Heinrich y Cristhian con sus perras tras clasificar al mundial.

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Cristhian, Farra, Heinrich y Gina con la celeste al Mundial de Perros Pastores

Dos entrenadores y usuarios de perros de trabajo en el campo, con los ejemplares Farra y Gina, representarán a Uruguay en el Mundial de Perros de Pastoreo de 2023, en Irlanda del Norte
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29 de abril de 2023 a las 05:00

Dos entrenadores y usuarios de perros de trabajo en el campo, con sus animales, representarán a Uruguay en el Mundial de Perros de Pastoreo de 2023. Cristhian González (de Sarandí del Yi) y Heinrich Herbst (de Castillos) obtuvieron los dos cupos disponibles para el país en una instancia clasificatoria realizada en marzo, en Masoller. Lo lograron con canes de la raza Border Collie, caracterizada por su eficiencia para el trabajo campero, para colaborar en movilizar lotes y/o apartar animales que deben ser tratados sanitariamente, por ejemplo, todo sin estresarlos.

Cristhian concurrirá con su perra, Farra, y con un ejemplar en calidad de suplente, Africana, una perra de cinco años entrenada por un compañero (Emanuel Quiroga) que le pertenece a María José Scavino (fue la primera representante de Uruguay en un mundial, el de Holanda en 2017) y se la cedió para que la lleve al mundial. Heinrich irá con su perra, Gina. Y ambos hablaron de sus labores con los perros y del orgullo y la responsabilidad que implica ir al mundial en Europa.

 

En setiembre y en Irlanda del Norte
El World Sheep Dog Trials se hará del 13 al 16 de setiembre de 2023 en Irlanda del Norte, en el estado Gill Hall, con unos 240 canes de decenas de países. La organización corresponde a la Sociedad Internacional de Perros Pastores (ISDS, por sus siglas en inglés, creada en 1906), entidad que registra más de 6.000 cachorros Border Collie cada año. El registro ISDS es una garantía de pedigrí que, para la mayoría de los perros, se remonta a más de 100 años.

 

Cristhian y Farra

Farra tiene nueve años. Cristhian la utiliza con frecuencia en el establecimiento floridense Las Rosas, donde hace 18 años que trabaja y actualmente es capataz.

Destacó a El Observador que esa firma agropecuaria, propiedad de Laetitia d’Arenberg, le adelantó que lo ayudará para que pueda cumplir con el sueño de ser mundialista, no obstante dijo que todo apoyo que se añada será importante para que el viaje lo puedan realizan los dos clasificados y en las condiciones adecuadas para ellos y los perros.

Cristhian, de a caballo y con la asistencia fundamental de Farra, puede sin contratiempos mover de un potrero a otro unas 1.000 ovejas y unos 300 novillos, explicó.

Cristhian con Farra.

“Es una perra con la que siempre me llevé muy bien, cuando comencé a entrenarla me di cuenta que era muy sensible, que no era para cualquiera, costó entrenarla pero hicimos un gran equipo y tengo claro que es y será mi mejor perra, una así no se consigue fácilmente”, contó.

El ejemplar, con una inversión de US$ 700 que se considera normal para un cachorro con buena genética, lo adquirió a un colega brasileño muy experimentado, en el Canil Torena.

Ahora, “Farra es una perra que no tiene precio, no se vende”, enfatizó.

 

Un mundial perdido
Cristhian no clasificó a un mundial por primera vez. Lo había logrado en 2019 en un Sudamericano en Río Grande del Sur, Brasil, donde se hizo del único cupo en juego para el Mundial de Inglaterra, también con Farra. Lamentablemente, no pudo ir porque llegó la pandemia por covid que restringió los traslados.

 

Cristhian y Heinrich, en la competencia en Irlanda del Norte, representarán a la ovinocultura uruguaya “y a todo el país, vamos con la bandera de Uruguay, por eso el orgullo tan grande que tenemos los dos”, señaló el entrevistado.

