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Crece el interés de los uruguayos por la cirugía estética, y cruzan a Argentina para intervenirse

Las cirugías estéticas son tres veces más baratas en el país vecino, según informe regional
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16 de abril de 2023 a las 05:00

Pasaba los 50 años y estaba por salir victoriosa después de haber enfrentado una larga lucha contra el cáncer. Necesitaba mejorar su aspecto, por lo que recurrió a un cirujano plástico. Su oncóloga de cabecera no estuvo de acuerdo: cómo iba a seguir sometiendo su cuerpo a otras intervenciones que, en el último caso, no eran siquiera necesarias. Pero la paciente no cedió ante su deseo y decidió hacerse un rejuvenecimiento facial.

El cambio de aspecto físico de la mujer trajo consigo un aumento de su autoestima tan grande como necesario, expresó el cirujano plástico que la intervino, y afirmó que esto contribuyó con la recuperación de la paciente.

A este caso se le suman otros, cada cual con su historia y fundamentos: está la joven de 20 años que se arregló la nariz y dejó la vergüenza a un lado para entablar más vínculos sociales. O el joven de 27 que se perfeccionó los pectorales y, luego de pasar por la clínica, logró sacarse la remera frente a sus amigos en la playa durante el verano.

Según un reporte de la plataforma de estadísticas alemana Statista, el mercado de medicina y cirugías estéticas presentó un crecimiento marcado entre 2021 y 2022 a nivel mundial, y se espera que siga en ascenso al menos por los próximos siete años. 

Se estima que la facturación global en este mercado pasó de US$ 69,5 millones a US$ 75,9 millones entre 2020-2021. Asimismo, se proyecta que, para 2030, las ganancias por concepto de cirugías estéticas alcanzarán los US$ 156 millones al año. Uruguay no es la excepción a la regla.

En el último tiempo, y en particular después del primer año de pandemia, se registró a nivel local un "importante aumento" en las consultas por cirugías estéticas, dijo el cirujano plástico, reconstructivo y estético Gonzalo Fosatti a Café & Negocios. Fosatti es jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Microcirugía del Hospital Pasteur desde 2008, jefe del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Maciel a partir de 2016 y vicepresidente de Sociedad de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética del Uruguay (Scpreu). Además, fundó su propia clínica en 1999, que lleva su nombre y dirige desde entonces.

En la era de las redes sociales y culto a la imagen virtual, las cirugías estéticas tomaron un mayor impulso del que ya venían registrando. A raíz del confinamiento impuesto por la pandemia del coronavirus, las comunicaciones por videollamada fueron un medio fundamental para sostener los vínculos laborales o personales.

Implante de mama

La gente se veía más a sí misma y esto hizo que la autopercepción durante el confinamiento fuera un factor fundamental para que las personas se animaran a consultar por este tipo de intervenciones, expresó el reporte, que ahonda sobre la realidad latinoamericana.

Fosatti explicó que en Uruguay también este fue el principal factor que explica el crecimiento en las consultas por cirugías estéticas en la plaza local. Y añadió: "Es muy difícil" que un paciente que llega a consultar con un cirujano por una intervención "no termine concretándola".

Según el vicepresidente de Scpreu, las consultas por parte de los pacientes uruguayos aumentaron de forma general, y no hay un rango etario que haya presentado más interés que otro por hacerse cirugías de este estilo. Sin embargo, hubo un acercamiento de los hombres hacia estas clínicas, algo que en la visión del especialista era poco común anteriormente.

En este sentido, el reporte detalla que, si bien antiguamente eran las mujeres de edad adulta los pacientes que se sometían a estos procesos quirúrgicos, en la actualidad la generación de centennials (nacidos entre 1995 y 2010) “manifiesta interés por el cuidado estético”, incluso más que sus antecesores, los millennials (nacidos entre 1980 y 1995).

Lo que piden los uruguayos 

“El paciente uruguayo es conservador; yo celebro eso, nunca te va a pedir algo grotesco, que rompa con la simetría, por ejemplo”, agregó el cirujano sobre el distintivo del paciente local.

El contorno corporal es la intervención estética más solicitada por los pacientes uruguayos y, aunque sea la más extendida, pelea su posición con el implante mamario, que es la segunda cirugía estética más solicitada.

