Después de sufrir la cárcel durante la Segunda Guerra Mundial, Lorenzo Carrabs se fue de Nápoles y se instaló en Las Piedras, Uruguay. Su hijo Giovanni (Juan en español) se casó por poder con Rosa, su novia napolitana, para que ésta también pudiera viajar a Uruguay. Se instalaron a trabajar en el campo de la familia Passadore y ahí nació el primer descendiente uruguayo de la familia italiana. Lo llamaron como el abuelo, Lorenzo Carrabs.
Con el tiempo el pequeño Lorenzo se convirtió en futbolista, debutó en el arco de Danubio con apenas 15 años y forjó una carrera que aún lo tiene como protagonista: se convirtió en ídolo en Colombia, adoptó como un hijo a René Higuita (uno de los mejores goleros colombianos), jugó al fútbol con Pablo Escobar en la famosa hacienda Nápoles y se retiró en Nacional después de que lo acusaran de “vendido” por un mal partido. Luego se dedicó a entrenar arqueros, tarea que aún lleva adelante, con 68 años, en Danubio y al frente de un centro de formación.
Lorenzo nació en el campo, en Las Piedras, donde se instalaron sus padres luego de huir de Italia por los horrores de la guerra. Al año de haber nacido la familia se mudó a Montevideo, a Camino Carrasco casi Veracierto. Luego, se fueron a vivir a unas cuadras de ahí, en la esquina del Forno, la vieja cancha de Danubio.
Era inevitable que si jugaba al fútbol, iba a empezar en el franjeado. “”Cuando tenía seis o siete años iba a ver a las inferiores, me acuerdo de la gente que jugaba, Miguel Basano, Ariel Pintos, que eran los goleros, siempre los miraba”, contó Lorenzo a Referí.
Siempre le gustó el arco. En aquellos tiempos se podía jugar al fútbol en el barrio, en la calle. “Empecé en el baby en el club El Sideral, de Camino Carrasco y Veracierto. También jugué en la plaza de deportes N° 5 y a los 13 años estaba jugando con gente mayor en el Favila, un cuadro ya de hombres, que participaba en campeonatos en Paso Carrasco contra varios equipos de la zona, City Park, San Juan”.
Así fue que con el cuadro del barrio fueron a jugar contra Danubio. El técnico danubiano lo vio y lo invitó a entrenar. Así empezó su historia en el club, donde el apodo de “Gordo” dejó en el olvido al de “Calabaza”, como le decían en el barrio.
Lorenzo jugaba los sábados de tarde en Quinta y los domingos en Cuarta y en la Reserva. A veces, era suplente en Primera. Tenía todo el fin de semana ocupado. El día antes de los partidos el equipo principal entrenaba de mañana, por lo que él no podía concurrir porque iba al liceo.
Un día de lluvia, entrenando afuera del estadio de Danubio, el arquero titular se cortó con un vidrio y quedó descartado para el siguiente partido. Lorenzo, que entonces tenía 15 años, estaba en clase y lo fueron a buscar porque tenía que concentrar para el partido contra Progreso en el Paladino. En ese año 1969, Danubio compitió en el campeonato de la B.
“Cuando el Chiche (Rodolfo) Zamora, que era nuestro técnico hizo la charla, dio todo el equipo menos el arquero porque no lo tenía decidido; había un argentino y yo. Cuando llegó al vestuario yo ya estaba vestido, entonces como me vio decidido, se la jugó y me puso. Ese año salimos campeones, teníamos un equipazo. También debutó el Rafa Perrone”, recordó Lorenzo.
Lo bautizaron “el arquero niño” porque debutó con 15 años. “Ya tenía experiencia de jugar contra gente grande en barrio y no me pesó para nada. Jugué con naturalidad como si fuera con mis amigos. Eso me llevó a que las cosas salieron bien, subimos. Al otro año llegó Raúl Bentancur de técnico y me ratificó”.
Ese año Danubio ganó la primera rueda y Carrabs recuerda como si fuera hoy aquel plantel: “Habían traído un lateral izquierdo y un volante argentinos, más Cardacio, el Pelado Repetto, Quique Rivero, Cacho Prado, Barreiro, Horacio Franco, Rafa Perrone, Gerardo Rodríguez, Toto Giménez, Carlos Cabrera. Un equipo bárbaro”.
