Pilipauskas disfrutando de la playa

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Del gol a Peñarol y de jugar en la élite con Atlético Madrid a la frutería: la vida de Leonel Pilipauskas

El sacrificio de entrenar y trabajar para ayudar en la casa, el paso por Atlético Madrid, Peñarol y la relación con Casal
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25 de febrero de 2023 a las 05:01

El nombre de Leonel Pilipauskas está asociado a uno de los mejores goles que se hicieron en el Estadio Centenario en los últimos 25 años: el que le marcó a Peñarol con la camiseta de Bella Vista en la final de la Liguilla 1998. Acerca de ese tanto, sobre la polémica salida de los papales, la experiencia agridulce en el Atlético Madrid y el regreso para ser campeón uruguayo con Peñarol en 2003, Pilipauskas charló con Referí y repasó su vida de sacrificio, su paso por el fútbol argentino, el retiro a los 40 años y la actualidad trabajando en un puesto de frutas y verduras mientras espera una posibilidad para dirigir.

La infancia transcurrió a pocas cuadras del estadio Jardines del Hipódromo y por eso se considera hincha de Danubio. Nació en la zona de Aparicio Saravia y Acrópolis. Jugó al baby fútbol en Danubio, en La Lata y en Primavera, equipos de la zona.

Cuando terminó la etapa infantil, se fue a probar a Danubio. Pero justo coincidió que sus padres se mudaron de barrio y se fueron a vivir a Nuevo París. "Nos quedaba a contramano y en aquella época no había mucha moneda en casa para estar pagando dos boletos", contó Pilipauskas, quien tiene dos hermanas mayores y un hermano menor.

Pilipauskas en Bella Vista, durante un partido contra Defensor

Debido a los vaivenes de la mudanza, en Séptima no pudo fichar en ningún equipo. Se probó en Liverpool y si bien le dieron el okey para continuar, prefirió irse con un grupo de amigos a una prueba de aspirantes en Bella Vista. Quedó y comenzó en Sexta su camino en los papales en 1990, el año que el club fue campeón Uruguayo de Primera división.

Entrenar y trabajar

Un recorrido complicado, en el que más de una vez se preguntó si el fútbol era una buena opción de vida. "No fue fácil, fue a base de sacrificio, voluntad y el apoyo de mucha gente que creía en mi porque me veían condiciones. Más de una vez me hice la pregunta de seguir o enfocarme a ayudar en mi casa, donde había muchas necesidades".

Durante ese tiempo trabajó en una barranca de demolición, en la construcción con amigos del barrio que le pedían una mano y en la feria durante mucho tiempo. Paralelamente intentaba cumplir con los entrenamientos, tratando de forjar su carrera en el fútbol. "Con distintos matices, porque en formativas a veces vas priorizando el llevar el peso a tu casa y tenía que faltar a entrenar a veces. Es la realidad de todos los futbolistas que están empezando. En mi caso pudo más la mentalidad positiva, creer y el sacrificio", señaló.

En formativas y en los primeros años de Primera división jugó de volante. Después, los entrenadores lo fueron acomodando de acuerdo a sus gustos y la utilidad que les podía dar en el equipo. En el equipo principal fue dirigido por Jorge "Culaca" González, Juan José Duarte y Julio Ribas. "Julio me utilizó como lateral volante en el sistema que tenía y ahí fue donde me afirmé", explicó. 

En la temporada 1999/2000 jugó en Atlético Madrid

Bella Vista armó un gran equipo, donde se juntaron jugadores con poca diferencia de edad entre ellos, que se afirmaron con la llegada de Ribas. "Un grupo precioso, somos amigos hasta el día de hoy, una experiencia de dos años en la B, con lo que implica de crecimiento, y el ascenso". Estaban entre otros Adrián Berbia, Diego Alonso, Guillermo Giacomazzi, Alejandro Lembo, Fabián Pumar, Darío Rodríguez y Jorge Casanova.

El summum de aquel equipo fue la final de la Liguilla 1998 que le ganó a Peñarol en el Estadio Centenario, con un gol (un golazo, en realidad) de Pilipauskas.