“El Border Collie es un perro muy preparado para trabajar con animales y bien entrenado es ideal, es fundamental el equipo que se arma con el dueño y los resultados son excelentes porque los animales respetan al perro, que no agrede, no ladra… a veces llegan vacas nuevas y les toma unos días adaptarse, pero enseguida se dejan llevar, como las ovejas, el perro es una herramienta de trabajo excelente”, opinó.

En el caso de un ejemplar como Farra, para competencia de alta exigencia, la preparación demanda años, buscando la perfección, pero un perro para que esté apto para labores en el campo comienza a ser entrenado “cuando está maduro de cabeza”, al año o año y medio, y a los nueve a 12 meses ya puede trabajar de muy buen modo.

Cristhian con Farra.

Heinrich y Gina

Heinrich es sudafricano y vive y trabaja en Uruguay desde hace nueve años, en un pequeño campo propio ubicado cerca de Castillos, en Rocha.

Todo lo que aprendí del campo y sobre el perro de pastoreo lo aprendí en Uruguay. Mi primer perro lo conseguí acá, tenía poco más de 30 años y nunca había tenido perro, me regalaron una cachorra cruza con Border Collie”, recordó en diálogo con El Observador.

Después, hace ya algunos años, fue a un Sudamericano de Perros Pastores en la Estancia Las Rosas, donde conoció a Cristhian y por primera vez vio cómo trabajaban los Border Collie puros, de pedigrí y enseguida se puso como propósito tener uno de esos perros.

Con mucho esfuerzo, porque la inversión era elevada, incluso consultó a sus padres sobre eso, tras investigar sobre líneas de sangre y genética le compró una perra, Gina, a los cabañeros de Colonia Norman Martin y Jacqueline Booth, expertos en la cría de la raza, quienes habían invertido recientemente en un padre procedente de Escocia, el padre de Gina.

Heinrich con Gina.

La cachorra la compró por US$ 800 y “tiene muy buena genética”, afirmó.

“Al mundial, si bien soy sudafricano, voy a representar a Uruguay, porque Uruguay me dio muchas oportunidades y siento que debo hacerlo así, es un sueño, nunca pensé que iba a pasar”, comentó.

Admitió que para su familia, distribuida por Sudáfrica y Australia, es un también un orgullo.

Contó que Gina, de siete años, fue campeona uruguaya en 2021, pero en 2022 no pudo competir, aunque siguió trabajando con Heinrich en el campo permanentemente, con vacunos y ovejas, afianzándose el vínculo entre ambos.

Esa pausa en 2022 hizo pensar a Heinrich que capaz no le iría tan bien en el clasificatorio, porque había otros muy buenos perros y solo dos cupos, porque no es lo mismo trabajar que entrenar para un concurso y no pudo entrenar mucho con Gina previo a ir a Masoller, además siempre hay que tener suerte porque los perros pueden tener un mal día, “pero al final todo salió bien y clasificamos”.

Sobre Gina, de siete años, dijo lo siguiente: “Tiene algo especial, lo hablamos con Cristhian, capaz hay otros perros mejores acá para ir al mundial, pero el relacionamiento que logramos con nuestros perros es muy bueno, la conexión que tenemos con tantos años juntos, eso creo que es algo fundamental”.

Gina, complementó, “es muy fiel, obediente, trabajadora y es muy sensible, no la puedo retar por ejemplo, es una perra que me entiende, se da cuenta cuando estoy mal, cuando estoy enojado, también sabe cuando estoy feliz, es muy inteligente, es una perra que duerme en casa, adentro, que no es común en el campo, es una gran compañera, no solo es un perro de trabajo”.

Ir al mundial implica asumir un costo muy elevado, más que cuando se va de paseo, porque se viaja con un perro. Igual, dijo Heinrich, “estoy preparándome para hacer el esfuerzo”, a la vez que espera que aparezca algún apoyo de una empresa o institución que colabore al menos con parte de los gastos.

Cristhian con Farra.

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