió el premio Uruguay Circular 2020 en la categoría emprendimiento otorgado por el Ministerio de Industria, Energía y Minería, PAGE Uruguay, ANDE y la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial.

Actualmente el emprendimiento está finalizando su etapa de validación comercial y técnica, en la búsqueda de generar asociaciones con productores de residuos agrícolas y acuerdos comerciales con posibles inversores para generar una planta piloto.

“La planta piloto sería bastante pequeña, pero nos va a permitir suplir de material a un montón de industrias y empezar a escalar. La inversión que estimamos es de unos cien mil dólares”, dice Machado.

El plan a corto plazo es lanzar los revestimientos acústicos de pared, para validar que el mercado efectivamente los esté demandando. “Nuestro objetivo es utilizar Uruguay como una prueba, para poder expandirnos a nivel regional a largo plazo. Latinoamérica es básicamente el granero del mundo, produce mucho más alimento del que consume, todo lo demás se exporta y lo que queda es lo que se tira, lo quemamos o lo tiramos en el campo para que se biodegrade, pero el problema es que si lo quemás, aumentás la producción de CO2 y si lo enterrás, afectás el balance del ecosistema, cuando son cosas que se pueden utilizar”, explica Machado con respecto a los residuos agroindustriales, esos elementos que Hifa quiere transformar en un producto con valor agregado.

Pohá

Pohá es una palabra de origen guaraní que significa medicina y que da nombre al emprendimiento de la cosmetóloga médica Tania Castro y de la bioquímica Josefina Louge, quienes se conocieron en el balneario Kiyú en San José —donde residen— en encuentros que tenían que ver con la revalorización de las plantas medicinales.

Pohá surge con el fin de dar respuesta a la necesidad de cosmética natural, orgánica y profesional para el cuidado cotidiano de la piel y ofrece biocosméticos orgánicos, de alta calidad y aptos para todas las personas, orientados a mejorar la calidad de vida en el marco de una producción consciente, sustentable y respetuosa del medioambiente.

Tras 16 años de experiencia trabajando como cosmetóloga médica en consultorio, Castro estaba en la búsqueda de hacer las cosas diferente y Louge estaba en un mismo proceso pero en el área de la biología celular. “Encontrarnos fue muy lindo porque nos complementamos mucho, yo tengo mucho conocimiento y experiencia en el área del cuidado de la piel y ella hace 15 años que trabaja en la investigación de la biología celular vegetal”, señala Castro.

Luego de un año de investigación se lanzaron a producir productos de cuidado cotidiano que revalorizan las plantas medicinales pero con un sustento científico detrás. A medida que fueron investigando, a los productos de cuidado personal sumaron algunos específicos para personas que padecen ciertas patologías en la piel, como rosácea, psoriasis o pigmentaciones, entre otras.

“Los resultados son espectaculares y es una cosmética que justamente implica procesos limpios, con extractos de vegetales puros, que lo único que hacen es nutrir a la piel y darle la salud que necesita o el estado apropiado”, señala Castro.

La línea de cuidados cotidianos está compuesta por emulsiones, cremas hidratantes, pomadas curativas, aceite facial, bálsamo para labios y hasta un desodorante, mientras que, la de cuidados especiales ofrece productos específicos para rosácea, psoriasis y pigmentación. “Si bien no está formulada para mejorar la patología, son productos que acompañan a las personas que las presentan en su cuidado cotidiano”, aclara la cosmetóloga.

Pohá también tiene una línea de bienestar, creada para profesionales, terapeutas, masajistas que quieran incluir en sus terapias productos naturales, 100% orgánicos, libres de aceites minerales, sin perfumes sintéticos y libres de experimentación animal.

Los productos se venden a través de sus cuentas de Instagram y de Facebook, y en algunos puntos de venta multimarca de productos naturales. En 2020, Pohá fue incubado por el CIE para trabajar su plan de negocios y su estrategia comercial y a futuro el objetivo es conseguir fondos que le permite al emprendimiento llegar con sus productos a todo el país.

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