La rinoplastia (procedimiento para restaurar la nariz) y la otoplastia (restauración de orejas) también son cirugías con fuerte demanda, en particular, en los pacientes masculinos, agregó Fossati.

Cruzar el charco

En Uruguay, el costo de las intervenciones ya no es un factor decisivo para que el cliente no acceda a las cirugías, explicó el especialista. Esto se debe a que —en términos de Fosatti— en el último tiempo este tipo de especialidad médica ha logrado llegar a más sectores de la sociedad, y ha logrado romper la barrera del prejuicio económico.

Pese a esto, la tendencia de uruguayos por viajar a Argentina para someterse a procedimientos quirúrgicos ha aumentado considerablemente después de la pandemia.

Sobre este fenómeno, el informe de Statista expresa que se ha consolidado el “turismo médico” en el continente. Argentina y Colombia, en particular, se han convertido en los destinos predilectos para aquellas personas interesadas en la cirugía estética, que llegan desde otros países del continente. Estos mercados ofrecen un menor costo por las mismas intervenciones y un mayor desarrollo de este sector de la medicina frente a sus vecinos.

En Argentina, las cirugías estéticas pueden llegar a ser “hasta tres veces más baratas que en Brasil o Uruguay”, sostiene el informe. “Muchos turistas de países limítrofes eligen Argentina para realizarse cirugías que impliquen un corto tiempo o recuperación y que no lleven más de una entrada a quirófano”, desarrolla.

Según datos del Instituto Nacional de Promoción Turística de Argentina, este país recibía un promedio de 1.000 turistas médicos al mes antes de la pandemia.

En este sentido, el cirujano argentino Jorge Wetzel (especialista en cirugía plástica estética y reparadora), miembro de la Asociación Argentina de Cirugía (Maac) y encargado del área de Comunicación de esa organización ratificó la tendencia por parte de uruguayos de operarse en su país, al igual que Fossati.

Wetzel explicó que el perfil del paciente uruguayo “no es muy diferente al argentino”, como sí lo pueden ser los chilenos o brasileños, que también llegan a Argentina para pasar por las clínicas estéticas.

El profesional, que ejerce en la ciudad de Buenos Aires y dirige su propia clínica, expresó que la coyuntura económica que vive el país provoca un abaratamiento de costos en comparación con la región, lo que fortalece el turismo medico de ese país.

Según expresó el cirujano, los procedimientos quirúrgicos que más se solicitan en su país son dos: el implante mamario —que últimamente “tiende a la baja”— y la lipoaspiración.  

Para Wetzel, es fundamental que el paciente que llega a otro país para intervenirse sea cuidadoso y transite un proceso minucioso, que va desde escoger el profesional adecuado hasta cuidar que el posoperatorio sea en el país donde se realiza la cirugía y durante el tiempo necesario. “Para cuidar que no haya riesgos, el profesional debe someter al paciente a diversos controles y análisis, como un electrocardiograma”, detalló el argentino. Y acotó: “Si el médico especialista cumple con todos los controles, hay muy pocas chances de que el paciente externo se complique” en intervenciones estéticas.

Además, Wetzel destacó la importancia de que el cirujano mantenga vínculos con pares de otros países por cuestiones de control en cuanto a la evolución del paciente, y expresó que él los tiene tanto en Uruguay como en otros países.

Fossati, por su parte, matizó esta idea y expresó que “es importante que el paciente se opere en su propio país siempre que pueda por cuestiones de seguridad y control”.

Si bien ambos profesionales prefirieron no hablar de costos por “razones éticas”, según el reporte, las cirugías estéticas de rostros pueden llegar a valer entre US$ 10.000 y US$ 40.000 en América Latina. El costo mínimo de este tipo de intervenciones suele tener, en este continente, es de US$ 1.500 y puede llegar hasta los US$ 20.000 o US$ 30.000 si se trata de “cirugías con muchos procesos”.

Uruguay ya demostró seguir la tendencia del continente en el mercado de la medicina estética, aunque con gustos más “cuidados” que algunos de sus vecinos. “Hay que hacerlo por el propio bienestar, porque, en definitiva, se trata de operarse el alma”, concluyó Fossati.

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