"Ese gol trascendió y trasciende hasta el día de hoy cuando se nombra mi apellido. Fue algo importante por lo espectacular y también por el resultado que dio porque ganamos la Liguilla ante un grande de Uruguay y de América. Se dio todo, el Estadio lleno, una noche hermosa para todos. Trasciende mucho, pero ya veníamos de hacer una linda campaña con Bella Vista en la A, porque es todo un combo. Ascendimos de la B a la A, entramos a la Liguilla, clasificamos a la Libertadores y cerramos un ciclo espectacular", recordó el exlateral.

A pesar del tiempo, recuerda la jugada con lujo de detalles: "Fue algo espontáneo: un lateral largo que rechazó la defensa de Peñarol, la agarró Casanova y la abrió para Pumar que había sacado el lateral, tiró un centro que le salió por abajo y rechazó el Caballo De Los Santos. La pelota tomó vuelo, yo estaba afuera del área y se me ocurrió hacer esa tijera. Había posibilidad de que la fueran a buscar afuera del Estadio, pero a veces la fortuna nos toca y ese día fue hermoso para Bella Vista y todos nosotros".

 

Pilipauskas se fue de Bella Vista después de un polémico episodio que tuvo como protagonistas al presidente del club Rodolfo Echinope y su comisión directiva, al empresario Francisco Casal y a un grupo de futbolistas incluidos en un "paquete" que Casal finalmente adquirió al club.

Los jugadores eran Alonso, Pilipauskas, Berbia, Lembo y Giacomazzi, quienes se tomaron fotos cargando y descargando garrafas de gas, representando que necesitaban trabajar: "Fue un modo de protesta ante algo injusto que estaba pasando con la directiva de ese momento. No entendían la forma de negociación que había con el representante nuestro, estaban pidiendo mucho. Éramos los jugadores del paquete y se solidarizaron Pumar, Casanova y alguno más, que estaban con nosotros. Cosas que pasan hasta el día de hoy, que tenés que negociar, buscarle la vuelta porque a veces en la negociación se pierde de vista la parte del jugador, que queda en el medio. En ese momento se llegó a buen camino porque al club le sirvió el dinero que le entraba. Quedó como anécdota pero fue una gestión que se hizo para el bien de todos", recordó Pilipauskas.

En 2003 Pilipauskas fue campeón uruguayo con Peñarol

Años después el propio jugador le hizo un juicio civil a Casal alegando que había incumplido obligaciones asumidas, pero la justicia le dio la razón al empresario. Sin embargo, Pilipauskas dice que "si hoy o mañana nos cruzamos en la calle con Francisco, seguramente nos damos un abrazo. Terminamos con alguna diferencia, pero no guardo rencor. Son cosas que sirven para crecer y le tengo respeto", señaló.

El pase a Europa y la caminata desgarrado a San Cono

El destino de Pilipauskas tras la salida de Bella Vista en 1999 fue Atlético Madrid. Firmó contrato por cuatro años, pero se quedó uno. "El equipo ya venía de un par de temporadas peleando para no descender y ese año sucedieron distintas circunstancias deportivas, sociales; fue raro. El club fue intervenido por la comuna de Madrid buscando papeles. En lo deportivo no fue bueno porque cambiamos de técnico tres veces, Claudio Ranieri, Radomir Antic y después vino Zambrano uno de la filial. Se terminó descendiendo y yo no tuve la continuidad que tenía en Uruguay, aunque como experiencia de vida estuvo buena", manifestó.

Disputó cuatro partidos de Liga y dos por la Copa UEFA. A Barcelona tenían que enfrentarlo dos veces en pocos días, pero sucedió un hecho insólito. 

En Instituto de Córdoba se identificó con el club y con la sociedad cordobesa

"Teníamos que jugar en Barcelona por Copa del Rey. Ellos tenían muchos jugadores seleccionados de Holanda y de otros  países, y estaban buscando suspender el partido. No se suspendió, nos dieron los puntos a nosotros, pero tuvimos que viajar a Barcelona, entrar a la cancha, hacer el acting para jugar. Los jugadores de Barcelona estuvieron ahí al costado de la cancha, me acuerdo de Guardiola que era el capitán, charlaron con los árbitros".