En 1977 Danubio clasificó por primera vez a la Copa Libertadores después de ganarle dos veces a Nacional en tres días, por la última fecha de la Liguilla y en el desempate. Cuando se jugaron esos encuentros, el pase de Carrabs ya estaba hecho para Junior de Barranquilla, recomendado por Julio Comesaña.
Luego de una temporada espectacular en el arco de Danubio, Carrabs se fue al Junior junto a Alberto Santelli y Rudy Rodríguez de Defensor, y Gerardo Satriano de Bella Vista. Quiso el destino que en la Copa Libertadores se enfrentó a su exequipo. En el grupo también estaban Peñarol y Deportivo Cali, dirigido por Carlos Bilardo.
Con Santelli hicieron muy buena amistad. El exdelantero es el padrino de uno de sus dos hijos. Por cosas del fútbol, un día Carrabs lo lesionó. “Él se fue a Santa Fe y nos tocó jugar varias veces en contra. Un día lo lastimé: me le tiré a los pies y me quiso saltar. Chocó conmigo y se rompió el ligamento cruzado. Fue sin querer”, subrayó.
Trayectoria como futbolista
Danubio (1969-1977), Junior Barranquilla (1978/1979 y 1987-1989), Atlético Nacional (1980-1986), Danubio (1990), Nacional (1991), Deportivo Maldonado (1992-1996)
De aquella época recuerda una anécdota graciosa: “El primer partido de la Liguilla, cuando Danubio clasificó a la Copa, fue contra Defensor. Yo veía que a Santelli le tiraban un centro y se agachaba, no cabeceaba. Después fuimos compañeros y le pregunté: me dijo que se había hecho un entretejido unos días antes”. En una nota con Referí, Santelli contó sobre esa situación.
Carrabs jugó en Colombia en la década de 1980, cuando el narcotráfico causaba terror en el país. “En Barranquilla no había problemas, pero me tocó ir a Nacional de Medellín y era la época de Pablo Escobar. Él era muy amigo de René Higuita, que era mi suplente; además, mi señora y yo somos como los padres para René. Escobar nos invitaba a jugar al fútbol con él y a comer asado en la hacienda Nápoles. Pero con nosotros siempre fue espectacular, nunca tuve problemas. Lo único que no nos metíamos con nadie, hacíamos la nuestra, íbamos a jugar y cuando el hombre nos invitaba, nos mandaba a buscar. Siempre 10 puntos”.
Es más, en oportunidades, “nos regalaba US$ 2.000 o US$ 3.000”.
Si bien la actividad ilícita de Escobar era conocida, dice Carrabs que “le erró cuando empezó a meter las bombas, a matar gente inocente, se metió en la política, cuando hizo explotar el avión. Capaz que en el algún momento lo metían para adentro por narcotráfico, pero era un tipo muy poderoso. He visto las series que se hicieron de él y la mayoría de lo que se cuenta es verdad”.
Otro hecho que le tocó vivir en Colombia, también quedó marcado en la historia triste del país. “Un día fuimos al cumpleaños de un compañero que vivía en un barrio complicado y aparecieron dos muchachos en moto; a uno le decían el Quesito, que se fue porque tenía que hacer una diligencia en Bogotá. Resulta que la diligencia era matar al Ministro de Justicia, a Rodrigo Lara Bonilla. Él era el que manejaba la moto: mataron al que disparó porque iba atrás, y el Quesito se metió en una calle sin salida porque no conocía Bogotá y lo agarraron”, contó Carrabs.
En ese tiempo el dueño de Atlético Nacional era Hernán Botero Moreno, quien fue preso porque había lavado US$ 70 millones. Un día lo fueron a visitar al penal y en una cárcel de seguridad estaba el Quesito, al que también saludaron.
A pesar de todo, Carrabs se siente agradecido con Colombia: “Mis dos hijos son colombianos. Conmigo todo el mundo se portó muy bien, sigo teniendo muchos amigos, siempre que voy me lo recuerdan. Nacional cumplió 70 años y nos mandaron los pasajes para mi y mi señora para ir a los festejos, en Junior hicieron una galería de jugadores y me invitaron a poner mis manos junto a mi nombre”.
En Junior jugó casi 180 partidos consecutivos, récord que aún mantiene y que ni siquiera Sebastián Viera, que lleva 10 temporadas en ese club, pudo batir. “Lo que me batió Viera fue el récord de extranjero con más partidos en Colombia; yo jugué 602 partidos”.