Tres días después Atlético enfrentó a Barcelona en el viejo estado Vicente Calderón. Pilipauskas fue titular, jugó 75 minutos. El equipo azulgrana ganó 3-0.

"También jugué un par de partidos por UEFA pero la continuidad de las tres competencias que se jugaron ese año no fue mucha para mi. No jugué la cantidad de partidos para tener una adaptación que es muy importante en el fútbol. El equipo descendió, yo ocupaba plaza de extranjero y en ese momento el Grupo Casal creyó productivo que yo volviera. Vine a Peñarol y estuve tres años, con Julio Ribas, con Gregorio Pérez y con Diego Aguirre, que salimos campeones", recordó.

En 2003, luego de ganarle la final del Uruguayo a Nacional, el plantel de Peñarol cumplió una promesa de trasladarse caminando hasta San Cono a 100 kilómetros de Montevideo. "Esa caminata la sufrí porque en la final entré un rato y tuve rotura fibrilar. Si bien hice parte del camino caminando, también me llevaron un poquito en auto porque estaba dolorido. Surgió esa promesa de parte de algunos integrantes del plantel que todos apoyamos. Estuvo lindo", señaló.

Otro equipo de Instituto: delante de Pilipauskas posa Bergessio

Un enfrentamiento entre José Pedro Damiani, presidente de Peñarol, y Casal, provocó su alejamiento de Peñarol en 2004. "La mayoría de los jugadores de  Paco quedamos como rehenes y tuvimos que salir. A mi me tocó jugar en Fénix, competimos en Copa Libertadores. A principio de 2005 me salió la oportunidad de ir a Instituto de Córdoba; ya no trabajaba con el Grupo y me llevaron Gularte y el Pelado Rabajda".

La identificación con Instituto

"El fútbol argentino es hermoso, tenía una edad que me permitía estabilidad en lo deportivo y llegar a Córdoba me dio equilibrio emocional porque tuve regularidad. Volví a jugar, a sentirme pleno, fueron tres años y medio ahí".

Instituto estaba en Primera y ese año se salvó del descenso en un repechaje contra Huracán. "La gente me respetaba me quería, me sentía cómodo en la sociedad, mi familia también. Me quedaron amigos y cuando puedo vuelvo a Córdoba".

Jugó un año con Gonzalo Bergessio, volvió a hacerlo con Miliki Jiménez -habían compartido en Peñarol- y coincidió con Josemir Lujambio, Deivis Barone, el Bocha Santín.

En 2008 regresó a Fénix, entonces dirigido por Jorge Giordano, y después de tres o cuatro meses en Capurro, le surgió la posibilidad de volver a Argentina para jugar en Platense, que competía en la B Nacional.

El festejo de Pilipauskas y Bergessio durante una victoria contra Racing

Tuvo un tercer pasaje por Fénix en 2011, luego jugó en Bella Vista dirigido por Diego Alonso que empezaba su carrera de entrenador. Otra etapa complicada porque debido a las deudas el club terminó descendiendo a la C.

Pilipauskas jugó luego en Deportivo Maldonado y terminó su carrera de futbolista en 2016 en Boston River, el año que el club ascendió a Primera. "Tenía 40 años y para la B la llevé bien en cuanto a lo físico. Lógicamente, más allá de la experiencia, estaba lidiando con jugadores 15 o 20 años menores. Cuando subimos a Primera mi idea era jugar seis meses y retirarme, pero no hubo quorum de parte del club. Al mismo tiempo se dio que Casanova estaba dirigiendo y me insistió que quería un ayudante".

"¿Sos vos?": su actualidad en una frutería

Recordó que luego de un fin de semana de meditación junto a su expareja, sumado a la insistencia de Casanova, se decidió a terminar con la carrera de futbolista. "Estaba haciendo el curso de técnico. No me arrepiento, tenía 40 años, 21 de carrera. Hasta el día de hoy no siento haberme retirado, más allá que a veces se extrañan cosas, pero no me pone mal. Tomé la decisión seguro que se terminaba ahí y lo disfruto de otro lugar. Estoy recibido, tuve experiencias en Liga Universitaria, con una reserva y por un equipo de la C (Artigas). Si bien no se lograron los objetivos, la experiencia fue muy positiva porque me confirmó sensaciones, que hasta que no interactúas con un plantel, no planificas, no estás en el día a día, no sabes que tal".

Mientras espera una nueva oportunidad como entrenador, Pilipauskas trabaja en un puesto de frutas y verduras, de 10 a 20 horas. 

Con Miliki Jiménez jugó en Peñarol y en Instituto

"Trabajo con mi compadre que tiene un emprendimiento de frutas y verduras con su socio, enfocado en eso que es lo que me da la solidez financiera de afrontar mis obligaciones. Soy de pensar que cada cosa que uno emprende tiene que hacerlo de la mejor manera. Depende mucho del ánimo y el carácter, desde mi punto de vista. Estoy enfocado en trabajar, tener esa solidez, esperando posibilidades de trabajo en el fútbol. Antes de ser futbolista laburé en la feria, así que no desconozco el gremio", indicó.

El exfutbolista atiende la caja y cada tanto, los clientes lo reconocen: "El que es futbolero, lo primero que me pregunta es si soy yo. La segunda pregunta o afirmación es, ¡cómo nos clavaste con aquel gol en Bella Vista! También está el que tiene el morbo de saber si el negocio es mío y me pregunta. Siempre trato de mantener un trato de ida y vuelta respetuoso, hasta con los hinchas de Nacional. Mi hija Martina es de Nacional y he ido al Parque, me miran medio ahí pero no pasa nada, y mi hijo mayor Matías es de Peñarol".

Cada tanto entrena en su casa, por el cantero de Varela o en la plaza de la Cola Cola, en Brazo Oriental. "Me sirve para sacarme el día de laburo de encima, no para quedar cuadrado", explicó el autor de aquel gol inolvidable en el Estadio Centenario.

Carrera
Como futbolista: Bella Vista, Atlético Madrid, Peñarol, Fénix (en tres oportunidades), Instituto de Córdoba, Platense, Deportivo Maldonado y Boston River. También defendió a la selección uruguaya en la Copa América 1999.
Como técnico: Asistente en Villa Española y Bella Vista, y entrenador principal en el CA Artigas, en la Primera división amateur.
Ser entrenador en Uruguay
Pilipauskas contó que uno de los problemas mayores en Uruguay es que hay muchos técnicos y pocos equipos: "Después tenés que medir el proyecto, la solidez, que te puedan dar las condiciones para poder ejercer, no es solamente ir dos horas a entrenar, sino que ocuparte de muchas cosas y tenés que verlas a la hora de aceptar una propuesta".
Además, "mientras muchos entrenadores llevan adelante una lucha interna para jerarquizar la profesión, hay otros que dejan de lado ciertos aspectos con tal de trabajar; por ejemplo que uno esté peleando por ser bien remunerado y venga otro y acepte cualquier cosa porque no depende de la entrada del fútbol".
El éxito del Bella Vista de Ribas
"Julio llegó a Bella Vista con la impronta de él, que le dio y le sigue dando éxito. Con la forma de trabajar, el grupo de trabajo que tenía, inculcándonos cosas que teníamos que trasladar a la cancha. Con su mentalidad y nuestro rendimiento diario y en la cancha, nos potenciamos tanto él como nosotros para crecer. Sin desmerecer lo que hicieron los demás técnicos con nosotros", recordó.
 
Los partidos en la selección
En 1999, Pilipauskas compitió en la Copa América de Paraguay 1999 con la selección uruguaya. "Lo más lindo que le puede pasar a un deportista es representar al país en cualquier deporte. Estuve la fortuna de estar en una Copa América, fue increíble, algo que guardo con mucho orgullo. Cuando yo tenía tres años y me preguntaban que quería ser, decía futbolista. De eso a la realidad de estar cantando el himno de tu país en una cancha, es algo descomunal", contó.

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