Fueron 12 años en aquel país, del que se tuvo que volver a Uruguay en 1989 porque se suspendió el campeonato tras el asesinato de un juez. “Me vine a pasar las fiestas a Montevideo y un dirigente de Danubio me fue a buscar. Y como los colores de la franja tiran, pegué la vuelta en 1990”.
Al año siguiente pasó a Nacional, donde comenzó como titular del equipo que dirigía Cacho Blanco, pero tras una derrota 4-0 contra Colo Colo por la Copa, perdió el puesto. “Ese partido me marcó en Nacional. Una semana antes habíamos jugado en La Paz y la prensa me dio 10 puntos; imaginate si me habrán tirado al arco, ese día atajé todo. Contra Colo Colo me equivoqué en un gol y después de caliente hice un penal. Estaba pizarreando y le metí un codazo a Patricio Yañez; me echaron y cobraron el penal para el cuarto gol”.
Los comentarios que se hicieron en la prensa después de ese partido “me dolieron bastante, no los merecía. Algunos periodistas dijeron que yo me había vendido. Me dolió porque después de una carrera intachable y que vuelvas a tu país y te ensucien así es doloroso. El miércoles anterior dijeron que por fin Nacional encontró el golero y una semana después me marcan así. Después empezó a jugar Seré, vino Möller como técnico y lo puso a él, después entré yo porque Seré no andaba bien, agarró Roberto Fleitas y como tenía una buena vinculación con Jorge lo puso a él otra vez. Ahí me fui porque veía que no iba a jugar. Me retiré profesionalmente ahí”, contó.
En los siguientes cuatro años jugó en Deportivo Maldonado y en la selección fernandina.
A mediados de 1990 comenzó a trabajar con los arqueros de Nacional. Durante cuatro años entrenó a Carlos Nicola, Gustavo Munúa, Javier Zeoli, Alejandro Grandi y Leonardo Burián, entre otros.
Prosiguió en la selección uruguaya con Víctor Púa y luego lo llamó el Checho Batista como ayudante técnico en Bella Vista y entrenador de arqueros. Con él también trabajo durante dos años y medio en Argentinos Juniors.
Regresó a Uruguay para trabajar en Fénix, donde fue técnico de la Tercera (ganó el Clausura y el Campeonato Uruguayo) y Primera división.
Continuó su camino en Nacional de Quito en 2005 y en la selección ecuatoriana que clasificó al Mundial de Alemania 2006.
Carrabs fue contratado después por Deportivo Pereira, volvió a Nacional de Medellín, estuvo en Olmedo de Ecuador, en Danubio como ayudante técnico de Primera y técnico de Tercera, en Cerro Porteño con Leonel Álvarez en 2017 y en Cerrito durante cinco meses.
Regresó a trabajar en juveniles de Danubio, hasta que Jorge Fossati lo invitó a entrenar a los goleros de Primera, tarea que aún continúa junto a Esteban Conde.
Además, prosigue con su escuela de formación de goleros en la cancha de la Fuerza Aérea.
Carrabs recordó el día que debutó su suplente René Higuita en Atlético de Nacional. “René estaba de suplente y se había ido a comer una fritanga. Justo me echaron a mi y el loco no aparecía por ningún lado. Lo tuvieron que llamar por los altoparlantes. En ese partido me echaron porque yo me había peleado con el paraguayo Cabañas en el partido América con Nacional en Cali, y a Medellín no fue Cabañas y me la agarré con Battaglia, otro paraguayo. Íbamos ganando 2-0 y me expulsaron”.
Años después, Carrabs volvió al Junior y casi recibe un gol de Higuita: “Salió jugando y me tuve que tirar a los pies para sacarle la pelota. ‘¿A mí me vas a hacer goles?, le dijo y me contestó: ‘No socio, tranquilo, perdón, perdón y salió corriendo al arco’. Tengo muy buena amistad con él, como con Leonel Álvarez, el Bolillo Gómez”.
“Es lo bueno que te deja el fútbol, las amistades. Siempre le digo a mis hijos, podés ser bueno, malo en el trabajo, pero como persona tenés que ser buena gente y se te abren las puertas en todos lados”, expresó el exgolero.
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá